La OTÁN es pieza esencial del orden internacional
En esta columna se pronosticó hace 9 meses [febrero 28] que el teniente general [r] Michael G. Flynn entraría al gabinete del presidente Trump como asesor de seguridad nacional. El vicepresidente electo Mike Pence confirmó ayer que el excandidato republicano Mitt Romney podría ser el nuevo secretario de Estado. Se trata de dos altos funcionarios que garantizan juicio y seriedad en la gestión de relaciones internacionales del nuevo gobierno.
Flynn fue director de Inteligencia de Defensa Nacional entre 2012 y 2014, donde sirvió de cerca al presidente Obama. Graduado de la Escuela Naval de EU, ha publicado profusamente ensayos en los temas de relaciones internacionales y defensa nacional. Conoce en detalle las implicaciones hondas de la pertenencia estadounidense a la Organización del Tratado de Atlántico -OTÁN- sobre la cual hizo críticas el candidato Trump.
Romney, graduado de la Escuela de Leyes de Harvard, en apariencia sin mayor exposición internacional, vivió casi tres años como misionero cristiano en Francia y su travesía al frente de Bain Company como antes en Boston Consulting Group, donde fue colega de Benjamin Netanyahu, lo dotaron de la cosmovisión que demanda la Secretaria de Estado.
La OTÁN es una alianza militar intergubernamental nacida en 1949. Fuera de su enorme poder disuasivo -el gasto militar combinado de sus miembros constituye más del 70 por ciento global- y ejercicios aéreos y marítimos, ninguna operación defensiva u ofensiva se dio a lo largo de la Guerra Fría. Las primeras tuvieron lugar en la invasión iraquí en Kuwait en 1990 y 1991 y en el despliegue de alertas aéreas tempranas en Turquía en estos mismos años.
Fue durante la guerra en la antigua Yugoslavia que la OTÁN tuvo estreno militar definitivo. A raíz de la resolución del Consejo de Seguridad de la ONU en 1992 que ordenó una extensa zona de no sobrevuelo sobre Bosnia central y Herzegovina, la OTÁN tuvo el mandato de aplicar el embargo de armamentos y sanciones económicas a la República Federal de Yugoslavia. En 1994 por vez primera ejecuta su primera acción militar al derribar cuatro aviones serbios que violaron la zona prohibida. La acción de la OTÁN fue la causa determinante en el fin de la guerra yugoslava y abrió la puerta al histórico acuerdo de Dayton [1995].
Vino después la intervención en Kosovo [1990]. Y tras los ataques al World Trade Center en Nueva York, el presidente Bush II invoca la primera vez el artículo 5 de la Carta de la institución que obliga interpretar cualquier ataque contra uno de sus miembros contra los restantes. La aplicación de esta disposición abrió las intervenciones en Afganistán a partir de 2001, en el Golfo de Adén para enfrentar la piratería somalí y en Libia en 2011.
Trump candidato dijo que su país no podría seguir pagando por la defensa de los miembros europeos y el único asiático [Turquía] de la organización. Pero aquí cabe recordar que el tratado fundacional contiene una fórmula de financiación para los 28 miembros, basada en el PIB de cada país. No se trata de que EU se encuentre, en sacrificio unilateral, sufragando gasto de otros.
Ahora, como nunca antes desde el fin de la Segunda Guerra, de cara a la amenaza terrorista islámica, la OTÁN corrobora con miles de razones su vigencia. Paradójicamente fue una administración republicana -no un país europeo- quien primero invocó el artículo 5.
El general Flynn, sin duda, lo sabe: la O TÁN es piedra angular de la paz global.
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Esta columna dejará de aparecer hasta la tercera semana de enero por razón de ocupaciones profesionales en el exterior y, con posterioridad, vacaciones del autor. Deseos anticipados de Feliz Navidad y buen 2017 a mis lectores.