Rayaba el mediodía en Palmera, un corregimiento del municipio de Caño Indio, en el Catatumbo cuando comenzamos la ceremonia de entrega de una obra de placa huella: 320 metros en los que se invirtieron $134 millones de pesos. Esa placa huella beneficia a más de 2 mil personas de 30 veredas que transitan la vía, que llega hasta el río Catatumbo. Es una de las rutas que las comunidades y sus líderes de grupos motores, priorizaron en el Programa de Desarrollo con Enfoque Territorial, PDET, para esta zona de Norte de Santander. En esos planes se encuentran, también, las aspiraciones de las víctimas de la violencia.
Celebramos primero que los recursos, aportados por la Agencia para la Reincorporación y la Normalización, ARN, fueron impecablemente administrados por la Junta de Acción Comunal. Floresmiro Alfonso, presidente de la Junta de Acción Comunal de Palmera, agradeció el modelo de Fortalecimiento Comunitario de la ARN, como el camino para unir a las comunidades y generar beneficios para todos.
Luego, Dairo Alberto Vallejo, quien combatió en un frente de las Farc durante 30 años y hoy es coordinador del Antiguo Espacio Territorial en Caño de Indio (AETCR) y representante legal de la Cooperativa Multiactiva de Compra y Venta del Catatumbo, Comprocat dijo que “…esto es un logro porque tenemos esta placa huella y el Ejército nos apoyó en más del 50% de la construcción. Estamos mostrando que todos podemos trabajar en el progreso de la comunidad”. Sus palabras generaron aplausos.
En ese mismo ánimo, un par de horas después, en el AETCR de Caño Indio, el General Marcos Pinto Lizarazo, Comandante de la Segunda División del Ejército, resaltó la misionalidad del programa de Fe en Colombia, ahora alineado con el PDET para apoyar las obras para las comunidades. “Debemos respaldar el trabajo para que la inversión social llegue a la gente, en especial en zonas golpeadas por el narcotráfico. Nos sentimos orgullosos del trabajo que se entrega hoy. Es un primer peldaño de muchas cosas que debemos construir entre todos”.
La presencia activa de las comunidades en la placa huella y en el AETCR es un acto de gran valor alrededor del pilar de la reconciliación. Son personas que dejaron atrás las diferencias y ahora están unidas en torno a propósitos comunes de bienestar, que se escuchan, se entienden, se ponen de acuerdo y están dispuestas a avanzar.
Es de la esencia de la política de Paz con Legalidad, escuchar a las víctimas, promover su reparación y vincularlas a un proceso irreversible para transformar sus condiciones de vida. Con esto que ocurrió en Tibú, reivindicamos la reconciliación como una poderosa herramienta en la construcción de paz.
* Consejero Presidencial para la Estabilización y la Consolidación