Un milagro social | El Nuevo Siglo
Domingo, 25 de Agosto de 2024

El pasado 17 de abril tuve la oportunidad de conversar con el Padre Diego Jaramillo Cuartas, de la Congregación de Jesús y María, cjm y presidente de la obra social y evangelizadora denominada Organización Minuto de Dios, acerca del trámite para la beatificación del padre Rafael García-Herreros, que se adelantó en la Diócesis de Engativá, denominada fase diocesana de la Causa, que se inició el 3 de octubre de 2014, por ser la jurisdicción en la cual vivió hasta su muerte el actual Siervo de Dios, que es el título que le compete después de iniciarse la causa que lo llevará a ser venerable, luego beato y posteriormente santo.

Para la beatificación, es necesario un milagro, relacionado con temas de la salud, sin embargo, aunque las disposiciones las fija en Roma, tanto el Papa como el Dicasterio para las Causas de los Santos, se me ocurrió decirle a Jaramillo, que lo que se podría presentar para adelantar el proceso, sería hablar de un “milagro social”.

García-Herreros Unda (que era su segundo apellido, pues el primero es compuesto), fue miembro de la Comunidad Eudista, que se caracterizó en el siglo XX por trabajar por la dignidad de las personas, la justicia social, el desarrollo integral, la paz y la renovación espiritual.

Ahora, la postuladora de origen argentino, quien lleva la causa en Roma, Silvia Mónica Correale, junto con el vicepostulador, padre. Iván Díaz, cjm, de acuerdo con las actas del proceso y el trabajo que en su momento realizó la Comisión de historiadores: el padre Alberto Gutiérrez, S.J., Norma Constanza Reyes y Antonio Cacua Prada, encargada de elaborar la contextualización histórica del Siervo de Dios, que juntamente con los 33 tomos de las obras de García-Herreros fueron compiladas por el padre Jaramillo Cuartas.

¿En qué consiste ese “milagro social”? a través de su obra “El Minuto de Dios”, con programas de vivienda, educación, organización comunitaria, capacitación para el trabajo, atención a población vulnerable y atención a personas y familias afectadas por desastres naturales. Esas labores llevaron a que se le conociera como “el Tele-Padre” y “el ministro de Hacienda de los pobres”.

Lo que conocemos como “El Minuto de Dios” no solo es el programa de televisión continuo más antiguo del mundo, sino que, a través de él, se comenzaron a desarrollar campañas como “El centavo de Dios” y eventos como el “Banquete del Millón”, que se ha replicado en diferentes lugares del país, con diferentes propósitos de ayuda, dando vivienda a más de 50 mil familias en Colombia, educación a más de cien mil jóvenes, así como asistencia espiritual a millones de personas a través de la reflexión diaria televisada y con la Renovación Católica Carismática.

Todo suma para el milagro social que le falta a la beatificación, pues cuando en 1956 comenzó el barrio Minuto de Dios, el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) lo consideró modelo de erradicación de la pobreza y hoy es un centro comercial, educativo y cultural pujante en el occidente de Bogotá.