Cuando tenemos un propósito en la vida y eso sirve también para ayudar a otros, podemos cambiar a la humanidad. Así, seremos como una luz que nunca se apaga y, eso nos permite acordarnos de Arquímedes, quien con su invento de la palanca movió al mundo.
La coyuntura nos ha exigido este año a todos un mayor grado de exigencia, así como de resiliencia para asumir y superar los retos juntos, tanto a nivel personal, como profesional, social y familiar.
Así, en el marco de las perspectivas de reconfiguración del mundo, el rol de la educación, en todos los niveles, es uno de los pilares fundamentales de la reactivación de una sociedad nueva, tomando como referencia las nuevas dinámicas de la enseñanza, donde todos los estamentos vinculados, debemos asumir acciones responsables para mitigar los efectos de la pandemia y mantener el fomento de la cultura emprendedora y de la reactivación de la vida con autocuidado.
El camino de una nueva sociedad, así como de nuevo país, lo trazan ahora la educación, la ciencia, la tecnología y la innovación, buscando que cada día las personas sean más capaces para tomar buenas y mejores decisiones.
Sabemos, sin embargo, que la infraestructura tecnológica, el bienestar y la conectividad son para muchos, a nivel mundial, una gran preocupación, incluso mayor que los costos de las matrículas. Tal preocupación, podrían tenerla las personas en nuestro ámbito nacional, cuestión de la que no somos ajenos, pero, debemos comprometer a los sectores público y privado a tener una oferta competitiva frente al mercado y generosa en calidad.
En la educación, ahora cobra nueva vigencia la relación universidad – empresa, porque debemos ser conscientes que hay una gran necesidad de integrar emprendedores de la vida real a la academia con experiencia y no sólo con conocimiento educativo; por eso, en diversas carreras, debemos integrar la participación de empresarios, para que colaboren con nuestros proyectos educativos, y contribuyan a impulsar a los estudiantes a la creatividad, la experimentación, la observación, la responsabilidad y la resolución de problemas, para gobernar el futuro con calidad.
Debemos ser y ejercer una verdadera Cátedra viva de transparencia en nuestro correcto proceder. La rectitud y la honestidad son el mejor camino para ser reconocidos y exitosos, en contra de la sintomatología social de la falta de ética, de la ventaja indebida, de la “jugadita”, de la corrupción, del clientelismo y de tantas otras pandemias, esas sí permanentes, como lo son la envidia y la cultura del descarte.
Asumo por un quinquenio la dirección de una Institución de Educación Superior, que está marcada por tres pilares: disciplina, ética y trabajo, que los encuentran aquí y que los verán en este nuevo rector, pues la triada descrita, en la Institución Universitaria Colegios de Colombia -Unicoc-, es armónica y está articulada para decirles #Tufuturonoestaencuarentena y, con Ustedes, profesores, estudiantes, administrativos y egresados, para con esta comunidad, seguir generando conocimiento y, como lo dice Barack Obama, tener “la audacia de la esperanza”.