TENIENDO en cuenta que los fondos de los Presupuestos Máximos (PM) son asignados previamente por el Gobierno a las EPS, la planificación de estos recursos sigue siendo un reto; principalmente porque persisten problemas en la definición de la metodología para establecer dichos valores y su gestión.
Al cierre del presente año se habrá acumulado una faltante de financiación de servicios y tecnologías por $3 billones de pesos. En 2025, para no continuar acumulando deudas en el sistema por concepto de PM, se requeriría un aumento del 20% para cubrir este concepto, es decir, hay una necesidad presupuestal de entre los $4,8 y $5 billones.
Al respecto, Diana Cárdenas, economista y exviceministra de Protección Social, presentó el estudio “El financiamiento del sistema de salud: Presupuestos Máximos” y afirma: “Nadie elige nacer con una enfermedad huérfana, pero todas las personas tienen derecho a una atención médica digna y a medicamentos especializados, seguros y eficaces. Aunque estas enfermedades son poco frecuentes, impactan profundamente la calidad de vida de quienes las padecen y de sus familias. Por ello, es fundamental que el Estado implemente estrategias que garanticen el acceso a medicamentos innovadores, asigne los recursos necesarios y fomente la investigación científica. Solo así será posible ofrecer un cuidado integral y equitativo que no deje a nadie atrás”.
También se advierte que, en el contexto de la discusión sobre la reforma a la salud, hay un tema clave que aún no se ha debatido: mientras los medicamentos para enfermedades huérfanas han ido perdiendo participación en el rubro de los Presupuestos Máximos, la demanda de productos y servicios complementarios (pañales, cuidadores y transporte), ha aumentado, concentrando hoy el 37% de los PM, sin que se haya definido claramente quién debe financiarlos o el valor que se les debe asignar.
Sobre los productos y tecnologías de innovación, el estudio destaca varios desafíos: la falta de claridad en la forma de acceder a las tecnologías e insumos cubiertas dentro de los PM, así como de los mecanismos de financiamiento, lo cual afecta la disponibilidad de tratamientos para los pacientes y la gestión por parte de las EPS de estos recursos.