Por estos días conocimos el informe Planeta Vivo 2020 elaborado por WWF y la sociedad Zoológica de Londres. Sus hallazgos no pueden ser más desalentadores: en los últimos 50 años acabamos con el 68% de las poblaciones de mamíferos, aves, anfibios, reptiles y peces; es una noticia que nos debe preocupar a quienes nacimos en los 70´s porque en nuestro ciclo de vida, seremos espectadores de los mayores esfuerzos por conservar el medio ambiente que nos ha permitido vivir por algo más de diez mil años en las condiciones que conocemos o tirando por la borda todo lo construido por la naturaleza en los últimos cuatro mil quinientos millones de años.
Sorprende que el lugar que mayor biodiversidad ha perdido en este tiempo sean las regiones subtropicales del continente americano, de las cuales hace parte Colombia, con un acumulado del 94%, debido especialmente a la alteración de praderas, sabanas, bosque y humedales, la sobreexplotación de las especies, el cambio climático y la introducción de especies exóticas. Una gran tragedia porque en esta zona se encuentran cuatro de los países más megadiversos del mundo: Brasil que es primero, Colombia segundo, Perú sexto y Ecuador, noveno.
Cacareamos en todos los escenarios del mundo ese lugar destacado, somos una potencia en biodiversidad, somos el primer país en aves y orquídeas; el segundo en plantas, anfibios, mariposas y peces dulceacuícolas; el tercero en palmas y reptiles y el sexto en mamíferos. Tenemos registradas 58.312 especies entre vertebrados, invertebrados, plantas, algas y líquenes sin contar los microorganismos. En nuestro territorio hay 520 especies de mamíferos, 1.999 de aves, 849 anfibios, 743 reptiles y 4.013 peces, 2.574 marinos y 1.439 dulceacuícolas.
En nuestro suelo viven 9.333 especies endémicas, es decir son nuestra exclusiva responsabilidad mantenerlas, son únicas en el mundo: 6.383 plantas, 1.467 orquídeas, 367 anfibios, 350 mariposas, 311 peces dulceacuícolas, 115 reptiles, 79 aves, 47 palmas y 34 mamíferos.
La miopía de nuestros dirigentes no les permite entender que uno de los pilares del desarrollo sostenible en los próximos treinta años es la biotecnología, que no es otra cosa que la tecnología usando sistemas biológicos y organismos vivos para crear y modificar productos necesarios no solo para el país sino para el mundo, es el futuro inmediato de la mano con la infotecnología. Aquí seguimos apostándole a la megaminería, a la explotación de combustibles fósiles, a los monocultivos, a la ganadería extensiva, con la misma intensidad como si el mundo no exigiera un cambio de rumbo, de espaldas a las necesidades reales.
La Constitución de 1991 es ecológica, bien intencionada, muy a su pesar seguimos perdiendo biodiversidad a manos llenas, tenemos en jaque nuestras fuentes de agua, seguimos fragmentando los ecosistemas, poco hacemos para ponerle límite a la frontera agrícola y ganadera, el cemento sigue conquistando humedales. No podemos contener la glotonería, los abusos y el deprecio por la biodiversidad, necesitamos renovar nuestro pacto con la naturaleza y podérsela legar a la generación futura.
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