VICENTE TORRIJOS R. | El Nuevo Siglo
Martes, 16 de Septiembre de 2014

CHCV (I) 

 

Para contribuir a las reflexiones sobre el alcance y los límites de la Comisión Histórica del Conflicto y sus Víctimas, CHCV, instalada por la Mesa de negociación entre el Gobierno Nacional y las Farc, en La Habana, el 21 de agosto, se publica la siguiente entrevista en dos entregas que refleja un punto de vista estrictamente personal.

¿Por qué se conformó y cuál es la importancia de la Comisión Histórica y de Víctimas del Conflicto?

En muchas ocasiones, las partes se enfrascan en una negociación y repentinamente perciben la necesidad de entender mejor el conflicto sobre el que están dialogando. Hay saturación de información y se pierde la perspectiva, así que replantear el "antes", el "ahora" y el "después" es lo que le da sentido a la negociación de un conflicto armado.  

Por eso la Comisión tiene término fijo: sesionará hasta diciembre y no más.  La Comisión no puede ser un pretexto para dilatar la negociación propiamente dicha.

¿Por qué es necesaria la presencia de un politólogo en la Comisión?

Más que de la presencia de un politólogo, se trata de un reconocimiento al trabajo metódico, sostenido y difundido del claustro rosarista, de los académicos dedicados al estudio de los conflictos en todo el país, y al esfuerzo que hemos hecho en las facultades de Ciencia Política y Relaciones Internacionales por interpretar la guerra y repensar la realidad del país.

¿Es realmente autónoma esta Comisión ?

Absolutamente, porque ella no obedece a los intereses ni del Gobierno ni de las Farc, aunque, como es apenas natural, cada comisionado tiene sus propias y muy marcadas tendencias ideológicas. No en vano, seis de ellos fueron designados por la guerrilla y seis por el Estado. Obviamente, yo fui nominado por el Estado.

¿Qué espera lograr como académico dentro de la Comisión?

Es muy útil conocer las perspectivas que tienen otros sectores de la vida académica, pero también las expectativas de los gremios, las iglesias, los medios de comunicación, las agrupaciones de víctimas y, por supuesto, el contraste entre la visión personal y las visiones del Gobierno Nacional y la dirigencia guerrillera.  

En definitiva, me siento como si fuera una especie de cartógrafo del conflicto, trazando rutas, definiendo límites y comprendiendo mejor los espacios y sus ocupantes.

Continuará.