Vicente Torrijos R. | El Nuevo Siglo
Martes, 15 de Septiembre de 2015

”Improvisación en manejo de crisis con Venezuela”

PLANETARIO

Diplomacia efervescente

 

La  primera gran equivocación del gobierno Santos en el manejo de la crisis con Venezuela ha sido la improvisación. Sembrando la sensación de que ni siquiera sabe con certeza cuál ha sido el origen de todo el tejemaneje, ha dado palos de ciego en un sentido y el otro.

De hecho, pensó que el asunto podían superarlo las cancilleres, pero al constatar que no, empezó a lanzar perdigones por doquier. Que la OEA, con sus lamentables resultados. Que Unasur sí, pero después que no. Que la OIM, sin trascendencia alguna. Y hasta la Corte Penal Internacional, iniciativa que se desinfló por lo inconsistente y peregrina. Incluso ha llegado a imitar al dictador elevando el tono mediante discursos explosivos, cuando la verdad es que en el campo de la piromanía, a Maduro nadie consigue hacerle sombra.

La segunda equivocación ha sido confundir el diálogo con la negociación. 

Cuando dos antagonistas (democracia y dictadura) entran en crisis, lo normal es que se procure el diálogo entre las partes para descubrir las claves del problema e, identificadas esas claves, se evalúa la viabilidad de pasar a negociaciones concretas. Como es apenas natural, el diálogo ha de darse sin condiciones que lo impidan, a diferencia de las negociaciones, que pueden basarse en el cumplimiento de algunas premisas insoslayables. En otras palabras, cuando el Jefe de Estado impuso tres condiciones para abrir el diálogo, lo que hizo, en realidad, fue cerrarlo y prolongar inoficiosamente la superación de la cuestión coyuntural. Y no solo porque Maduro, en su paranoia ancestral, las haya interpretado como amenazas, sino porque tales condiciones constituyen, en la práctica, una agenda de prenegociación: corredores humanitarios, restitución de bienes y protocolos de repatriación.

Por último, la tercera gran equivocación ha sido la de confundir la resolución de la crisis con la del conflicto. 

Para ser prácticos, el gobierno Santos tardó período y medio en descubrir que sus nuevos mejores amigos son, realmente, los mismos adversarios que con su proyecto revolucionario continental atentan contra el interés nacional desde hace 15 años.

En resumen, si agobiado por el drama estratégico, Santos accede a las pretensiones de Maduro, tendrá que reconocer que solo estaría “superando” la crisis, pero que el conflicto entre los dos sistemas (incluyendo a las Farc y al Eln) no solo permanecerá intacto sino que, a medio y largo plazo, se habría exacerbado con penosas e incalculables consecuencias.