VICENTE TORRIJOS R. | El Nuevo Siglo
Martes, 15 de Mayo de 2012

Coltán

 

El coltán es uno de esos minerales raros que tanto escasean y que todo el mundo está buscando afanosamente, a toda costa.

Pasa lo mismo que con el uranio en materia nuclear, o con el litio, por el uso que tiene en cuestiones electrónicas.

El coltán es punto aparte porque se requiere para todo lo que tiene que ver con la era de la información. Y, al parecer, en Colombia hay bastante. Bastante como para abrir el apetito de mucha gente si se tiene en cuenta que una toneladita cuesta la friolera de medio millón de dólares.

En la práctica, estamos rodeados de coltán, sólo que no lo sabemos. Todos los computadores, teléfonos celulares, circuitos electrónicos, necesitan del mineral porque conduce muy bien, acumula energía en grandes cantidades y resulta insustituible en la investigación relacionada con las comunicaciones y las nuevas tecnologías informáticas.

Para decirlo en otros términos, el coltán es la clave de la revolución digital, el motor del desarrollo tecnológico, pero, sobre todo, un verdadero dolor de cabeza.

De hecho, 80 por ciento de este metal gris oscuro se encuentra en la República Democrática del Congo, uno de los países más conflictivos del globo, cuna de los “diamantes de sangre”.

Y con el coltán sucede algo parecido. Como se extrae artesanalmente, del mismo modo que el oro, pulula la minería ilegal, de tal manera que en su extracción y comercialización impera la criminalidad tanto en niveles individuales como grupales, involucrando no sólo a gobiernos sino también a transnacionales.

Curiosamente, el otro país en donde se halla más coltán es Brasil. Se calcula que ahí está 10 por ciento del que dispone el planeta. Y por proximidad geográfica, todo apunta a que Guainía, Vaupés y Caquetá tienen enormes reservas.

De hecho, uno de los puntos clave en la agenda de la visita del presidente Santos a China fue ese. Los chinos se mueren de ganas por el coltán colombiano. Y aunque el Gobierno se ha apresurado a dejar claro que no otorgará títulos mineros sobre este recurso estratégico, ya más de uno debe estar en el negocio, empezando por el bloque Sur y el bloque Oriental de las Farc.

En resumen, si ya hay congresistas dispuestos a legalizar los cultivos de hoja de coca convirtiendo al cartel de las Farc en una de las multinacionales más poderosas del mundo, no debería extrañarnos que en pocos meses la República Popular China tenga que negociar el coltán no ya con el ministro de Minas sino con los propios “Márquez”, “Romaña” y “Timochenko”.