Víctor G Ricardo | El Nuevo Siglo
Miércoles, 20 de Enero de 2016

LINEAMIENTOS PAPALES

¡La felicidad!             

“Ser feliz es encontrar fuerza en el perdón”

 

Hace unos meses el Papa Francisco, durante su visita a Cuba, envió al mundo un mensaje que no puede pasar desapercibido por su profundidad y cátedra de la vida.  Decía entre otras cosas:


"Puedes tener defectos, estar ansioso y vivir irritado algunas veces, pero no te olvides que tu vida es la mayor empresa del mundo. Sólo tú puedes evitar que ella vaya en decadencia. Hay muchos que te aprecian, admiran y te quieren. Me gustaría que recordaras que ser feliz no es tener un cielo sin tempestades, camino sin accidentes, trabajos sin cansancio, relaciones sin decepciones. Ser feliz es encontrar fuerza en el perdón, esperanza en las batallas, seguridad en el palco del miedo, amor en los desencuentros. Ser feliz no es sólo valorizar la sonrisa, sino también reflexionar sobre la tristeza. No es apenas conmemorar el éxito, sino aprender lecciones en los fracasos. No es apenas tener alegría con los aplausos, sino tener alegría en el anonimato.”

 

“Ser feliz es reconocer que vale la pena vivir la vida, a pesar de todos los desafíos, incomprensiones, y períodos de crisis. Ser feliz no es una fatalidad del destino, sino una conquista para quien sabe viajar para adentro de su propio ser. Ser feliz es dejar de ser víctima de los problemas y volverse actor de la propia historia. Es atravesar desiertos fuera de sí, más ser capaz de encontrar un oasis en lo recóndito de nuestra alma. Es agradecer a Dios cada mañana por el milagro de la vida. Ser feliz es no tener miedo de los propios sentimientos. Es saber hablar de sí mismo. Es tener coraje para oír un "no". Es tener seguridad para recibir una crítica, aunque sea injusta. Es besar a los hijos, mimar a los padres, tener momentos poéticos con los amigos, aunque ellos nos hieran.”

 

“Ser feliz es dejar vivir a la criatura libre, alegre y simple, que vive dentro de cada uno de nosotros. Es tener madurez para decir 'me equivoqué'. Es tener la osadía para decir 'perdóname'. Es tener sensibilidad para expresar 'te necesito'. Es tener capacidad de decir  'te amo'. Que tu vida se vuelva un jardín de oportunidades para ser feliz..." 

 

Todas estas reflexiones profundas y verdaderas deberían estar presentes en nuestros compatriotas, muchos de los cuales ve uno prepotentes, creyéndose dioses sin mirar sus carencias y debilidades.  Hay quienes incluso se creen, además de portadores de la verdad que ellos mismos han creado y falseado, dueños de los intereses nacionales.

 

Qué bueno sería que cada uno dentro de su propio ser se mirara hacia adentro y tuviera el suficiente valor de reconocer sus errores y encontrarse no con su vanidad y prepotencia, sino con su propio ser y así lograr tener la capacidad de perdón antes que la historia se encargue de ponerlos en sus propias perspectivas históricas.