¿En el lugar equivocado?
La llegada de Gustavo Petro al Palacio Liévano ha despertado mucha expectativa, no sólo por su pasado en armas, su tono izquierdista y su falta de experiencia gerencial, sino por su discurso, calificado de irreal por algunos, de burgués por otros y de populista por otros más; en especial por aquellos que apoyaron la candidatura de Enrique Peñalosa. Lo que sí nadie ha podido poner en duda es la disciplina, la inteligencia, la valentía y la integridad de las que ha hecho gala el nuevo Alcalde, particularmente en su paso por el Congreso de la República.
Como simpatizante que he sido de Petro en este proceso, yo era uno de los que esperaban con mayor curiosidad los nombres de su equipo para adelantar la ardua labor que le espera. A mi modo de ver, hubo algo si no de improvisación, de impuntualidad, en el anuncio de sus compañeros de trabajo, pues considero que ese debió ser el primer acto de su administración.
Finalmente, tras casi 30 horas de suspenso, el propio Alcalde presentó a sus colaboradores y colaboradoras, en proporciones iguales. Para la mayoría de bogotanos se trata de caras extrañas, o si se quiere, frescas, que llegan a renovar la administración y el destino de la ciudad. Unos académicos, otros técnicos; todos, al parecer, gente capaz.
Sin embargo, me llamó la atención la designación de María Fernanda Rojas como directora del Instituto de Desarrollo Urbano. Todos sabemos que el IDU es una entidad que atraviesa por un momento muy delicado, no solo por los escándalos de corrupción en los que se han visto involucrados varios de sus funcionarios, sino por el colapso de la ciudad en materia de infraestructura.
María Fernanda Rojas carece por completo de experiencia en temas como urbanismo, ingeniería, arquitectura o administración, esenciales para su despacho. Ella es una periodista de la Universidad de la Sabana, con algunos estudios de comunicación en México y varios cursos, diplomados y seminarios, básicamente de formación política.
Quienes la conocen la definen como una mujer muy pila, rigurosa en sus temas y que aprende rápido. También destacan que fue la mano derecha del concejal Carlos Vicente de Roux en las denuncias del cartel de la contratación y conoce muy bien los entresijos del IDU. Pero, sin ánimo de demeritar sus logros, me pregunto si en este momento será la persona más adecuada para dirigir semejante monstruo. ¿El hecho de que haya destapado los malos manejos en esa institución la hace idónea para dirigirla? Sería como nombrar a un fiscal que descubre unos falsos positivos como ministro de Defensa; o a Daniel Coronell, por sus denuncias de Agro Ingreso Seguro, como ministro de Agricultura.
Por el bien de mi ciudad, espero estar equivocado y que María Fernanda no termine convertida en protagonista de un comercial de Davivienda.
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