Voucher educativo | El Nuevo Siglo
Martes, 16 de Noviembre de 2021

Colombia lleva tres años consecutivos con el presupuesto más alto en la historia en educación, sin embargo, eso no se traduce en calidad. En todas las pruebas internacionales que miden el estado educativo de nuestros niños nos va relativamente mal, muchos de los graduados de colegios públicos que tienen el privilegio de acceder a la educación superior rápidamente encuentran que están rezagados al compararse con sus otros compañeros, y en términos generales tenemos una generación con muchos jóvenes que no saben leer y escribir bien, es decir con pensamiento crítico y capacidad de análisis.

El culpable tiene nombre propio y hay que decirlo sin vacilaciones, la Federación Colombiana de Docentes “Fecode”. Este sindicato se ha opuesto históricamente a diferentes políticas públicas que buscan medir su calidad, odian que los evalúen, y mucho más que implementen programas de incentivos para premiar a los buenos maestros y castigar a quienes no lo hacen bien. Exigen altos presupuestos que nadie sabe a dónde se van, claramente no es al bienestar y progreso académico de los niños (quizás sea a los bolsillos de algunos pocos), pero odian que se exija mayor calidad.

Cambiar esta situación es casi imposible para cualquier gobierno, cualquier iniciativa que busque que los niños reciban una mejor educación será bloqueada de manera inmediata y si logra tener aceptación en el Congreso o con tomadores de decisión, inmediatamente salen a paro nacional afectando aún más a las nuevas generaciones de colombianos.

La situación se pone peor cuando se revisan los contenidos que este sindicato sugiere (obliga) a dictar en los colegios, están llenos de alto contenido ideológico y político, los obligan a pensar como ellos y eliminan de tajo cualquier posibilidad de tener pensamiento crítico.

Ya está siendo demasiado tarde, urgen medidas y políticas públicas que solucionen este flagelo de toda una generación. ¿Qué se puede hacer?

Libertank, basándose en modelos de países exitosos como Chile y Suecia, publicó en su documento “Tres propuestas para el crecimiento y el empleo” una interesante iniciativa llamada “Voucher educativo”. Se trata de un cheque condicionado que gira el Gobierno a cada familia en condiciones de pobreza con un solo uso en educación para sus hijos. Así, las familias pueden escoger libremente el mejor colegio para sus hijos, los públicos podrían competir con los privados y esa competencia por los estudiantes obligaría a mejorar la calidad, introducir un verdadero bilingüismo y a tener técnicas pedagógicas de vanguardia.

Hoy un padre de familia tiene que matricular a sus hijos en el colegio público donde “tengan cupo”, sin importar si tiene bilingüismo, si es fuerte en STEM, o si su infraestructura se está cayendo. Es donde toque y no donde quiera. Nadie sabe mejor cuál es la mejor educación para los niños que sus familias. Pongamos a competir a la educación que al final los ganadores serán una nueva generación de colombianos.

Carlos y Erica tienen a su pequeña hija Ana, hoy les toca matricularla en el colegio del barrio en donde no hay bilingüismo, la infraestructura está en mal estado y continuamente hay escándalos de corrupción. Con un voucher educativo podrían hacer un esfuerzo adicional con los ingresos de ambos y matricular a Ana en un colegio bilingüe, con buena infraestructura y que constantemente esté midiendo la calidad. Sin duda dejarán a Ana un mejor futuro.