Se dieron a conocer los seis puntos de la agenda para las conversaciones de paz entre el Gobierno y la guerrilla del Eln en la ciudad de México, que son: la participación de la sociedad en la construcción de la paz, la democracia para la paz, las transformaciones para la paz, las víctimas, el fin del conflicto armado y el plan general para la ejecución de los acuerdos.
De inmediato salieron expertos exnegociadores de anteriores gobiernos a criticar el comienzo del diálogo, pues sobre la dejación de las armas no hay compromiso claro, el tema quedó incluido en el punto 5.6 de forma muy genérica: “(se abordará) En el marco de las nuevas circunstancias generadas por este proceso, la construcción de un acuerdo sobre las armas del Eln, en sincronía con la estrategia para superar la violencia y neutralizar el armamentismo y el belicismo”. Con razón señaló el exnegociador con las Farc “Se observa que hay un lenguaje vago”. Perfectamente podría suceder, que sigan negociando armados y hasta que sigan armados después de firmar la paz.
Incluso, las críticas se personalizaron al punto que el ex negociador, le envió una misiva donde le reclama al líder gremial por haberse opuesto al acuerdo de paz con las Farc, mientras ahora pacta puntos más preocupantes con Eln.
Otro punto alarmante, es que por cada ciclo se llegue a unos pactos con la guerrilla, acuerdos parciales; diferente al método utilizado en La Habana bajo el principio de “nada está acordado hasta que todo esté acordado”.
No fue fácil llegar a este acuerdo de agenda, objeto de fuertes debates entre los negociadores, pero al fin lograron culminar la redacción que, de todas maneras, está llamada a generar más polémica en el país, en la medida que por parte del Eln no se aceptó reconocer a Colombia como un Estado Social de Derecho. Esto significa, ni más ni menos, que de entrada, no aceptan la legitimidad del Estado colombiano; mientras se incluyó en la agenda “el reconocimiento político y jurídico del Eln como organización político-militar rebelde”.
Llama la atención la ausencia del componente de justicia en la agenda de discusión; pareciera que el punto no tiene relevancia, al no ameritar siquiera un punto expreso. Podrá decirse seguramente que está implícito en cualquiera de los demás difusos enunciados. No obstante, no señalar en forma expresa, que debe haber justicia y reparación para las miles de víctimas que han padecido la acción de la guerrilla por delitos, de secuestro, extorsión, asesinato, incluyendo por supuesto, los soldados de la escuela de caballería que fueron asesinados vilmente, no puede ser otra cosa que un mal comienzo.
Se anuncia un segundo proceso de paz con las disidencias de las Farc y se apresura el Fiscal a suspender las órdenes de captura de 19 integrantes que actuaran como voceros en las negociaciones, once de los cuales firmaron los acuerdos con las Farc de La Habana. ¿Y dónde quedó el principio de la no repetición que se encuentra en la Constitución?