Lo que está claro es que doña Yolanda Díaz, que ha montado su campaña ciertamente bien, por ahora, va a ser, de una u otra manera, la 'número dos' del socialismo que lidera Pedro Sánchez. Lo que no está claro es quién va a ser el/la 'número dos' de Yolanda Díaz: si fuesen Irene Montero o Ione Belarra, adiós al 'efecto Sumar', porque restarán.
El paisaje tras la batalla -o lo que fuese- parlamentaria se traslada ahora a una sala madrileña, donde el domingo 2 de abril, que es domingo de Ramos y en el que ya muchos españoles han iniciado la fuga vacacional, la vicepresidenta y ministra de Trabajo va a lanzar 'urbi et orbi' su proyecto político, que pasa de ser un movimiento de escucha a un partido de acción. ¿Podrá seguir siendo entonces la teórica 'número tres' del Gobierno socialista? ¿Se debería romper la coalición, dado que en la teoría ambas formaciones, PSOE y Podemos, se convierten en claros rivales electorales?
No creo que nadie quiera romper la coalición. Sí creo que todos quieren romper Podemos, un partido en el que doña Yolanda ni ha militado ni, a este paso, militará nunca. De que se recomponga o, más probable, se rompa el campo 'morado' va a depender nada menos que quién nos gobernará a los españoles desde 2023 hasta 2027, si todo transcurriese normalmente, que en España eso es mucho transcurrir.
¿Tanta importancia tiene lo que haga o deje de hacer Yolanda Díaz? Pues claro. Si logra formar un grupo parlamentario de, digamos, cuarenta o cincuenta escaños, puede hacer mayoría, con la mano que echen los catalanes de ERC, los vascos de PNV y Bildu, esos escaños sueltos de la España vaciada y el PRC que nunca faltan, para gobernar con los socialistas. Si no, que Feijoo dé por segura su victoria, apoyado, de lejos y desconcertadamente, por las huestes de Abascal, que tengo para mí que se ha dejado muchas plumas en la moción.
Así que ahora le toca brillar a Yolanda Díaz, que tendrá que ofrecernos -lo hará, pero ¿convencerá? - un programa muy sólido de justicia social, moderación y transversalidad dentro de sus postulados de izquierda. Ella tiene que hacer olvidar su militancia en el Partido Comunista, aunque siga, no como Tamemes, en las filas del partido que engrandeció Carrillo. Un partido hoy pequeño, pero bastante estructurado: nunca el PCE dejó de estarlo.
Díaz es figura personalmente atractiva, a la que siempre se la ve con una sonrisa excepto cuando tiene cerca a Irene Montero o a Belarra. O al mentor de ambas, Pablo Iglesias, naturalmente, que se ha erigido en el enemigo público número uno, desde sus sin duda influyentes tribunas periodísticas - ¡él, que tanto ha denigrado al periodismo, periodista! -, de las posibilidades de liderazgo de la izquierda-de-la-izquierda por parte de Yolanda Díaz: la considera 'demasiado integrada' en las filas del sanchismo.