La policía china sigue utilizando ampliamente la tortura, denunció Human Rights Watch, que asegura haber "escuchado relatos terribles", a pesar de que China asegura respetar el Estado de derecho.
"Pese a las reformas emprendidas desde hace algunos años, los policías chinos torturan todavía a las personas sospechosas de crímenes, para arrancarles confesiones, y los tribunales las condenan tras haber confesado bajo tortura", resume Sophie Richardson, directora de investigaciones sobre China de Human Rights Watch.
Para redactar su informe de 147 páginas, que se hizo público en Hong Kong, la ONG se basa en un centenar de veredictos de tribunales chinos y de entrevistas con 48 personas, entre ellas, algunos detenidos recientes, sus allegados, abogados y antiguos responsables.
La organización dice tener claramente establecido que los detenidos han sido forzados a pasar días encadenados a "sillas de tigre" --asiento metálico utilizado para torturar--, a permanecer colgados de las muñecas y a sufrir abusos por parte de los "jefes de célula".
Invitado a reaccionar el miércoles sobre este reporte, el ministro chino de Asuntos exteriores lo ha rechazado completamente.
"China es un estado de derecho. La ley china prohíbe en términos claros las confesiones obtenidas bajo tortura", comentó Hua Chunying, portavoz del ministerio.
"Hemos llevado a cabo esfuerzos para mejorar el sistema judicial, con el propósito de que los ciudadanos puedan estar seguros de beneficiarse de justicia y equidad en todos los expedientes", añadió.
Sin embargo, para Human Rights Watch, si estas nuevas medidas "parecen haber permitido la disminución de ciertos abusos --como esos que prevalecen en el interior de los centros de detención policíaca donde los sospechosos son detenidos antes de su proceso--, los agentes de policía han encontrado la manera de esquivarlas deliberadamente: sacan a los detenidos de los centros para interrogarlos y utilizan métodos de tortura que no dejan heridas visibles".
Según esta organización de defensa de los Derechos Humanos, "los interrogatorios filmados son sistemáticamente manipulados: por ejemplo, en vez de grabar la totalidad del interrogatorio, ciertos agentes sacan a los sospechosos de los centros de detención para torturarlos y después los vuelven a llevar para grabar sus confesiones".
"A tal punto que los sospechosos no pueden beneficiarse del apoyo de un abogado durante los interrogatorios, así como de otras protecciones fundamentales, mientras que los policías no son asumidos como responsables de los abusos. Ante esto, las nuevas medidas no llegarán a erradicar la tortura sistemática", concluye HRW.