VALERIANO LANCHAS es dueño de una carrera deslumbrante que lo ha llevado por los más grandes escenarios de ópera del mundo. Su voz ha resonado junto a nombres legendarios como Plácido Domingo y Luciano Pavarotti.
Siendo uno de los intérpretes líricos más importantes de la historia de Colombia, se prepara para hacer su mejor interpretación en el “El castillo de Barbazul”, una obra maestra del expresionismo, que se estrenó el 24 de mayo de 1918 y que llegará al Teatro Colón los días 26, 27 y 28 de octubre.
El cantante ensaya varias horas al día para adentrarse en su personaje, ‘Barbazul’, un hombre que vive en un gran castillo el cual refleja su alma oscura y solitaria.
Mientras perfila cada movimiento y sonoridad lírica, Valeriano no dudó en hacer una pausa para conversar con EL NUEVO SIGLO y ahondar en su personaje, su trayectoria y maestría en el escenario.
EL NUEVO SIGLO: ¿Cómo será la presentación de la ópera “El Castillo de Barbazul”?
VALERIANO LANCHAS: Es una obra que se presenta por tercera vez en Colombia, pero sí es la primera vez en el escenario del Teatro Colón con una nueva producción dirigida por Pedro Salazar y musicalmente por Alejandro Posada. Contamos con el lujo de contar con una mezzosoprano húngara, Andrea Santos, quien interpreta el papel de Judith y junto con ella tenemos toda la responsabilidad de toda la ópera en nuestros hombros. Va a ser bien especial para el público poder ver esta ópera en un escenario tan íntimo, pero a la vez tan grande como el Teatro Colón, con un foso de orquesta muy capaz de albergar la cantidad de músicos que se necesita.
ENS: ¿Qué se siente estar en la piel de ‘Barbazul’, es un reto alcanzable?
VL: Creo que el papel de ‘Barbazul’ es uno de los más complicados personajes que he tenido que enfrentar porque tiene en una sola obra un montón de capas, y es como una especie de laberinto humano cuando uno se enfrenta al ‘Barbazul’, realmente no sabe por dónde coger, a veces vas por un lado y de pronto no hay más salida, o sea, todas las puertas son como metáforas de una persona.
El reto de interpretar a ‘Barbazul’ es enorme, primero porque es una ópera en húngaro, hay que cantar en húngaro, tuve que aprender gracias a mi amiga Marta Kovacic pude preparar el papel desde cero, ella es húngara y me enseñó a pronunciar palabra por palabra del significado de todo y hemos trabajado casi tres años en este papel. Ya musicalmente he podido trabajar con el maestro Juan David Mora, quien me ha ayudado mucho en el proceso, es un pianista que trabaja también en esta producción y con quien he hecho muchos recitales.
Realmente es una obra muy compleja, aunque solo dura una hora es tal vez el papel más difícil con el que me he enfrentado en toda mi carrera. Los ensayos van muy bien, estoy muy contento porque el trabajo ha tenido sus frutos y me siento muy cómodo con mi colega, con los maestros y con toda la producción, aunque solo somos dos personajes en escenario, hay una cantidad de personas detrás haciendo que todo esto funcione. Tenemos una escenografía maravillosa de Julián Hoyos, con quien he trabajado en muchas producciones y es verdaderamente algo muy impresionante.
ENS: De todas las interpretaciones que ha hecho, ¿cuáles lo ha marcado?
VL: Hay papeles que a uno lo marcan mucho y otros con los que he dado paso en mi carrera. ‘Barbazul’ es uno de ellos, es un antes y un después en toda mi carrera, pero también podría mencionar a Falstaff (Verdi), que hice con la ópera de Colombia en 2017, fue un papel soñado que siempre quise hacer y gracias a Gloria Zea lo pude llevar a la escena; también Melitón, de la Fuerza del destino que lo hice hace unos años en Valencia. Y todos los papeles traen algo nuevo y son un punto de giro.
ENS: ¿Cómo fue compartir escenario con dos grandes de la música clásica, Plácido Domingo y Luciano Pavarotti?
VL: Eso fue estar en la tapa de mi carrera, estar en el mismo escenario con dos grandes de la historia de la ópera. Con Plácido Domingo tuve el privilegio de cantar por muchos años, hasta este 2023 que hicimos un concierto en Medellín, hemos hecho óperas, zarzuelas y cada vez me siento más privilegiado y feliz de lograr cantar con el héroe de mi vida, el cantante de ópera más grande de la historia. Con Luciano Pavarotti tuve la suerte de cantar Tosca en 1996, fue la primera vez que canté fuera de Colombia y lo hice con este gran artista, empecé con pie derecho y por lo alto.
ENS: ¿Qué aprendió de estos dos grandes maestros?
VL: De Pavarotti aprendí a esperar, a darle tiempo al tiempo y a prepararme para una larga carrera. De Plácido Domingo he aprendido muchísimas cosas: me ha enseñado a estar concentrado en lo que estoy haciendo a pesar de estar envuelto en muchos proyectos, en muchos papeles, por eso es que él ha podido hacer tantas cosas en su carrera. Otras de las cosas que he aprendido es el amor por el escenario ‒aunque es algo que siempre he tenido‒, pero Plácido Domingo me lo ha reforzado con los años. Cada vez me gusta estar más en escena, cada vez le tengo más respeto al escenario y al público y me siento muy privilegiado por seguir haciéndolo después de 30 años.
ENS: Además de cantante, usted también incursiona en la pintura, ¿cómo hace para estar en los dos planos?
VL: Sí, también, toda la vida he pintado para poder cantar. De unos años para acá lo he mostrado en público, gracias a Cristina Gamba, quien es mi representante como pintor he podido sacarlo a la luz y vender y mover mi obra pictórica. Me encanta eso, así no vendiera ni un cuadro, igual lo haría porque me apasiona. Igual que cantar, afortunadamente, las dos cosas que más me gustan en la vida que son cantar y pintar las puedo hacer todos los días y a toda hora, eso es una gran suerte.
ENS: ¿A qué edad y cómo supo que quería ser cantante de ópera?
VL: A los 6 años mi mamá me llevó por primera vez a una ópera. Me pareció lo máximo y me sigue pareciendo lo máximo hasta el día de hoy. No he cambiado la idea que tuve a esa edad, quiero seguir haciéndolo por el resto de mi vida; nunca he tenido dudas ni he cambiado de opinión. Me sigue apareciendo lo máximo.