Cuentos de Tomás Carrasquilla y “María” en Penguin Random | El Nuevo Siglo
Por primera vez en el prestigioso sello Penguin Clásicos se publican las obras emblemáticas de autores colombianos.
Cortesía Penguin Random House Grupo Editorial
Lunes, 6 de Febrero de 2023
Redacción Cultura

Este mes Penguin Random House Grupo Editorial publicará, bajo el sello Penguin Clásicos, ediciones de colección de los “Cuentos completos” de Tomás Carrasquilla y “María”, escrita por Jorge Isaacs.

Por primera vez en el prestigioso sello Penguin Clásicos se publican las obras emblemáticas de autores colombianos.

Para la edición especial de “María”, la editorial contó con el apoyo de la Universidad de los Andes y para la edición de los “Cuentos completos” de Tomás Carrasquilla el respaldo estuvo a cargo de la Universidad de Antioquia.

Estudios introductorios para todo público de destacadas académicas y expertas como Leticia Bernal y Carolina Alzate hacen de este proyecto uno de los más importantes para redimir obras emblemáticas de la literatura colombiana.

Asimismo, en vísperas del centenario de “La vorágine”, Penguin Random House Grupo Editorial publicará, con el apoyo de la Universidad de los Andes, una edición especial sobre este clásico.

Desde que se publicó “María”, en 1867, la novela ha cautivado a generaciones y generaciones de lectores. Esta edición contempla las últimas correcciones que hizo Isaacs e incluye paratextos del siglo XIX y facsimilares de las ediciones de 1878 (anotadas por el autor) y de 1922.

Jorge Isaacs fue escritor, político, diplomático, explorador, militar y poeta. El escritor vivió durante la época de consolidación de la República y su única novela, “María”, se convirtió en una de las obras más notables del movimiento romántico en la literatura en español. Es también autor de una amplia obra conformada por poesía, teatro, periodismo, textos políticos y estudios etnográficos, entre otros.


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“El interés de los lectores en ‘María’ (1867), lejos de decaer, ha ido en aumento a lo largo de estas primeras décadas del siglo XXI. Las nuevas lecturas, por su parte, múltiples y en general irreverentes, han logrado sacar a la novela y a su autor de esa especie de mausoleo que los encerró por décadas y les impidió respirar. La crítica tradicional, que imperó hasta al menos los años 1970, repitió los gestos conservadores de los lectores iniciales de la novela, que intentaron domesticarla y terminaron sepultando a Jorge Isaacs (1837-1895) bajo ese monumento que lo quería para siempre conservador, católico, hacendado, blanco”, fragmento tomado de la introducción al libro: “María en el siglo XXI” de Carolina Alzate, PhD de la Universidad de Massachusetts en Amherst.

Mientras que en la edición definitiva de los “Cuentos completos” de Carrasquilla se incluyen relatos que no habían sido contemplados en otras compilaciones y una introducción a cargo de Leticia Bernal, gran conocedora de su vida y obra. Tomás Carrasquilla fue un escritor antioqueño, novelista, cuentista y ensayista. Muchos de sus primeros artículos y cuentos fueron publicados a principios del siglo XX en la revista Alpha y en otras publicaciones, reunidos después en compendios. Dedicó casi la totalidad de su vida a la literatura.

“Carrasquilla cuenta los más admirables relatos de nuestra raza, en nuestra lengua, con nuestros sentimientos”, afirmaba el entonces ministro de Gobierno Alberto Lleras Camargo, en 1936, con ocasión de la entrega del “Premio Nacional de Literatura y Ciencias Vergara y Vergara” al escritor antioqueño. Y continuaba: “En la Antioquia de Carrasquilla, religiosa, fanática, radical y blasfema, simple y profunda, andariega y hogareña, está toda la República”.

La infancia de Carrasquilla transcurrió entre los poblados vecinos de Santo Domingo y Concepción. Según su propio testimonio, aprendió las primeras letras en la escuela regentada por Dimas Arias, y a los 15 años llegó a Medellín para continuar los estudios en la Universidad de Antioquia.

Interrumpidos estos por una de las tantas guerras civiles que atravesaron el siglo XIX colombiano, renunció a continuarlos y por algunos años se dedicó a la sastrería. Pocos réditos le daba el oficio, y cansado de luchar por el sustento hubo de recoger telas, hilos y tijeras y regresar a Santo Domingo, donde ocupaba su tiempo en leer “cuanto hay, bueno y malo, sagrado y profano, lícito y prohibido, sin método, sin plan ni objetivos determinados, por puro pasatiempo” y a “emborronar cuartillas”, según su propia expresión.