La investigadora colombiana de teatro Marina Lamus Obregón presentó recientemente “Edificaciones teatrales, repertorio de edificios y casas para el teatro en Colombia 1775-2000”, con Ediciones Mulato. Este libro recorre, teatro por teatro, la historia de las construcciones destinadas al arte escénico colombianas erigidas entre 1775 y el año 2000.
Constituye un mapa de anécdotas y datos de un valor inmenso para el estudio del teatro colombiano. Permite comprender la labor escénica nacional desde los diversos frentes en que ocurre, pues los hechos teatrales no son exclusivos de los artistas, sino que involucran circunstancias propias de cada época a través de los públicos, las costumbres, las leyes, los diversos movimientos sociales, políticos e ideológicos.
La escritora es una de las grandes voces del teatro en el país. Una investigadora que desentierra archivos del olvido para reescribir la historia y derrumbar los mitos alrededor de la actividad teatral colombiana.
Ha invertido apasionadamente más de una década en tejer este mapa cultural, con total dedicación e investigación profesional para pasear al lector por toda Colombia a través del arte.
En conversación con EL NUEVO SIGLO, Lamus Obregón habló sobre su más reciente libro y del análisis que realizó sobre el sistema teatral de Colombia.
EL NUEVO SIGLO: ¿Qué fue lo más importante que encontró después de esta investigación?
MARINA LAMUS OBREGÓN: Yo venía investigando, buscando información sobre la infraestructura de los teatros en Colombia desde hace muchos años y para mí fue muy importante conseguir y ampliar la documentación existente sobre el primer teatro de Bogotá, que fue el Coliseo Ramírez, ese fue como mi punto de partida para poder escribir este nuevo libro. Entonces lo que hago es mirar cuáles eran los edificios de teatro antiguos, que en esos años se llamaban coliseos. En esa época había dos muy importantes, como lo son el de Cartagena de Indias y el Ramírez de Bogotá. Luego me interesó mirar cómo estaban los edificios levantados por las entidades gubernamentales, departamentales y municipales, quise mirar un poco los existentes y aquellos que dejaron de existir, porque los tumbaron. Por ejemplo, el teatro Cristóbal Colón, que todavía está y que precisamente ocupa los terrenos en donde se había edificado el viejo Coliseo Ramírez. Pero también investigué otro teatro nacional que es el del Parque Nacional, que todavía está, y el Delia Zapata Olivella, que luego de la reestructuración que hizo el Ministerio de Cultura pasó a ser un gran centro nacional de las artes.
ENS: De acuerdo con su investigación, ¿cuál es la filosofía de los gobiernos para levantar o crear los teatros?
MLO: Tuve la enorme tarea de investigar los teatros de diferentes ciudades, por ejemplo, el Municipal de Bogotá, Jorge Eliécer Gaitán; el Heredia de Cartagena, que ahora se llama teatro Adolfo Mejía; el Guillermo Valencia de Popayán; también el de Barranquilla, el de Medellín y muchos más, en Pereira, Bucaramanga, Villavicencio e Ibagué. Entonces pude ver que lo hacen por varios factores: uno, por la filosofía de la Ilustración europea, la cual habla sobre la necesidad de que todas las sociedades deben tener un teatro donde se puedan presentar los artistas de cada nación, ya sea músicos, danzarines, todos los pertenecientes a las artes escénicas, y esa filosofía de promover el arte nacional fue lo que impulsó la edificación de los teatros nacionales. Luego los teatros municipales la adaptan a su región, para que sean orgullo de cada una de las ciudades, para que estén dentro del concepto occidental. Ahora tocaría ver si se ha cumplido a cabalidad esa filosofía. Los resultados se encuentran en el libro, en algunos casos se muestra cómo han cerrado las puertas algunos de esos teatros a sus propios artistas por muchas variantes, por eso alguno de los adornos y las decoraciones interiores de cada teatro está mostrando esos referentes filosóficos y artísticos.
ENS: ¿Cómo ve usted las artes escénicas en Colombia?
MLO: Creo que hay mucha vitalidad, es una rama que se ha ido multiplicando. En mi libro precisamente hablo de cómo los mismos artistas han abierto sus propias casas para presentar sus obras y en otra parte me refiero a cómo se ha ido incrementando, pues lo que podemos ver desde mediados del siglo XX hasta el siglo XXI es que han crecido y si se han abierto esas casas quiere decir que tienen un público, que hay una vitalidad, que hay creadores, que hay escritores, dramaturgos. Además, hay una cantidad de jóvenes que están escribiendo para el teatro y en alguna parte tienen que presentar sus obras, lo que demuestra una enorme vitalidad en la esfera teatral de Colombia, porque antes no había muchos escritores de este arte. Adicionalmente hay una apertura de nuevos teatros en todo el país, porque se ha incrementado el crear esos teatrillos o casas de teatro.
ENS: ¿A qué se debe este aumento de dramaturgos en el país?
MLO: Porque ha habido muchos estímulos de las entidades gubernamentales para fomentar la escritura teatral. Se están publicando libros con obras de teatro, se están abriendo las puertas del teatro para que los jóvenes puedan poner en escena sus piezas y hay mucho interés de aprender a escribir teatro, guiones, cine, entonces la escuela de escritura del teatro es muy importante para volar en otros medios que se pueden presentar y para eso están todas esas tecnologías que han aparecido. Es decir, el teatro está en su mejor momento.
ENS: ¿Qué opina de la incursión de las nuevas tecnologías en el teatro?
MLO: El tema de la inteligencia artificial es un muy reciente. He escuchado en el periodismo es que les parece un tanto peligroso en algunos aspectos, sin que eso sea rechazado del todo. Creo que las tecnologías han favorecido otros géneros dentro de las artes visuales y teatrales y eso quedó demostrado durante la pandemia, que los artistas de teatro no se quedaron quietos en vista de que el público no podía ir a las salas, lo que hicieron fue escribir para internet y surgieron interesantes propuestas.