Germán Gaviria ganó la V Bienal Nacional de Novela Corta | El Nuevo Siglo
Foto Universidad Central
Martes, 2 de Octubre de 2018
Redacción Web

Con la obra ‘La superficie del día’, el catedrático Germán Gaviria ganó la V Bienal Nacional de Novela Corta, uno de los certámenes más prestigiosos del país organizado por la Pontificia Universidad Javeriana.

Gaviria, docente del Departamento de Creación literaria de la Universidad Central, contó que la obra “fue pensada desde el principio como una novela corta, no como un cuento ni como una novela extensa”, y que el proceso de creación fue “lento y muy meditado”, precisando que “es de esa clase de narraciones que parten de una imagen y un concepto”.

¿Cuál es el papel de los programas de creación literaria en la formación de nuevos escritores y público lector?

GERMÁN GAVIRIA: Formar escritores y lectores, así como descubrir, apoyar y fomentar el desarrollo de nuevos talentos. Los programas de creación literaria en nuestro país y en el resto del continente son nuevos, no tienen más de diez años, y ya hacen parte del círculo de carreras apetecidas en nuestro medio. Esta es una muestra de la conciencia y la necesidad de profesionalización de la actividad creadora por parte de las nuevas generaciones.

Al ofrecer la carrera de Creación Literaria, la Universidad Central ha contribuido de manera preponderante al desarrollo cultural de país. A nuestra Facultad de Ciencias Sociales Humanidades y Arte acuden estudiantes que vienen de muchas regiones, quienes, a su vez, replican sus saberes y su arte en sus lugares de origen.

Que haya más publicaciones, mayor interés cultural (conversatorios, conferencias, seminarios, presentaciones de libros, revistas de creación en las facultades como Abrapalabra, etc.) y más movimiento bibliográfico en los ámbitos local y nacional, es prueba de ello. El público en general lo siente; de hecho, ha aumentado en casi un punto porcentual —no todo lo que quisiéramos, claro—, el nivel de lecturabilidad en nuestro país.

Es indispensable que los maestros demos ejemplo de amor por los libros, puede ser que muchos estudiantes y muchas personas no lo vean, pero es seguro que lo sienten y tarde o temprano siguen el ejemplo.

¿Cómo ha contribuido en su escritura, su trayectoria como profesor de literatura y creación?

GG: De manera muy significativa. Cuando estoy en frente de mis estudiantes o cuando simplemente converso con ellos extra clase, encuentro a una generación muy talentosa, sensible, inteligente y con concepciones muy modernas de nuestra sociedad y de la cultura. Estos jóvenes son los que, desde ya, están renovando el modo de concebir, de vivir y de crear literatura.

¿Cuáles son los autores que más lo han influenciado?, ¿por qué?

GG: En cada etapa de mi vida he tenido maestros distintos. Nunca me enfrasco en un solo autor, siempre leo en simultánea con al menos media docena de libros. Sin embargo, desde mis primeras lecturas, he sentido una fuerte predilección por Homero, Kafka (siempre Kafka), Carpentier y Faulkner. Y muchos escritores entre uno y otro periodo a los que leo extensivamente. Últimamente me he interesado. Últimamente me he interesado por John Coetzee y Richard Ford. ¿Por qué?, bueno, cualquiera sabe que son autores poderosos, siempre encuentro algo nuevo en ellos.

¿Qué piensa de la narrativa colombiana actual?

GG: No soy un conocedor de la literatura colombiana contemporánea. Mentiría si dijera lo contrario. La narrativa que he leído —me refiero novelas y libros de cuentos publicados en los cuatro o cinco últimos años—, conserva ese tufo encomiástico y monótono de los años ochenta del siglo pasado. Según parece, no hemos reflexionado lo suficiente sobre el lenguaje ni sobre sus vasos comunicantes con nuestra cultura. Es como si el lenguaje vivo del día a día no existiera y tuviéramos que usar siempre un cierto lenguaje y un tono literario ya rancios.

Parece que los escritores de la penúltima generación aún tuvieran que pagar alguna clase de tributo a nuestros maestros del pasado. Quizá se ha confundido amar, respetar y aprender de los maestros con encomendarse a su tutelaje.

¿Cómo definiría su lenguaje y estilo de escritura?

GG: Es tarea de los críticos.

¿Cómo fue el proceso de elaboración de ‘La superficie del día’?

GG: Lento y muy meditado. Es de esa clase de narraciones que parten de una imagen y un concepto. ‘La superficie del día’ fue pensada desde el principio como una novela corta, no como un cuento ni como una novela extensa. Este subgénero tiene ciertas exigencias y me encanta plantearme retos; además, creo que no está lo suficientemente valorado en nuestro país.

Entre los escritores de mi generación se tiene la extraña tendencia a pensar que es un subgénero poco interesante y poco exigente, a lo mejor porque se cree, como dijo Cortázar, que se trata de un género a caballo entre el cuento y la novela. Es una estupidez.

¿Tiene algún ritual de escritura?

GG: Detesto los rituales, todos los rituales. Solo creo en sentarme a trabajar, ojalá durante horas, ojalá todos los días, pero, por razones obvias, es imposible. Cuando tengo un proyecto, me levanto a las tres o cuatro de mañana, escribo hasta las nueve y, de ahí en adelante, me dedico a los  deberes de la Universidad y a editar.

El profesor Gaviria tiene 56 años, es licenciado en química, escritor y editor. Entre otros galardones recibió el primer puesto del concurso de guión radiofónico de la Deustche Welle (Alemania), la Beca Internacional de Artes, Área de literatura, Grupo de los Tres: Ministerio de Cultura de Colombia, México y Venezuela y este año el Concurso Nacional de Novela Corta de la Universidad Central de Bogotá. Fue así mismo finalista en 2006 del premio Herralde de Novela. Con su obra Olfato de Perro intentó lanzar una mirada sobre la vida contemporánea en Colombia, abordando “lo que significó el movimiento de la izquierda en los años 60 y 70, hasta el surgimiento del paramilitarismo”.

La V Bienal Nacional de Novela Corta es un premio organizado por la Facultad de Ciencias Sociales y el Departamento de Literatura de la Pontificia Universidad Javeriana. El propósito es convocar novelas cortas —es decir, narraciones de entre 40 y 120 páginas— inéditas, en español.

En esta edición se postularon 52 manuscritos. Los finalistas fueron Una camisa invisible, de Yeniter Escalona Poleo (segundo lugar); Siempre nos quedará Bogotá, de César José Mora (Mención de Honor) y Si es que el sur es un lugar abajo, de Alejandro Martínez Murcia (Mención de Honor).

Los jurados de esta quinta edición fueron el escritor Giuseppe Caputo, MFA de la Universidad de Nueva York y de la Universidad de Iowa. Durante tres años fue Director Cultural de la Feria Internacional del Libro de Bogotá (Filbo). Autor de las novelas Un mundo huérfano y Se va un hombre; la doctora María Piedad Quevedo, profesora del Departamento de Literatura de la Pontificia Universidad Javeriana y PhD (c) Harvard University en Lenguas y Literaturas Románicas, magíster en Historia de la Universidad Javeriana; y el doctor Jeffrey Cedeño, doctor en Literatura de la Universidad Católica de Chile, profesor del Departamento de Literatura Pontificia Universidad Javeriana y magíster en Literatura Pontificia Universidad Javeriana.