Grass: No hay más escritores como él | El Nuevo Siglo
Lunes, 11 de Mayo de 2015

ALEMANIA homenajeó ayer al escritor Günter Grass, premio Nobel de literatura, fallecido a mediados de abril, con una ceremonia marcada por un discurso de su colega estadounidense John Irving, en la ciudad de Lübeck donde residía.

"No hay más escritores, en todo caso, ya no hay más como él", declaró el autor de "El mundo según Garp" sobre el escenario del teatro de Lübeck, al fondo del cual destacaba un gran retrato de Grass luciendo su espeso bigote en momentos en que encendía su inseparable pipa.

"Sé cómo se siente Óscar. Günter Grass era el rey de los vendedores de juguetes. Ahora nos ha abandonado y se llevó con él todos los juguetes de este mundo", continuó Irving, amigo de larga data del escritor, refiriéndose al niño héroe de su obra emblemática "El Tambor de hojalata" (1959).

Fallecido el pasado 13 de abril a los 87 años de edad en Lübeck, Grass fue inhumado en la intimidad familiar al sur de la ciudad.

Unas 900 personas acudieron a esta ceremonia que en la que hubo discursos, lecturas e interludios musicales. Además de la esposa de Günter Grass y su hija Helene, quien hizo una lectura, el presidente alemán, Joachim Gauck, el vicecanciller Sigmar Gabriel e inclusive el excanciller Gerhard Schroeder figuraban entre los invitados.

Conciencia moral de la Alemania posterior al nazismo, en la que fuera el escritor más conocido, Grass, también reputado por sus polémicas tomas de posición, fue hipercrítico con las omisiones de la clase política de la postguerra sobre el nazismo.

Nacido en 1927 en Dantzig -actualmente Gdansk en Polonia-, ciudad que le sirvió de escenario para "El tambor de hojalata", quien fuera próximo al canciller Willy Brandt y se alineara en 1998 con  Gerhard Schroeder, recibió en 1999 el Premio Nobel de literatura por el conjunto de su obra.

 

Temor por guerra mundial

Hace aproximadamente un mes, el diario español El País publicó una entrevista inédita con Grass en la que evoca su temor a que la humanidad se "meta sin darse cuenta" en una nueva guerra mundial. 

"Tenemos por un lado a Ucrania, cuya situación no mejora nada; en Israel y en Palestina es cada vez peor; el desastre que los americanos nos dejaron en Irak, las atrocidades del Ejército Islámico y el problema de Siria", afirma en la entrevista realizada el 21 de marzo.

"Hay guerra por todas partes; corremos el peligro de volver a cometer los mismos errores que antes; así que sin darnos cuenta nos podemos meter en una guerra mundial como si anduviéramos sonámbulos", añadió Grass.

En la entrevista, realizada en el domicilio de Grass en Lübeck, el autor de la célebre novela "El tambor de hojalata" señala el "dolor" como su principal fuente de inspiración, siguiendo la estela del escritor francés Albert Camus.

"Filosóficamente no estaba bajo la influencia de Heidegger sino de Camus. Es decir, que vivimos ahora y tenemos la posibilidad de hacer algo ahora con nuestra vida. Es +El mito de Sísifo+", un ensayo del autor francés, explicó.

En él, prosigue, Camus concluye que su personaje era feliz a pesar de subir incansablemente una piedra que inexorablemente volvía a caer. "Esto para mí era muy importante, una nueva interpretación del mito realmente muy excitante: toda la causa en el fondo es el dolor".

"Durante toda mi vida, y hasta hoy, esto sigue igual. Y lo increíble es que Alemania es una historia sin terminar, porque el Holocausto y el genocidio, estos horribles crímenes, constituyen una historia que no acaba nunca", siguió Grass, quien nunca dejó de confrontar a su país con su pasado nazi. 

"Ahora lo vemos en Grecia: nos enfrentamos otra vez con el problema de los horrores causados por los soldados alemanes durante la ocupación Esa historia nos sigue y nos sigue Así que vuelvo otra vez al tema del dolor de Camus: el dolor es la principal causa que me hace trabajar y crear", afirmó.

Además, Grass reconoció su gran admiración por Goya, desvelando que cada vez que celebraba un cumpleaños importante, su mujer le regalaba un grabado del pintor español del siglo XIX.

"Para mí es como la medida del artista, el criterio de verdad. ¡Es de una imaginación impresionante, cómo ilustra la demencia de este mundo!", explicó. /AFP