Inmigrantes en el arte colombiano 1930-1970 | El Nuevo Siglo
Lunes, 5 de Noviembre de 2012

Resaltar el aporte que hicieron varios inmigrantes que llegaron al país a mediados del siglo XX, es la tarea de la investigación y exposición Inmigrantes Artistas, arquitectos, fotógrafos, críticos y galeristas en el Arte Colombiano.

Con la llegada de varias personas al país procedentes de Argentina, Brasil, Chile, Estados Unidos, México y Venezuela, forzadas por el recrudecimiento de la guerra, estuvo seguida del arribo de un grupo de inmigrantes culturales, pequeño en comparación con otros contextos regionales,  que incidieron en el medio intelectual colombiano, a tal punto que su legado está imbricado en la trama histórica de las artes y la arquitectura colombiana.

Su vinculación fue clave para la dinamización de procesos de modernización en diversos campos del conocimiento. Fueron partícipes de la creación, por ejemplo de galerías como El Callejón y la Galería de Arte Moderno; la fundación del Museo de Arte Moderno de Bogotá y revistas especializadas en arte y crítica como Espiral y Prisma; así como de reformas educativas que promovieron la introducción de disciplinas como las ciencias sociales en la Escuela Normal Superior.

Uno de ellos es Edward Goyeneche, comunicador social y magíster en Sociología de la Universidad del Valle, quien se encargó de analizar cuatro fotógrafos cuyos trabajos lograron articular los saberes de las ciencias sociales con la estética y la práctica fotográfica: Arthur Weinberg (alemán), Gerardo Reichel-Dolmatoff (austriaco), John Collier, hijo (estadounidense) y Robert C. West (estadounidense).

 

La radio, la televisión y la prensa fueron medios excepcionales usados por los inmigrantes, para acercar un público a la plástica nacional e internacional. La socióloga Ruth Acuña destaca la labor de Casimiro Eiger (polaco), Clemente Airó (español), Francisco Gil Tovar (español), Marta Traba (argentina) y Walter Engel (austriaco) en el auge de la crítica de arte en Colombia, y la vida de Karl Buchholz (alemán), Hans Ungar (austriaco)                                                                              cuyas librerías eran depositarias de "un mundo" en sus paredes.

Por su parte, Oscar Posada rescata los aportes de inmigrantes en la renovación arquitectónica, cuyas ideas y obras hoy hacen parte del patrimonio moderno del país, algunos de ellos son: Albert Dothée (belga), Alfredo Rodríguez Orgaz (español), Bruno Violi (italiano), Federico Blodek (austriaco), Germán Tejero de La Torre (español), Herbert Rauprich (alemán), Julio Casanovas (chileno), Leopoldo Rother (alemán), Manuel Carrerá (cubano), Otto Marmorek (austriaco), Raúl Mannheim (chileno), Ricardo Ribas Seva (español), Santiago Esteban de La Mora (español), Vicente Nasi (italiano) y Víctor Schmid (suizo).

 

La diversidad geográfica colombiana y el entorno social cobraron protagonismo en la obra de pintores, escultores y grabadores. El curador John Castles presenta un grupo de inmigrantes que además cumplió una importante labor pedagógica: el taller de clase o de artista representó el puente que acercaba el lenguaje internacional a la realidad local: Armando Villegas (peruano), Arthur Tashko (albanés), Freda Sargent (inglesa), Guillermo Wiedemann (alemán), Jan Bartelsmann (holandés), Jim Amaral (estadounidense), Juan Antonio Roda (español), Leopoldo Richter (alemán), María Thereza Negreiros (brasileña), Ned Truss (estadounidense), Nijole Šivickas (lituana), Pierre Daguet (francés), Ramón Barba (español) y Umberto Giangrandi (italiano).