“La música desarrolla valores que distinguen al ser humano” | El Nuevo Siglo
Jueves, 9 de Julio de 2015

 EL MAESTRO José Rafael Pascual-Vilaplana asumirá el reto de dirigir la Banda Sinfónica Juvenil de Colombia. Esta experiencia se desarrollará en el mes de noviembre teniendo como espacio una residencia artística de diez días en la que cien niños y jóvenes instrumentistas elegidos por convocatoria recibirán talleres de formación instrumental y ensamble.

Además, se prepararán para un concierto conmemorativo en el Teatro Colón de Bogotá en el marco de ¡Celebra la Música! que se llevará a cabo el 22 de noviembre, en homenaje al prolífico compositor colombiano José Barros.

La trayectoria de Pascual‐Vilaplana se destaca por su trabajo como director de diferentes bandas de Europa y Latinoamérica, haber sido designado como jurado para varios concursos y festivales del mundo. Ha compuesto diversas obras para banda y conjunto instrumental, así como ha sido comisionado para crear diversas obras por encargo y entre los innumerables reconocimientos a nivel mundial por su notable carrera musical se encuentran el Primer premio ‘Batuta de Oro’ del ‘8th. International Conductor's Competition’ del WMC de Kerkrade de Holanda.

¿Qué concepto tiene sobre el movimiento bandístico en Colombia?
PASCUAL VILA-PLANA:
Para mí en estos momentos en Colombia es un ejemplo mundial de cómo una sociedad puede evolucionar mediante el cultivo del arte, y en concreto de la música. Desde la tradición, las bandas configuran un vehículo imprescindible para entender la cultura y la sociedad del siglo XXI. Es muy emocionante comprobar la influencia que los procesos de bandas musicales están produciendo con la juventud colombiana. Esta influencia afecta no sólo al desarrollo artístico sino a la formación íntegra del ser humano: trabajo en común, respeto por los demás, aceptación del papel individual frente a un colectivo, generosidad por compartir aquello que uno hace, búsqueda de una humanización del arte. 

 ¿Qué significa para usted dirigir este año la Banda Sinfónica Juvenil de Colombia? 

PV: Creo que soy muy afortunado por tener la oportunidad de dirigir la Banda Sinfónica Juvenil de Colombia, primero por lo que representa la formación musical: toda una manifestación de la lucha que los músicos colombianos han librado por reivindicar su valor e importancia en la vida contemporánea; una lucha que siguen trasmitiendo a las generaciones jóvenes que se convierten en ejemplos de esperanza. Como director, el hecho de trabajar en un período concentrado de tiempo con gente venida de diversos lugares, culturas o experiencias, convierte la actividad en todo un reto profesional y humano que de seguro dejará huella en mi experiencia musical y vital. Agradezco a todos cuantos pensaron que mi trabajo podría servir al desarrollo de este proyecto tan especial. Espero estar a la altura de su confianza.

 

¿Qué importancia tiene que se desarrolle un proyecto como el de la confirmación de la Banda?

PV: Hoy en día, participar de un proyecto como es la Banda Sinfónica Juvenil de Colombia es mucho más que la experiencia de interpretar conjuntamente un programa musical. Reunir a diversos muchachos que proceden de lugares dispares y distantes del territorio colombiano, para que convivan durante unos días con el fin común de hacer arte entre todos, es un objetivo lleno de contenido humano. La música es fundamentalmente una actividad humana, que desarrolla aquellos valores que distinguen al ser humano: la cooperación, la generosidad, la valentía, el esfuerzo, la espiritualidad, la búsqueda de la belleza,… Valores que no siempre afloran en la cultura actual en la que se le presta mayor atención al éxito personal y económico que el éxito colectivo y anímico.

 

¿Cómo nació su interés por la composición?
 

PV: Mi principal actividad musical desde hace años ha sido siempre la dirección, pero para ello me he acercado siempre a las partituras desde un estudio concienzudo y respetuoso por descubrir aquello que el compositor nos envía entre pentagramas. Este acercamiento y análisis de las partituras que más me gustaban, junto al ambiente bandístico de la zona donde nací y a su cultura, me motivaron a empezar a improvisar pequeños ejercicios compositivos que me ayudaran a seguir entendiendo este maravilloso mundo de la música. De hecho y después de los años, cada vez que compongo alguna obra siento la necesidad de hacer algo nuevo, de probar cosas diferentes que me hagan crecer musicalmente.

 

¿Qué recuerdos le trae la obra del maestro José Barros?
 

PV: Los ritmos latinos como los del maestro Barros siempre me traen el recuerdo mis experiencias con América Latina, una tierra que siempre nos acoge con la ternura y la complicidad de la gente que se siente feliz al compartir con los demás lo mejor de cuanto tienen. La primera vez que escuché el nombre de José Barros fue en uno de mis primeros viajes a Cuba, allá por la década de los 90 del siglo pasado. Amigos músicos cubanos me hablaron de la cumbia La Piragua. Después recuerdo escuchar Navidad Negra, una obra llena de amor a la tierra donde uno abre los ojos.