Música milenaria del Japón con Rodríguez | El Nuevo Siglo
Miércoles, 17 de Septiembre de 2014

EL  shakuhachi es un una flauta milenaria japonesa, construida en bambú, que tiene sus raíces en una forma efímera de budismo zen llamada Fuke. Su interpretación se considera una forma de “meditación soplada” y una práctica para alcanzar la iluminación trascendente y el nirvana.

Esta milenaria música de Oriente, tiene entre sus más destacados intérpretes a Rodrigo Rodríguez, alumno del renombrado maestro japonés Miyata Kohachiro.  Será él quien traerá estos míticos sonidos a la Sala de Conciertos de la Biblioteca Luis Angel Arango, este sábado a las 6 p.m.

El concierto que se realiza en colaboración con el Festival de Música Sacra de Bogotá, tendrá ene l repertorio  obras tradicionales japonesas, así como improvisaciones que dan origen a relatos sonoros.

El shakuhachi es una flauta construida en dos secciones, armadas de un mismo tallo de bambú. Normalmente tiene un largo de 54, 5 cm. Sin embargo, estas dimensiones pueden variar de acuerdo con las características particulares del bambú del que se construya. “Esto quiere decir que no hay dos en mundo que sean idénticas en forma o en voz”, explica Carlos Páramo en las notas del programa del concierto.

La flauta shakuhachi tiene su origen en el periodo Edo. Durante este periodo –entre 1603 y 1868 – Japón se alejó deliberadamente de toda cultura occidental. Su creación se le adjudica a los komusō, los “monjes de la nada” o “del vacío”, quienes la utilizaron para alcanzar la iluminación mediante el sonido.

“En principio, no se toca para los demás; ni siquiera para sí mismo. Se toca una pieza que ayude a pensar y a sentir. El aprendizaje del shakuhachi precisa de una disciplina corporal rigurosísima: para comenzar, implica aprender a respirar y controlar todo el tronco, la estética interpretativa prescribe que la emisión de sonidos ásperos tiene un efecto purificador. O al contrario, al igual que en otras formas de arte zen, como la caligrafía, la ceremonia del té, el haiku o el teatro , el gesto, en este caso el soplo puro y preciso, es la forma de “hallar en sí la condición del Buda”.

Rodrigo Rodríguez (1978) se formó en guitarra clásica y tuvo luego su primer encuentro con la flauta shakuhachi. Fascinado por su sonido, viajó varias veces a Japón para conocerla en profundidad y allí estudió música japonesa tradicional y clásica en la Escuela Internacional Shakuhachi Kenshu-kan, en el linaje de Katsuya Yokoyama, junto al maestro Kakizakai Kaoru.

En 2006, varias de las piezas de su álbum Inner Thoughts despertaron el interés del prestigioso sello discográfico Gemini Sun Record, de Los Ángeles. A finales de 2009, Rodríguez inició sus estudios con el renombrado maestro japonés Miyata Kohachiro, líder en la ejecución de la flauta shakuhachi, con intereses musicales que se centraron en el repertorio contemporáneo, el koten shakuhachi y la obra y repertorio de Miyata.