Obesidad y mala alimentación, males de ricos y pobres | El Nuevo Siglo
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Lunes, 16 de Diciembre de 2019
Agence France Presse
Según la Organización Mundial de la Salud, cada vez más países de ingresos bajos y medios se enfrentan a ambos extremos del mismo problema

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No comer lo suficiente o comer mal. Cada vez más países de ingresos bajos y medios se enfrentan al mismo tiempo a la malnutrición y a la obesidad, denunció un informe de la Organización Mundial de la Salud (OMS) publicado ayer.

Este "doble lastre de la malnutrición" pesa en "más de un tercio de los países con ingresos bajos o medios" (48 de 126), alerta este informe de cuatro capítulos publicado en la revista médica británica The Lancet.

Esta constatación confirma los hallazgos de otro informe publicado en octubre por Unicef, que lo acotó a los menores. "Nos enfrentamos a una nueva realidad en materia de nutrición. No se puede asociar a los países pobres con la malnutrición y a los ricos con la obesidad", dijo en un comunicado Francesco Branca, autor principal del informe de la OMS.

Este cambio está vinculado a la rápida transición alimentaria vivida en estos países. Mientras que una parte de su población no consume un mínimo indispensable de calorías, otra no tiene este problema pero su alimentación es de mala calidad.

Esta transición es tan rápida que un mismo individuo puede conocer los dos problemas durante su vida, “lo que aumenta los efectos negativos para su salud”, entre ellos, el creciente riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares, dice la OMS.

Según el informe, 2.300 millones de niños y adultos en el mundo tienen sobrepeso o están obesos, y más de 150 millones de menores tienen un retraso en el crecimiento debido a la alimentación.

Además, "los malos regímenes alimentarios son responsables de la muerte de un adulto de cada cinco (22%) en el mundo".

"Cambios sociales"

"Todas las formas de malnutrición tienen un denominador común: la incapacidad de los sistemas alimentarios de proporcionar una alimentación sana, segura, duradera y a un precio abordable a todo el mundo", explica el doctor Branca, director del departamento "Nutrición para la salud y el desarrollo" de la OMS.

Los autores del informe señalan las mutaciones que ha conocido el sistema alimentario mundial. El acceso a los alimentos y bebidas procesados, ricos en azúcares, grasas o sal es mucho más fácil en cualquier parte del planeta.

"La desaparición progresiva de los lugares donde se venden alimentos frescos, el aumento de los supermercados y el control de la cadena alimentaria por multinacionales en muchos países" son las principales causas, apunta uno de los autores, el profesor Barry Popkin, de la Universidad de Carolina del Norte (Estados Unidos).

A ello se suma la reducción de la actividad física en los países en desarrollo, debido a la mejora del nivel de vida.

Según el informe, este "doble lastre de la malnutrición" afecta a cerca del 35% de los hogares en algunos países, con niveles particularmente altos en Azerbaiyán, Guatemala, Egipto, Comores o Sao Tomé y Príncipe.

A veces, un mismo niño puede ser a la vez obeso y tener un retraso en el crecimiento debido a una alimentación demasiado rica en calorías y pobre en nutrientes (es por ejemplo el caso de la comida chatarra).

Para invertir esta tendencia son necesarios "cambios sociales mayores", concluye el informe que aboga por "nuevas políticas alimentarias que tengan como objetivo principal una alimentación sana".

 

Urgen nuevo enfoque

En el informe se insistió en que se necesita un nuevo planteamiento para contribuir a reducir simultáneamente la desnutrición y la obesidad, ya que ambos problemas están cada vez más conectados entre sí debido a los cambios vertiginosos registrados en los sistemas alimentarios de los países.

Ello es especialmente importante en los países de ingresos bajos y medianos. Más de una tercera parte de esas naciones presentaban formas superpuestas de malnutrición (45 de 123 países en la década de 1990 y 48 de 126 países en la década de 2010), especialmente en África subsahariana, Asia meridional y oriental y el Pacífico.

La desnutrición y la obesidad pueden dar lugar a efectos que se transmiten entre generaciones, puesto que tanto la desnutrición como la obesidad en la madre están asociadas con una salud deficiente en la descendencia. Ahora bien, debido a la rapidez de los cambios que se producen en los sistemas alimentarios, cada vez más personas están expuestas a ambos tipos de malnutrición en diferentes etapas de su vida, lo cual agrava los efectos perjudiciales en la salud.

En el editorial que acompaña al informe, Richard Horton, redactor jefe de The Lancet, señaló que “la publicación hoy de la serie de la OMS sobre la doble carga de malnutrición llega después de 12 meses de artículos en The Lancet en los que se analizaba exhaustivamente la nutrición en todas sus formas (…). En estos y otros artículos de The Lancet publicados a lo largo de 2019, ha quedado patente que la nutrición y la malnutrición deben abordarse desde múltiples perspectivas, y que, si bien las conclusiones han coincidido en ocasiones, aún queda trabajo pendiente para entender las múltiples manifestaciones de la malnutrición (…). Cuando todavía quedan seis años para que concluya el Decenio de las Naciones Unidas de Acción sobre la Nutrición (2016-2025), esta serie y los comentarios conexos definen la orientación futura requerida para alcanzar el objetivo mundial de erradicar el hambre y prevenir la malnutrición en todas sus formas”.