Coronavirus tomó sorpresa al mundo. La educación debe reinventarse, pero más que de la tecnología, necesita del compromiso de los educadores

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Para 2020 existían unos retos sobre la educación en Colombia, enfocados en la calidad, el acceso, el déficit de estudiantes en la educación superior y sobre todo volver de nuevo la educación, prioridad en un país que hizo bandera con ella, pero que en los últimos años la ha relegado.

Esos retos fueron interrumpidos por la crisis mundial del coronavirus y se presentó en la educación algo que nunca había ocurrido. Eliminar de forma indefinida las clases desde la educación preescolar a la superior, algo que no estuvo en la mente siquiera de las ideas más apocalípticas del sector.

La emergencia echó en mano a un recurso necesario y del que se ha hablado mucho: la educación virtual. Plataformas educativas, clases online, recursos digitales. Las primeras semanas de esta situación han demostrado algo, que no estábamos preparados para la famosa revolución digital.

Los colegios públicos no tienen plataformas digitales, los profesores han tenido que enviar guías y tareas a los correos de los papás. Las normativas para impedir el acceso de los infantes a la internet incrementan las dificultades. Por otra parte, miles de estudiantes que no tienen conectividad, regiones de Colombia como la Orinoquía y Amazonía donde no hay internet, o miles de estudiantes que no tienen computador en casa.

En entrevistas sostenidas esta semana con docentes de la Universidad de Cartagena, por ejemplo, afirman que muchos estudiantes no han podido hacer clases virtuales porque no cuentan con computadores. Viven en los pueblos cercanos y su acceso a la red es desde los celulares cuando están con la red de la universidad.

Pero una situación que me ha preocupado es el poder ver algunas de las guías que han enviado los profesores a padres de familia. Me han compartido guías de sociales, filosofía y física de colegios de Bogotá, las recibidas con errores de ortografía, preguntas de selección múltiple complejas que dudo los mismos profesores que las enviaron las puedan resolver. Evaluaciones sin lecturas previas o contexto.

No se puede generalizar, pero es evidente que cientos de profesores no están asumiendo el compromiso del trabajo a distancia. El problema hoy no es sólo de tecnología o de conectividad. El poder ver las guías que se elaboran, las preguntas (muchas de ellas copiadas con errores de internet) evidencia que está faltando compromiso de los profesores.

No es solo postear memes sobre las duras condiciones de los educadores, no es solo quejarse de la ausencia de internet o de conectividad. Los profesores deben mostrar su compromiso con el uso de la pedagogía, de la didáctica, ser creativos y ponerle corazón y cerebro a la elaboración de los materiales para el trabajo en casa. Ahora que todos están en casa, sin la presión diaria del colegio, está la posibilidad de pensar mejor el trabajo, de demostrar el compromiso con los estudiantes y por una educación de calidad.

El ahora rebautizado Covid -19 nos va a cambiar el mundo, y posiblemente la educación. Tendremos que pensar en un futuro virtual, en ampliar los medios de comunicación virtual, Google y Microsoft han estado a la altura hasta ahora, miles estamos haciendo clases virtuales como Microsoft Teams, Google Education o Zoom, y también se ha evidenciado que algunas prestigiosas universidades tampoco contaban con plataformas eficientes para la virtualidad y los profesores tampoco habían sido preparados en dichas universidades.

Entonces se requiere, en momentos de crisis, un compromiso de los educadores y de las instituciones para en medio de las limitaciones trabajar con contenidos de calidad. No sabremos cuanto más se extienda la crisis. Por eso, urge pensar en la virtualidad de la educación desde la calidad, sin discursos mentirosos, con propuestas pensadas desde y para la educación.

*Especialista en Educación

(Las opiniones de este artículo son responsabilidad exclusiva del autor)