Se estrenó documental 'Alis', que obtuvo más de 20 premios | El Nuevo Siglo
Un largometraje documental donde poco a poco la ficción se mezcla con la realidad.
Cortesía Producción
Jueves, 9 de Febrero de 2023
Redacción Cultura

Por Sandra M. Ríos, creadora de www.CineVistaBlog.com

 

Tras ganar dos sendos premios en la Berlinale 2022 (el cristal de oro de la competencia Generation 14 Plus y el Teddy Award), uno de los festivales más importantes del mundo, y hacer un recorrido internacional donde cosechó otros reconocimientos, se estrena desde este fin de semana en cartelera “Alis”, un largometraje documental que cuenta con una protagonista invisible, un personaje creado para la historia y que lleva el título de la película, un personaje ficticio alimentado por la imaginación de un grupo de jovencitas pertenecientes a un internado público de Bogotá (La Arcadia), donde son acogidas. Ahí son recibidas cuando por alguna razón no cuentan con el sustento de sus padres y han recurrido a las calles.

La forma como se decidió narrarla y lo que el ejercicio lúdico revela es de un nivel de potencia y verdad tal, que conmueve e inspira y muy seguramente a ello se han debido los más de 20 premios ganados. Varios de esos reconocimientos han sido otorgados por los asistentes de los festivales, dando una idea del potencial que tiene de conectarse con el público, uno de los aspectos que se le pide insistentemente al cine nacional.

“Estrenar una película que se ha ganado todos los premios del público en todos los festivales de cine donde ha estado, creo que es un mensaje directo a los espectadores colombianos para que puedan conectarse con esta historia que ha roto los corazones de la audiencia internacional que la ha visto”, comentó para EL NUEVO SIGLO Consuelo Castillo, directora de DOC:CO, la agencia distribuidora de este largometraje y quien además reconoce en ella otra serie de factores claves para su buena recepción.

“Creo también que tiene que ver con que es una película honesta que tiene unos directores que han trabajado sus historias de tal manera que puedan conectarse con el público y ser totalmente responsables con sus procesos. La película es una reivindicación de lo que significa ser mujer en este país, que es algo que no vemos tanto en nuestro cine y, además, también tiene que ver con olvidar esa frontera entre el documental y la ficción, sin entender que lo que existen son simplemente buenas películas”, comentó Castillo.

El título pudo ser “María”, “Alicia” u otra cantidad de nombres populares, pero se decantaron por “Alis”, que además de corto, poco usado y sonoro tiene la intención de proteger a estas jóvenes y de resaltar que lo que cuentan genera identidad con otras tantas que se quedan anónimas. La codirectora, Clare Weiskopf, ha insistido en que ellas representan a aquellos que suelen ser invisibilizados. Por casi 90 minutos el espectador se dispone a escucharlas sin más distracciones que un fondo que nos recuerda que a pesar de lo que ahí se va revelando, son estudiantes, mientras cada una, sentada en una silla, responde una serie de preguntas que inician cuando se les pide que cierren sus ojos e imaginen a una compañera de clase ficticia. De eso se trata “Alis”, un ejercicio juicioso, consciente y respetuoso donde poco a poco la ficción se mezcla con la realidad, alimentada con las experiencias propias –a veces duras, en otras risibles–, donde con espontaneidad y libertad hablan del amor, del despertar sexual, de la violencia social e intrafamiliar, de las drogas, sus miedos y sus sueños.


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Hemos visto en los últimos años una especie de auge de documentales referenciales en el cine colombiano y de historias que reiteradamente hablan del narcotráfico, la violencia y el proceso de paz, así que “Alis” apuesta a otro horizonte, el de la niñez.

“Siempre ha estado muy de moda hablar del medioambiente, de salvar el planeta y todas estas cosas que están pasando ahora, pero muy poco de infancia y adolescencia, porque son temas menos sexys, que venden menos.  En Colombia, temas grandes como la corrupción, violencia, bandas criminales, etc., han hecho que lo de la niñez sea un asunto secundario. Esta película es un llamado a mirarnos dentro de las casas, cómo nos criaron y cómo nos estamos criando, porque ahí está la clave para poder hacer algún cambio. Si no ponemos la infancia y la adolescencia como una prioridad, vamos a seguir lidiando con todos esos problemas complejos y difíciles de solucionar”, explica el otro director de la película, Nicolás van Hemelryck, quien al tomar una certificación en terapia holística conoció una frase que se volvió guía en toda la etapa de desarrollo: “el problema no es la forma como nos relacionamos con el planeta, sino la forma como nos relaciones con nuestros niños”.

Como ocurrió con esta historia, que se apareció en la vida de los directores cuando, tras la igualmente bien recibida y premiada “Amazona” (2017), fueron invitados a dictar unos talleres de cine documental en estas instituciones. No hubo un proceso de casting; en realidad no hubo tampoco una elección, sino que se trató de un ejercicio voluntario donde terminaron participando más de 20 niñas.  

Tanto en “Amazonas” como en “Alis” hay unos puntos de encuentro relacionados con esas preocupaciones que resultan con la maternidad y paternidad –los directores de la película son pareja–, y con una clara intención de crear historias de conexión. Por eso la película no tiene una mirada lastimera, ni manipula las emociones.

“Tenemos claro que ese tipo de historias lastimeras no provocan ninguna reacción y provienen de un prejuicio. Para nosotros es importantísimo el público y que salgan conociéndolas desde otra perspectiva, porque si bien estas jóvenes increíbles tienen una vida pesada, no solo es acerca de sus historias trágicas, que están, claro, porque esto también es un llamado de atención”, dice Weiskopf, quien añade que la película provoca, más bien, que se salga con el corazón lleno al ver la capacidad de resiliencia que tienen y que, por supuesto, las termina definiendo.

Más allá del cine

Otra de las virtudes de “Alis” es el deseo de ir más allá del cine y que va encaminado a permitirles a estas internas tener una continuidad en sus procesos de ayuda, pues la acogida en esta institución se da hasta que cumplen la mayoría de edad. “Descubrimos que el momento crítico para ellas era cuando salían del lugar a los 18 años, porque pasan de tener todo cubierto a no tener nada. El instituto hace un seguimiento muy corto y no hay estadísticas para saber cómo han terminado”, cuenta Van Hemelryck.

El largometraje trascenderá así el propio cine, pues asociados con la fundación “Tiempo de juego” trabajan desde hace un año en un proyecto que les brinda oportunidades a este grupo de la población, que queda a la deriva. Actualmente están en un piloto con las protagonistas, ofreciendo talleres de liderazgo, de acompañamiento psicológico y de establecer los lazos que las llenen de confianza.