Los azúcares escondidos son los añadidos en los alimentos que no son precisamente dulces; y tal vez por este motivo no lo había notado antes.

Aproximadamente un cuarto del azúcar que se consume está escondido en los alimentos procesados. Por ejemplo, la salsa para pasta puede contener cerca de cinco cucharadas de azúcar y un 80 % de las calorías en algunas variedades de salsas de tomate provienen de los azúcares; están presentes en todo: desde sopas hasta aderezos para ensalada.

Las calorías vacías de los azúcares añadidos pueden provocar un aumento de peso y de los niveles de glucosa en la sangre. La buena noticia es que reducir la ingesta de azúcar podría ser más sencillo de lo que se cree. A continuación, tres recomendaciones:

1. Leer las etiquetas de los alimentos

Poner atención a los productos con alto contenido de sacarosa, dextrosa, lactosa, maltosa, jarabe de arroz, concentrado de jugo de frutas, jarabe de maíz, melaza y otros tipos de azúcar añadido. Por otra parte, se debe saber que ciertos azúcares se encuentran de forma natural en los alimentos. Tal es el caso de la lactosa en la leche y la fructosa en las frutas, que se muestran en la información nutricional como “azúcar”, aunque no tengan azúcar adicional.

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2. Utilizar endulzantes naturales

La mayoría de los alimentos, como cereales, yogur, aderezos para ensaladas, o alimentos líquidos de arroz, soya, entre otros, están previamente endulzados y contienen cantidades sorprendentes de azúcar, por lo que tal vez es mejor probar sus versiones no endulzadas. Para reducir aún más su ingesta se puede intentar endulzar el cereal agregándole rodajas de banana o un puñado de moras.

3. Disfrutar de los sabores naturalmente dulces

Se puede sustituir aquellos postres azucarados por frutas. Además, en el mercado se cuenta con especias como la canela, la nuez moscada o el clavo, que pueden añadir notas dulces a las frutas, cereales o yogur, sin necesidad de agregar azúcar.