¿Una encuesta define la política educativa del país? | El Nuevo Siglo
Foto archivo El Nuevo Siglo
Domingo, 21 de Junio de 2020
Mario F. Hurtado
Decidir no continuar las clases en los colegios por un sondeo es una decisión irresponsable que evidencia que no se ha estudiado el problema a profundidad y que se requieren una combinación de alternativas.

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LA Confederación Nacional de Rectores de Colegios Privados - Andercop, presentó un comunicado la semana pasada donde informa que han decidido no volver a la presencialidad escolar durante 2020, con el argumento de proteger la vida de los estudiantes y sus familias, así como el respeto y cuidado de la comunidad educativa.

El comunicado es producto de una encuesta realizada a padres, donde la pregunta era si volverían a enviar a sus hijos en lo que queda de calendario académico de 2020. Se supone que la encuesta no tuvo en cuenta las particularidades del calendario B que comenzaría clases en agosto. Según la encuesta que presentaron, el 89,3% de los padres prefieren mantener a sus hijos en casas y esa es la principal razón por la que toman la decisión de no volver en 2020.

Por otra parte, Fecode, el gremio sindical de los profesores del sector público, afirma que tampoco volverán a clases para no arriesgar la vida y la salud de los profesores agremiados. Sin embargo, en una total contradicción convocaron marchas y plantones, uno de ellos en la Plaza de Bolívar, en el que las imágenes compartidas por profesores evidencian poco distanciamiento físico e uso inadecuado del tapabocas, es decir, es riesgoso ir a trabajar, pero no marchar. En evidencia que cuando los intereses superan los miedos, se pueden hacer las cosas.

El asunto es más complejo que una pregunta a padres, o los deseos de una agremiación sindical. ¿Dónde están las encuestas a los niños? ¿Dónde están los estudios asociados a la salud mental que les ha representado meses de aislamiento? ¿Existen las evidencias sobre los avances académicos y sociales desarrollados en estos tres meses de confinamiento? Eso demuestra que ni asociaciones de colegios, ni sindicatos están pensando en lo más importante, los niños, los estudiantes.

En Europa varios estudios han demostrado que el encierro ha afectado la salud, que muchos son víctimas de violencia intrafamiliar, que los casos de abuso y maltrato aumentan con el encierro en casa. Por eso, para varios países europeos a diferencia de Colombia la prioridad fue cómo volver a clases.

La alternancia que se pregonó acá, es una estrategia que ya implementaron escuelas europeas. Porque la educación no es quedarse en cada revolviendo guías que muchas veces terminan haciendo los padres o adultos. La educación requiere de los espacios de socialización, de las rutinas, del desarrollo de habilidades, que no se adquiere en casa per sé. Se requiere distanciamiento físico en el contexto del Covid, no del distanciamiento social.

Por otra parte, la población de menor riesgo con la pandemia son los niños y los jóvenes, se han encargado los medios de demostrarlo. Cada día que no informan los casos de fallecidos el Ministerio de Salud nos aclara que en el 90% de las veces, eran personas muy enfermas y con comorbilidades muy fuertes como hipertensión arterial (HTA), cáncer, enfermedad pulmonar crónica (epoc), diabetes, demencia senil, tabaquismo…es decir el Covid fue uno de los factores de su muerte.

Pero los casos de niños son aislados, pueden ser portadores, pero no desarrollar la enfermedad. Y aunque las contradicciones que nos presentan a diario son la constante, la OMS (Organización Mundial de la Salud) informó hace dos semanas que estudios demuestran que los asintomáticos no trasmiten la enfermedad, es decir la mayoría de los niños. Aun así, se deben tomar todos los protocolos, pero dejar el amarillismo vulgar que afirma que llevar un niño a estudiar es matarlo, como afirman algunos en redes, sin leer, sin reflexionar y sin detenerse a pensar en ellos.

Por otra parte, ¿Será que los padres están dispuestos a seguir pagando las matrículas sin llevar a los niños al colegio? ¿Lo preguntaría la encuesta? ¿Qué harán los colegios con los empleados de rutas, cocina, servicios generales? ¿Será que les seguirán pagando su salario? ¿Se comprometerán a mantener la planta docente con las condiciones de Ley?

Es evidente que una encuesta tan simple no justifica una decisión tan trascendental como lo es la política escolar del país.