Argentina tenía ya segura su presencia en esta edición del torneo desde que River y Boca se clasificaron para jugar la ‘Superfinal’ de la Copa Libertadores, que tras su convulso desarrollo se decidió el domingo en Madrid, con trofeo para los de la franja.
River se ganó así el pasaje a Emiratos Árabes Unidos, donde intentará terminar con la maldición que parece perseguir a su país en el Mundial de Clubes.
Brasil ha sido hasta ahora el que ha disfrutado en más ediciones de la responsabilidad de defender a Suramérica en el Mundial de Clubes, con cuatro títulos (Corinthians en 2000 y 2012, Sao Paulo en 2005, Inter de Porto Alegre en 2006).
Esos cuatro éxitos verdeamarillos son precisamente los únicos para clubes no europeos en la competición.
En la Copa Intercontinental, el torneo que medía a los campeones de Europa y Sudamérica y que es el antecedente directo del Mundial de Clubes, Argentina sí que había tenido más protagonismo, con tres títulos para Boca Juniors, dos para Independiente y uno para Estudiantes, River Plate, Racing Club y Vélez Sarsfield.
Desde el éxito de Boca Juniors en la Intercontinental de 2003, derrotando en la final de Yokohama al Milán (3-1 en penales tras empate 1-1), Argentina tuvo que esperar a 2007 para aspirar al honor de ser el mejor del mundo.
Cuatro años después
Fue en el Mundial de Clubes de 2007, también con Japón como escenario y con Boca Juniors como representante.
El equipo ‘xeneize’ comenzó en semifinales superando 1-0 al Etoile Sportive du Sahel tunecino, por 1-0 con gol de Neri Cardozo, y luego en la final, otra vez en Yokohama, el rival volvía a ser el Milán.
Filippo Inzaghi abrió el marcador en la final (minuto 21) y en la siguiente jugada empató Rodrigo Palacio (22) para Boca. Los italianos sentenciaron en la segunda mitad con tantos de Alessandro Nesta (50), el brasileño Kaká (61) y de nuevo ‘Pippo’ Inzaghi (71), antes de que un gol en contra de Massimo Ambrosini (85) dejara el marcador en 4-2 para los europeos.
Dos años después, en Abu Dabi, Argentina tuvo otra oportunidad de la mano de Estudiantes de La Plata, que estuvo más cerca del objetivo, pero que terminó igualmente subcampeón.
El equipo de La Plata arrancó ganando al Pohang Steelers surcoreano (2-1) en semifinales, con un ‘doblete’ de Leandro Benítez (45+2, 53). El brasileño Denilson acortó para los asiáticos en el 71, pero sin poder evitar la clasificación de los argentinos.
La final midió al ‘Pincharrata’ con el todopoderoso Barcelona de Josep Guardiola, que buscaba su sexto título oficial de aquel año.
Mauro Boselli adelantó a Estudiantes en el 37 de la final y Estudiantes resistió bien hasta el final del partido. Por momentos el equipo entonces dirigido por Alejandro Sabella pareció tener el objetivo en la mano, pero Pedro Rodríguez igualó en el 89 para forzar la prórroga y un argentino, Lionel Messi, decidió el partido para el Barça (2-1) en el 110.
San Lorenzo acudió a la cita de 2014 en Marruecos y sufrió mucho para vencer al modesto Auckland (2-1 en la prórroga, con un gol de Mauro Matos para la victoria). Pero en la final de cuatro días más tarde en Marrakech, el Real Madrid les derrotó por 2-0.
En 2015, River Plate acudió a Japón con la misma misión y superó igualmente las semifinales, con un gol de Lucas Alario para vencer 1-0 al Sanfrecce Hiroshima. En la final, un tanto de Lionel Messi y dos del uruguayo Luis Suárez hicieron que el Barcelona conquistara el trofeo.
River Plate y Argentina tienen ahora una nueva oportunidad para saldar una vieja cuenta pendiente.
Nada de nada
De otro lado, México es el país que más veces ha estado representado en el Mundial de Clubes, 13 en las 14 ediciones disputadas anteriormente, pero todavía no ha conseguido que ninguno de sus equipos llegue a la final, algo que tratarán las Chivas de Guadalajara este año.
Será la decimocuarta participación mexicana en quince Mundiales de Clubes y la primera para el equipo, que debuta mañana en cuartos ante el Kashima Antlers japonés y que intentará mejorar la actuación de sus compatriotas, que han ido gestando una especie de ‘maldición’ que hace que el país encadene decepción tras decepción cada mes de diciembre.
Los mejores resultados mexicanos en la competición los consiguieron el Necaxa en 2000, el Monterrey en 2012 y el Pachuca en 2017, con terceros puestos. En cinco ocasiones (2007, 2010, 2011, 2013, 2015) los mexicanos ni siquiera consiguieron llegar a las semifinales y quedar por tanto entre los cuatro primeros, un balance por lo tanto pobre.
El bronce del Necaxa tuvo lugar en la primera edición de la competición, una experimental que tuvo lugar en Brasil en 2000 y donde superó al Real Madrid en la tanda de penales (4-3 tras empate 1-1) en el partido por el tercer puesto.
Esa experiencia en suelo brasileño se considera oficialmente el primer Mundial de Clubes, aunque hasta 2004 se estuvo disputando la Copa Intercontinental, el considerado como antecedente directo del torneo, y ya en 2005 fue cuando el torneo se asentó con su formato actual y empezó a disputarse anualmente.
México siempre ha enviado un representante al Mundial, salvo en esa edición de 2005, donde fue el Deportivo Saprissa costarricense el que acudió a la cita en Japón en representación de la Concacaf./Con AFP