Dos colombianos son piezas clave en el andamiaje de los equipos: Wilmar Barrios y Santos Borré
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Son varios los clásicos que acaparan la atención del planeta fútbol, entre estos están el Real Madrid-Barcelona, el más antiguo: Celtic-Rangers, el Manchester United-Liverpool o el Juventus-Inter de Milán, por solo citar cuatro, pero ninguno como el Boca Juniors-River Plate, que hoy tiene al mundo expectante y a los argentinos ansiosos y literalmente locos.
No hay rincón del país gaucho, de América, Europa o Asia en donde no se hable de la final de la Copa Libertadores, cuyo primer sorbo se dará hoy en el histórico estadio de La Bombonera.
A algunas naciones los toca, como el caso de Colombia, porque de por medio hay cinco jugadores en las nóminas de los dos elencos, aunque solo dos están confirmados como titulares, Wilmar Barrios en el sector medular de los ‘xeneizes’ y Rafael Santos Borré en ‘Los Millonarios’.
Sebastián Villa, quien se ha ganado la confianza del técnico Guillermo Barrios Schelotto, podría ser la sorpresa en la formación o también Edwin Cardona, quien viene de marcar un golazo esta semana. De otro lado, Juan Fernando Quintero, criticado por sus últimas actuaciones y recriminado por el técnico Marcelo ‘Muñeco’ Gallardo por no ser más protagonista.
El nerviosismo que se empezó a sentir desde que River dejó en el camino a Gremio y 24 horas después cuando Boca sacó a Palmeiras, se ha ido incrementando con el paso de los días, pero nada será comparable con la tensión que se sentirá cuando a partir de las 3:00 p.m. hora colombiana (5:00 p.m. de Argentina), el árbitro chileno Roberto Tobar haga sonar el pito y se eche a rodar el balón.
A partir de ese momento se dará rienda suelta al éxtasis de la pasión futbolera. El inédito superclásico por la final de la Copa Libertadores de América dará paso a 90 minutos, más las adiciones, en un duelo que prolongará la expectativa por la definición del campeón hasta el 24 de este mes, cuando se dispute la vuelta.
Pero si en la fase previa la emoción ha cortado el aliento a cualquiera en Argentina, en Chile, Uruguay, Paraguay, Brasil, Colombia, Estados Unidos, España o Tokio, qué decir durante estos primeros 90 minutos. Solo ambos clubes congregan al 70% de los aficionados de su país y a un sin número alrededor del plante. Por ello es mejor no pensar en la tensión que generaría llegar a definir el título por penales en el partido de vuelta.
Solo dos veces se enfrentaron en una final durante un siglo por un título oficial. En 1976, Boca le ganó a River por 1-0 y se consagró campeón del Nacional. River por su lado ganó la Supercopa argentina este año al imponerse 2-0.
¿Qué esperar?
Como lo dijo Jorge Barraza, es posible que hoy Boca y River no jueguen buen fútbol, que el espectáculo no sea la máxima expresión del fútbol, pero “nadie va a querer que se acabe el partido”. La razón, los dos clubes, con estilos diferentes, siempre dejan el alma en la cancha.
Y es que el derbi Boca-River tiene algo inexplicable. El diario británico The Observer dijo alguna vez que “uno no tiene derecho a morirse sin haber visto, al menos una vez, un Boca-River”.
Otro periódico del Reino Unido, The Sun, lo calificó como “la experiencia deportiva más intensa del mundo”. Un editor de la revista World Soccer Magazine dijo que es “insuperable por ningún otro en el mundo por su pasión e intensidad”.
Es muy posible que esa tensión que ha generado el partido y la angustia por lo que suceda en la cancha de la Bombonera, provoque afectación en la salud de algunos aficionados, pero a la vez, nadie duda de que al término de los 90 minutos nadie se podrá quejar por el desempeño de los jugadores.
Es seguro que los técnicos plantearán los partidos para no perderlos. Al fin y al cabo quedará otro duelo para finiquitar la confrontación, pero también lo es que ninguno renunciará a atacar, cada uno a su estilo.
En el total de choques aficionados y profesionales, Boca le lleva 10 partidos ganados de ventaja. Ganó seis Libertadores y tres intercontinentales. River suma tres Libertadores y una Intercontinental.
Pero, ¿quién se fija en las estadísticas a la hora de un superclásico? Nadie. Lo pasado es historia y el presente es que los dos elencos más populares de Argentina y con aficionados en los lugares más recónditos del mundo, saldrán a dar la cuota inicial para quedarse con el preciado galardón de la Copa Libertadores de América.
Un condimento adicional es que en las tribunas de la Bombonera hoy solo habrá seguidores del local. Los de River no tienen cabida.
A ello se suma que el equipo de la banda cruzada no tendrá a su técnico en el banco, ni siquiera en un palco. No. ‘El Muñeco’ Gallardo estará fuera del estadio, por cuanto debe pagar una sanción que le impuso la Conmebol luego de que bajara al camerino, a pesar de estar suspendido, al final del partido contra Gremio.
Para los aficionados, ambos técnicos son ídolos. En River Gallardo y en Boca Barros Schelotto. Los adoran por su fidelidad a los colores y campeonatos ganados como jugadores y entrenadores.
Al final, en este superclásico argentino con protagonismo de colombianos, el fiel reflejo de lo que sucede en el mundo entero es lo que dijo el empedernido hincha del fútbol, Fontanarrosa: “¿Por qué estoy nervioso si soy hincha de Rosario Central? Es difícil no estarlo. Hay una carga eléctrica, una energía que dinamiza y crispa, sea el partido bueno, malo o regular”.