La referencia en este Giro parece ser Dumoulin, un gran rodador que sabe resistir con una impresionante constancia en los puertos.
El Giro de Italia inicia el sábado en Bolonia una nueva edición con el holandés Tom Dumoulin y el británico Simon Yates como favoritos, confrontados en 21 etapas al italiano Vincenzo Nibali y al esloveno Primoz Roglic.
Dumoulin (28 años), vencedor en 2017 y solo superado por el británico Chris Froome el año pasado, se dejó seducir por el Giro una vez más. Igual que Simon Yates (26 años), dominador el año pasado antes de hundirse en las dos últimas etapas de montaña.
"En este sentido, tengo una cuenta pendiente en el Giro", reconoce el británico, que se vengó ganando la Vuelta a España.
Si las siete llegadas en alto le dan ventaja respecto a sus rivales, la experiencia de 2018 le ha hecho prudente: "Me gusta correr de manera agresiva. Desgraciadamente, no se puede hacer siempre. Es lo que aprendí de verdad la temporada pasada".
Varias dificultades
Para que haya elementos que puedan decidir en esta lucha de los favoritos, los organizadores acordaron un lugar importante a las contrarreloj (59,8 km), con dos de ellas con final en subida, ya que la montaña forma parte del ADN del Giro en la época contemporánea.
Pero en un recorrido en el interior de las fronteras italianas, con excepción de una incursión en San Marino, habrá que esperar a la 13ª etapa para una llegada en altitud.
Las ascensiones más temibles están reagrupadas en cuatro jornadas, las principales (los puertos históricos del Gavia y del Mortirolo) están programadas el 28 de mayo. Después, los escaladores dispondrán de una buena ocasión, a la salida de los Dolomitas, para alterar la jerarquía, la víspera de la llegada el 2 de junio, delante de las arenas de Verona (norte).
En esta 102ª edición, que busca satisfacer a todas las categorías de ciclistas, los velocistas contarán con sus oportunidades en las primeras jornadas. A condición de que estos especialistas (Viviani, Gaviria, Démare y Ewan principalmente) ataquen sin concesiones las dificultades habituales del Giro, sobre todo si la lluvia anunciada complica la llegada, el domingo en Toscana.
"Sobre el papel, el recorrido me gusta mucho", reconoce Roglic, que brilló la semana pasada en la Vuelta a Romandía. El esloveno, cuarto del Tour de Francia de 2018, tiene el perfil para ser un aguafiestas de los favoritos.
A sus 29 años, en un quinta temporada al más alto nivel, parece seguro de sus posibilidades, dispuesto a acceder por primera vez al podio de una gran vuelta.
Dumoulin como referencia -
La referencia en este Giro parece ser Dumoulin, un gran rodador (campeón del mundo contrarreloj en 2017) que sabe resistir con una impresionante constancia en los puertos.
El holandés, concentrado en el Giro ("veré después si voy al Tour", anunció), sabe que todo es posible en la carrera rosa, incluso lo más improbable como la cabalgada solitaria de Froome sobre casi 80 kilómetros el año pasado o el cambio de la situación protagonizado por Nibali dos años antes para imponerse una segunda vez.
A sus 34 años, Nibali, uno de los ciclistas que simboliza la indispensable "fantasía", o la imaginación táctica, lleva en sus espaldas las esperanzas italianas, junto a Davide Formolo, recientemente segundo de la Lieja-Bastoña-Lieja.
Pero el grupo de candidatos al podio es particularmente amplio, del colombiano Miguel Angel López (tercero en 2018) al español Mikel Landa y su alter ego ecuatoriano Richard Carapaz. Incluso los jóvenes (Geoghegan Hart, Sivakov) del equipo Sky, reconvertido ahora en Ineos, "sin ninguna presión", según su expresión común.
Para todos, las primera cita está fijada el sábado, en la contrarreloj de apertura de 8 kilómetros que concluye en el santuario de San Luca, en las alturas de Bolonia.