Mundial de Catar: no es el mejor, ni el peor, pero sí el de las sorpresas | El Nuevo Siglo
LOS LUJOS en el Mundial de Catar empiezan por los estadios, que son realmente extraordinarios.
Domingo, 27 de Noviembre de 2022
Alejandro Munévar

Por Alejandro Munévar

Enviado especial EL NUEVO SIGLO

 

Mientras se cierra la primera semana de competencia y el Mundial de Fútbol va tomando curso, nos hemos dado cuenta de que no es, al menos de momento, el mejor, ni mucho menos el peor; pero eso sí, puede ser el más extravagante o lujoso, y también podría decirse sin miedo a equivocarnos que es el mundial de las sorpresas.

Independientemente de lo que pase durante la segunda semana de partidos, haber visto cómo Arabia Saudita le ganaba al todopoderoso y siempre favorito Argentina, o cómo Irán –un equipo aparentemente menor– se imponía a Gales, que si bien no es precisamente el favorito, al menos sobre el papel parecía mejor, o que Marruecos –un país que no tiene historia y tradición en el fútbol– le sacara un empate valiosísimo a Croacia, actual subcampeona del mundo, o  que Japón se impusiera ante Alemania, nos hace pensar que verdaderamente este es el campeonato de las sorpresas en cuanto a lo futbolístico.

Claro, habrá excepciones como lo de Catar, que ha perdido todo lo que ha jugado, o Brasil, que aunque le costó, terminó ganándole a Serbia, pero en esta Copa del Mundo hemos descubierto equipos –sobre todo del Medio Oriente– que nos han sorprendido, quizá no por su fútbol rocoso, que siempre se espera, pero sí por como han salido a jugar, a disputar cada partido y pelear todas las pelotas, siempre queriendo dejarlo todo en la cancha, cosa que se agradece y se valora. Pero estos resultados “esperados” también hacen parte de la fiesta del fútbol.


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Ahora bien, si el fútbol nos ha sorprendido, el país también, quizá no por su organización, porque para ser francos es prácticamente igual a la de los últimos tres mundiales, todos con los mismos problemas, los mismos aciertos y por supuesto los mismos errores. Claro, igual que en el fútbol hay excepciones, pero en general, lo que no sorprende es la falta de conocimiento de los voluntarios que son parte fundamental de la operación, pero que en los últimos tres mundiales han fallado, no todos, pero sí la mayoría. En Doha, por ejemplo, de los ocho estadios solamente en dos han estado a la altura de las circunstancias. Sin embargo, es justo reconocer que el problema no es de los voluntarios, sino de la organización, que no pudo entrenarlos como debía.

Ahora bien, independientemente de esto no podemos dejar de hablar del país, una nación relativamente joven y dispuesta a abrirse al mundo para convertirse en referente del deporte, el arte y la cultura.

A diferencia de sus primos de Arabia Saudita, en Catar, debido a la alta tasa de inmigrantes, han empezado a abrirse un poco más, por momentos parece inclusive que se han occidentalizado. Al fin de cuentas, al menos el 70 % de la población son extranjeros y seguramente después del Mundial muchas de las cosas cambiarán en el comportamiento y la forma de ver la vida de los cataríes. Esto, por supuesto que no es sorpresa para nosotros, quizá lo sea para los locales, pero esta es una historia que tendrá que escribirse en unos meses o inclusive en unos años.

El fútbol

Ahora, volviendo al fútbol, que es a lo que vinimos, el cambio de la fecha del Mundial de junio a diciembre no es la mejor idea: a ver, no se ha visto una relativa diferencia entre jugar en diciembre o en junio, al fin de cuentas los jugadores son profesionales y cuando se disponen a defender su bandera lo van a entregar todo, sea en enero, junio o diciembre. También encontramos que muchos jugadores sufrieron de fuertes lesiones inclusive sin haber empezado el campeonato, como el caso del actual balón de oro Karim Benzema, así que el argumento de que los jugadores llegarían en mejor forma o inclusive menos propensos a lesiones falla, pues estas –las lesiones– no dependen de la época del año; si no, sería más fácil no jugar en los meses en donde son más propensos a ellas.

Vamos apenas empezando la segunda semana del Mundial, todavía queda mucho fútbol, pero sobre todo mucho país por descubrir. Hoy día Doha, o más bien Catar, está dividida en dos: una parte que es el país del Mundial, en donde hinchas de todo el mundo se reúnen, cantan, gritan y tratan de hacer fiesta en medio del miedo a las “prohibiciones”, y por otro lado está el país que le da la espalda al campeonato del mundo, siguen su vida como si nada pasara, van a sus trabajos, cumplen con sus deberes y cada vez que pueden, ven los partidos. Ese es el país que tendremos que visitar, en donde verdaderamente podremos ver la cultura y la vida día a día en Catar, que seguramente seguirá sorprendiéndonos.