No me gustaba el ciclismo ni ningún deporte: Edwin Ávila | El Nuevo Siglo
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Domingo, 19 de Abril de 2020
Redacción Deportes
El pedalista recordó sus años de infancia y la paciencia que le ha tenido su técnico, el ‘Chivo’ Velásquez

Como un caso atípico y sui generis dentro del deporte de las bielas se puede considerar el del ciclista Edwin Ávila, bicampeón mundial de la prueba por puntos, quien nunca sonó con ser deportista y menos ciclista.

Creció sin referentes, sin admiración por alguien en particular, sin la esencia del deportista soñador, sin gusto ni interés por las victorias. Su infancia, marcada por episodios violentos y la necesidad del día a día le impedía darle una mirada romántica a la vida.

“Fue una época bastante difícil, violenta, con altibajos. Nosotros nos criamos viajando de un lado a otro, cada año cambiábamos de ciudad, mi papá distribuía calzado por todo el país. Por ese motivo viajábamos mucho, mi papá tuvo mucho dinero, éramos acomodados económicamente. A veces uno no escoge lo que quiere vivir y a mí no me gustaba el ciclismo ni ninguna clase de deporte. Fuimos desplazados por la guerra y a mi papá le quitaron todo. Lo perdimos todo”, contó el pedalista que hoy milita en la formación continental del Israel Start Up Nation, durante el Instagram Live realizado por la Federación Colombiana de Ciclismo.

Recordó que “en Cartagena nos tocó irnos para Turbana, pasaba un bus cada hora, éramos cuidanderos (vigilantes) de una finca. Un amigo tenía 1.500 palos de limón y a mis 15 años de edad los limpiaba por el techo y la comida”.

“Por ese motivo de la guerra no pudimos estudiar yo  y ninguna de mis hermanas. Luego una tía nos dijo que nos viniéramos para Bogotá, ella administraba siete almacenes por la séptima, y uno de esos era de ella. Nos fuimos para su casa, primero mis hermanas para trabajar atendiendo con un pago de $600 mensuales. Luego mandaron por nosotros. Fuí el último en venir para acá con mi papá, vivíamos en una sala en la casa de ella, yo trabajaba de portero, mi papá me había regalado una bicicleta”, señaló Ávila, quien a raíz de la necesidad y la cuota de $120 mil que debía aportar en su hogar para los gastos, encontró, un día, la manera de ser más solvente económicamente para los suyos.

“Luego de estar en Bogotá, tenía la bicicleta y mi papá me llevó a correr el Simón Bolívar, gané y me dieron $100 mil. Dije: ¡100 mil en un día así no más! ¡Es más fácil ganarme 100 mil así y no 20 en el almacén! Por eso llegué al ciclismo, por necesidad. Me metí al ciclismo y fuimos muy unidos como familia. A los 15 años daba 120 mil mensuales y lo demás que ganaba en las carreras lo invertía en material. Corrí por uno o dos años con el mismo uniforme, me caía y lo cosía, la gente me fue cogiendo cariño. Un mecánico me vendió unas ruedas financiadas y cuando viajaba a correr cogía mulas, echando dedo, les decía que si me podían llevar y me iba con los muleros”, aseveró.

Así nació Ávila para el mundo del ciclismo y sin darse cuenta su vida estaba marcada con la estrella de los campeones, tanto así que ganó su primer campeonato del mundo, venciendo al mismísimo Cameron Mayer, con un calentamiento de 10 minutos de rodillo antes de la carrera.

Ese día se convirtió en el primer campeón mundial masculino de pista tras ‘Cochise’ Rodríguez.

“El Chivo (José Julián Velásquez) me tuvo que aguantar mucho, él realmente fue el que me educó en el ciclismo. Antes de él nunca tuve un entrenador que estuviera pendiente, preocupado por mí, uno de prejuvenil y juvenil era solo, no tenía equipos, no es como ahora que hay más apoyo y patrocinios. En esa época se corría por la liga y por su cuenta”, expresó.

“Empezó a darme obligaciones, a darme horarios y yo cometía muchas embarradas, dejar el pasaporte para una cita de visado no fue lo único. En España tumbé a María Luisa (Calle) antes del Mundial, la estrellé por detrás, estaba mirando para los lados distraído, le fracturé la muñeca. Fueron puras embarradas de juventud”, indicó. “Pero corrí tres mundiales y gané dos”, expresó sonriente el hábil ciclista, capaz de ganar en pista como dar espectáculo y sorpresas en la ruta, ganando el Nacional de 2016 en Tunja.