El Giro de Italia de ciclismo comienza el sábado con una contrarreloj de 8 kilómetros que se termina en las alturas de Bolonia, para otorgar la primera 'maglia' rosa de la 102ª edición, codiciada por los dos grandes favoritos, el holandés Tom Dumoulin y el esloveno Primoz Roglic.
- Un duelo por la 'maglia' rosa
"Es perfecta para mí", estima Dumoulin, que recuerda haber ganado en 2017 el Campeonato del Mundo de contrarreloj en Bergen (Noruega) sobre un recorrido que terminaba en subida.
El holandés, de 28 años, salió vencedor de las dos últimas contrarreloj inaugurales del Giro, en Apeldoorn (Holanda) en 2016 y en Jerusalén el año pasado, en cada ocasión sobre llano.
"Es una crono que me conviene", responde como un eco Roglic. Al contrario de Dumoulin, tiene un palmarés todavía virgen de victorias en 16 días de carrera desde el inicio de la temporada (UAE Tour, Tirreno-Adriático, Tour de Romandía).
Llegado tarde al ciclismo, el exsaltador de esquí de 29 años nunca ha llevado el maillot de líder de una gran vuelta. Estuvo cerca de serlo en 2016, cuando, siendo un perfecto desconocido en la época, entró a menos de un segundo de Dumoulin, en la contrarreloj de Apeldoorn, en aquel Giro de 2016.
Un santuario para las primeras selecciones
En Bolonia (noreste), el recorrido empezará en la Piazza Maggiore, en el corazón de la ciudad, y concluirá con la ascensión al santuario de San Luca, de 2,1 kilómetros y un 9,7 % de pendiente, con un 16% antes de la bandera roja del último kilómetro, en la curva en "s" de Orfonelle.
"Escalo bastante bien con la bicicleta en la contrarreloj, pero sé que otros corredores se sienten cómodos también", confiesa Victor Campenaerts, nuevo poseedor del récord de la hora.
El belga sueña sobre todo con las otras dos contrarreloj programadas (59,8 km en total), la última a la conclusión del Giro el 2 de junio en Verona, tras 3.578 kilómetros. "Dumoulin y Roglic estarán un poco más cansados (por la montaña) al final de la prueba", añade el campeón de Europa de contrarreloj.
Para varios de los aspirantes al podio, el objetivo en esta contrarreloj consiste sobre todo en limitar la pérdida de tiempo. Ese será el caso para el colombiano Miguel Ángel López (tercero del Giro 2018) y para el español Mikel Landa, que tienen sus esperanzas volcadas en las etapas de montaña en la segunda mitad de la prueba, los puertos emblemáticos del Giro (Gavia y Mortirolo en la 16ª etapa) y la penúltima jornada en los Dolomitas.
El riesgo de meteorología
De las tres grandes vueltas (Italia, Francia, España), el Giro afronta a menudo la meteorología más cambiante, de un gran calor a la nieve en los Alpes del norte de la península.
En la contrarreloj en Bolonia, las previsiones hablan de condiciones (lluvia, viento) que se agravarán hasta la conclusión cerca de las 20h00 locales.
Vincenzo Nibali, doble vencedor del Giro (2013, 2016), afirmó que quería partir entre los primeros. El siciliano de 34 años, prefiere ser prudente. Dumoulin, el primero en lanzarse a las 16h50 locales, ha hecho la misma elección, igual que Roglic.
Entre los favoritos a la victoria final, Simon Yates es el único que ha tomando el riesgo de esperar, como lo quiere la tradición de las contrarreloj en las carreras por etapas.
Vencedor en marzo de la crono de la París-Niza, el británico de 26 años llega al Giro para saldar su inmensa decepción del año pasado. El vencedor de la última Vuelta a España había volado en el pasado Giro, antes de hundirse en las dos últimas jornadas de montaña.
"Hace doce meses que pienso en esta carrera", declaró Yates este viernes a los periodistas, considerándose a sí mismo "el favorito número uno" de esta edición.