DESDE 1,7% en diciembre de 2024 hasta 1,3 % de este mes, la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) revisó a la baja el crecimiento para Colombia colocando al país como el segundo con el peor desempeño para este año de la región.
Estas previsiones tienen que ver con el regular comportamiento de indicadores claves como el alto desempleo, la inflación que no cede y por la caída del consumo de la producción industrial, como ya lo reflejaron otros organismos internacionales con el país.
Por ejemplo, en las previsiones del Fondo Monetario Internacional (FMI), se redujo el PIB de 1,3 % a 1,1 %.
Ante esta situación, David Cubides, director de investigaciones económicas de Alianza Valores, sostuvo a EL NUEVO SIGLO, que “hay varios factores que entran a jugar en pronósticos de un menor crecimiento en este año para Colombia. Número uno, el hecho de que todavía las tasas de interés le siguen pasando factura a la economía colombiana. Por supuesto, esto podría tener un impacto en la moderación del componente de consumo. Por otro lado, lo que sucede con la inversión, que ha tenido un comportamiento bastante regular, por no decir que unas caídas significativas, y eso claramente, pues tiende a moderar o a comprimir la actividad económica”.
Otro elemento que aprecia el analista es que “los niveles de incertidumbre, prima de riesgo, etcétera, siguen también pasándole factura a la economía o siguen pasándole la cuenta sobre todo con lo atinente a la baja inversión. Y a esto tenemos que también acompañarlo de un mundo en el cual estamos viendo los números de crecimiento que no son muy elevados y que probablemente con tasas de interés que van a durar un poco más tiempo”.
Asimismo, también el Banco Mundial recortó en abril pasado su proyección para el país. Esa otra entidad en febrero veía a Colombia careciendo al ritmo de 1,8 %, pero la bajó a 1,3 %.
Las reformas
En su momento, el economista jefe de América Latina y el Caribe del Banco Mundial, William Maloney, resaltó que las reformas del Gobierno actual no incidieron en este pronóstico y que, en cambio, el país debe concentrarse en fomentar la inversión extranjera.
A la par con sus proyecciones de crecimiento para Colombia, la Cepal estimó al alza el crecimiento promedio para la región este año, de un 1,9 % estimado en diciembre a un 2,1 %, por perspectivas de un mejor desempeño del gigante Brasil.
De acuerdo a la Cepal, “la expansión esperada para la región en 2024 se mantiene en la senda del bajo crecimiento económico observado en los últimos años, debido a un escenario internacional complejo”.
Tanto el crecimiento de la actividad económica como el del comercio global se sitúan por debajo de sus promedios históricos, pero además con tasas de interés que permanecen altas, afirmó el organismo dependiente de Naciones Unidas (ONU).
A nivel regional, sin embargo, la baja de la inflación llevó a varios países a disminuir las tasas de interés, “a partir de lo cual se podría esperar un impacto favorable sobre la actividad económica”.
Brasil, la mayor economía regional, crecerá este año más de lo esperado. En diciembre la Cepal había previsto una expansión de 1,6 % de la principal potencia regional. El nuevo reporte sitúa el crecimiento en 2,3 %. Para Chile, Perú y Uruguay también fue mejorada la estimación. En el caso de Argentina, en cambio, se profundizará la caída esperada. Si en diciembre se había estimado un retroceso de 1 %, ahora la proyección es de -3,1 %.
Los desafíos
El secretario ejecutivo de la Cepal, José Manuel Salazar-Xirinachs, dijo que la expansión esperada para la región en 2024 se mantiene en la senda del bajo crecimiento económico observado en los últimos años, y el gran desafío es cómo avanzar hacia un crecimiento más alto, dinámico e inclusivo, indica la Comisión de la ONU.
Señaló en su análisis, que la región está enfrentando un escenario internacional complejo, caracterizado por un crecimiento de la actividad económica y el comercio global por debajo de sus promedios históricos, junto con tasas de interés que permanecen altas en los países desarrollados, redundando en mayores costos de financiamiento para los países emergentes, incluida la región.
En el ámbito interno, la tendencia a la baja de la inflación ha dado espacio para los bancos centrales de varios países implementaran disminuciones en sus tasas de interés de política, a partir de lo cual se podría esperar un impacto favorable sobre la actividad económica.
Asimismo, la Cepal dice que este año los mercados globales estarán marcados por varios factores de riesgos. Las crecientes tensiones geopolíticas están llevando al mundo hacia un fuerte reacomodo de las cadenas de valor.
Intereses
Además, existe el riesgo de que los aumentos en los precios de los productos básicos puedan retrasar las bajas de tasas de interés de política por parte de los principales bancos centrales, con efectos negativos para el crecimiento económico mundial. Junto a lo anterior, si las tasas de interés permanecieran elevadas por más tiempo, podrían aumentar aún más las vulnerabilidades por la carga de deuda en varias economías emergentes y en desarrollo, y también la vulnerabilidad del sector financiero en los países desarrollados.
Sostiene el organismo en su informe, que el bajo crecimiento esperado en 2024 no es solo un problema coyuntural, sino que refleja la caída de la tasa de crecimiento tendencial del PIB regional. La región se encuentra en una crisis de desarrollo caracterizada por tres trampas que se refuerzan mutuamente: una trampa de bajo crecimiento, una trampa de alta desigualdad y baja movilidad social y una trampa de baja capacidad institucional y gobernanza ineficaz. Estas trampas condicionan y limitan la consecución de la Agenda 2030 de las Naciones Unidas y, por tanto, la consecución de un desarrollo social inclusivo.
Una meta lejana
Buena parte del débil comportamiento del PIB, según los organismos internacionales, se debe a una política monetaria aún restrictiva, por cuenta de un Banco Central que busca consolidar una senda decreciente de la inflación para ubicarse de nuevo en el rango meta y alcanzar la meta puntual del 3 %.
Pese a esto, la reducción de la inflación ha sido más lenta de lo que anticipaba el FMI a 6 % este año
Ahora bien, se estima que a partir de 2025 la inflación se ubique en el objetivo del Banco de la República (3 %). La inversión también juega un papel fundamental en la configuración del crecimiento económico. Su recuperación hacia los niveles prepandemia ha tomado más tiempo de lo esperado, en parte por la misma política monetaria, pero también por cuenta de la incertidumbre política e institucional.
Dado esto, el FMI prevé que en el mediano plazo la inversión total se estabilice alrededor de 14 %-14,5 % del PIB, niveles muy inferiores a los observados antes de la pandemia (promedio de 22,7 % durante 2010-2019). Esto resulta preocupante y resalta la importancia de que el Gobierno tome medidas que impulsen la inversión en el mediano plazo.