La economía de China creció un 5,2% en 2023, según datos publicados el miércoles por la Oficina Nacional de Estadística, que muestra uno de los ritmos de desarrollo anual más lentos en más de tres décadas en el país asiático.
En medio de una grave crisis del sector inmobiliario, un débil consumo y la incertidumbre económica mundial, Pekín se había fijado un objetivo de crecimiento de "alrededor del 5%" para 2023 después del aumento del 3% del producto interior bruto en 2022.
Un grupo de economistas interrogados por la AFP había anticipado el lunes una tasa de crecimiento del 5,2% y después el primer ministro Li Qiang confirmó este porcentaje el martes en el Foro de Davos.
Se trata del peor ritmo de crecimiento para la segunda economía mundial en las últimas tres décadas sin tener en cuenta el periodo en que estuvieron vigentes las medidas contra la pandemia del covid.
En 2022, el PIB había aumentado un 3% a pesar de la vigencia de las restricciones sanitarias. Para el año pasado, ya con estas medidas levantadas, Pekín se fijó un objetivo de alrededor del 5%.
El regreso a la normalidad poscovid provocó un repunte inicial de la economía, que luego perdió impulso a medida que la desconfianza se abatía sobre familias y empresas y pesaba en el consumo.
Las ventas minoristas, principal indicador del consumo de los hogares, se ralentizaron en diciembre con un aumento del 7,4% interanual, contra el 10,1% registrado el mes anterior.
La producción industrial se aceleró ligeramente al 6,8% interanual, contra 6,6% en noviembre, y la tasa de desempleo aumentó en una décima hasta el 5,1% en este mismo periodo.
Sin embargo, este último indicador es incompleto dado que se calcula solo en base a los datos en centros urbanos y excluye a millones de trabajadores en zonas rurales particularmente vulnerables a la ralentización económica.