Economía mundial seguirá marcada por líos comerciales | El Nuevo Siglo
Foto Xinhua
Miércoles, 1 de Enero de 2020
Redacción Economía
Dependiendo de la forma como China y Estados Unidos solucionen sus problemas comerciales esta podrá mostrar un mejor crecimiento durante 2020
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Si 2019 se caracterizó por una actividad económica mundial poco dinámica, particularmente en el sector manufacturero y en el comercio internacional, se espera que este año tenga un mejor desempeño si se despeja la incertidumbre derivada de la guerra comercial entre Estados Unidos y China, y la falta de crecimiento en algunas economías emergentes -resaltan India y algunos países de América del sur-.

Este panorama ha implicado el uso de estímulos fiscales y medidas acomodaticias en economías desarrolladas, las cuales acompañadas por una reducida volatilidad en los precios de los commodities, que facilitaron la recuperación del flujo de capitales hacia América Latina, sin que esto revirtiera el panorama de siete años de desaceleración económica regional.

De acuerdo con recientes informes de bancas de inversión y la Cepal, el escenario para la región y el mundo en 2020 año es ligeramente mejor. Según S&P y Goldman Sachs, se prevén riesgos limitados de una recesión en Estados Unidos, mejores tasas de crecimiento y políticas fiscales más amigables. En cuanto a América Latina, el crecimiento proyectado estará por debajo del promedio mundial y supeditado exógenamente a la superación de las tensiones comerciales, a la estabilización de los precios de los commodities y a la recuperación de la demanda global.

Las señales

Es probable que la OPEP expanda el actual acuerdo y que haya recortes a partir del primer trimestre de 2020, lo que podría facilitar precios más altos en el próximo año. Aunque hay algunos hechos que dan lugar al optimismo, no abundan factores que permitan afirmar que habrá menor incertidumbre para los mercados el próximo año. La firma del acuerdo de “Fase 1” entre Estados Unidos y China, la posibilidad de un Brexit Day en enero 31, y un impeachment potencialmente bloqueado por el Senado, no constituyen señales determinantes para estimular significativamente a los inversionistas.

En primer lugar, no hay claridad sobre los planes detallados del mencionado acuerdo respecto a las compras agrícolas de China a EE.UU. ni el paso a paso del rollback de tarifas.

En Reino Unido, la idea de un Brexit pacífico depende de la ratificación de un mandato de negociación en la Unión Europea y la buena voluntad en debates. Aunque hay algunos hechos que dan lugar al optimismo, no abundan factores que permitan afirmar que habrá menor incertidumbre para los mercados.

Lo que viene

En noviembre 3 de 2020, la atención estará enfocada en las elecciones presidenciales y legislativas en los Estados Unidos. Las primarias tendrán lugar desde febrero hasta julio, y las convenciones Republicanas y Demócratas en agosto. Aunque las encuestas no los favorecen de momento -pues pierden en las agregadas contra Joe Biden y Bernie Sanders- los Republicanos buscarán la reelección y, al menos, una de las cámaras con el fin de bloquear intentos de impeachment durante su siguiente mandato. El resultado de esta jornada determinará el rumbo de la agenda exterior política y económica.

En lo que respecta a América Latina, la elección tendrá efectos sobre la forma de la transición democrática en Venezuela y establecerá si es prioridad la búsqueda de alineamiento regional para contener el grado asentamiento de las inversiones Chinas.

Una victoria demócrata cambiaría sustancialmente los términos del relacionamiento con los países de la región sin importar el ala que se imponga. Podría implicar, entre otras cosas, una flexibilización de la política migratoria, una política exterior menos intervencionista y una reconexión con la agenda global ambiental.

Regionalmente, conduciría a una postura más diplomática y al condicionamiento de las relaciones comerciales a la atención de problemas ambientales y el respeto de los derechos laborales y sindicales, como recién sucedió en la negociación del Usmca (United States-Mexico-Canada Agreement) acuerdo sucesor del Nafta.

Protestas sociales

Las encuestas de opinión son sugestivas, pero menos predictivas en Estados Unidos. Para el momento de la publicación de la agenda temática del WEF Davos 2020, en octubre de 2019, ya habían estallado protestas sociales en Hong Kong, Chile, Bolivia y, mucho tiempo atrás, el movimiento de los chalecos amarillos. La agenda está estructurada hacia reflexiones en dos sentidos, por un lado, al crecimiento inclusivo bajo la denominación de “cohesión” adopción del Acuerdo de París y los Objetivos de Desarrollo Sostenible.

La idea del foro Davos 2020 era adoptar un manifiesto para el Capitalismo de Stakeholders, que atendiera a las demandas generacionales alrededor de temas como el crecimiento inclusivo, la desigualdad, los desafíos de la automatización del trabajo, el consumo responsable, la sostenibilidad, entre otros. Pero eso quedó en veremos.

Seguramente, la agenda del COP26, el cual se celebrará en noviembre, también hará eco de estas demandas y las materializará en sus compromisos. Durante el 2020, los países en desarrollo tendrán el desafío de incorporarse a estas agendas en un contexto de límites presupuestales y una economía global desacelerada. Así mismo, enfrentan el dilema de depender de los estímulos fiscales a industrias intensivas en trabajo y capital, los cuáles han sido blanco de críticas bajo la rúbrica de “justicia tributaria”.

La estructura del crecimiento de algunas economías emergentes depende del “labor input” más que de las ganancias en la productividad. Cada vez más las economías desarrolladas convergen hacia esta última variable, a través de la consolidación de sus de capital de la inversión extranjera directa como motor de desarrollo a una verdadera transferencia de tecnología en campos como la inteligencia artificial y el 5G. Esto permitirá revertir la brecha y obtener ganancias en productividad. De la misma manera, los Estados podrán hacer un tránsito hacia la gobernanza “data-driven” con el fin de mejorar la transparencia y la lucha contra la corrupción, otro de los combustibles del descontento global.