Emisor prevé que la inflación terminaría este año en 4,9% | El Nuevo Siglo
EL GERENTE técnico del Emisor, Hernando Vargas, presentó el informe de política monetaria y las previsiones para final del año. /ENS
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Miércoles, 3 de Noviembre de 2021
Redacción Economía

El aumento de la inflación durante este año se va a acelerar en lo que resta de 2021, con lo que el Índice de Precios al Consumidor (IPC) llegaría a 4,9%, con un pronóstico de 3,6% para el 2022.

De esta manera lo prevé el Banco de la República en su informe de política monetaria y en el que analiza la situación de los principales indicadores de la economía, principalmente en los aspectos de inflación, tasas de interés y crecimiento.

En el informe a cargo del gerente técnico del Emisor, Hernando Vargas, se explica que el aumento del costo de vida por encima de lo esperado, la persistencia de algunos choques de oferta y unos menores excesos de capacidad productiva incrementaron la proyección de la inflación en el horizonte de pronóstico y la sitúan por encima de la meta.

Indica el reporte que en el tercer trimestre la inflación se incrementó más de lo estimado y se ubicó en el 4,51%. Esta sorpresa se explicó en gran parte por el comportamiento de los precios de los alimentos y de los regulados, y en menor medida por la inflación básica.

Puntualizó el Emisor que “el incremento de los precios y de los costos internacionales continúa generando presiones al alza sobre varias subcanastas del IPC, a lo que se suma la reversión parcial de algunos de los alivios de precios implementados en 2020”.

Los choques

Sostiene que “el pronóstico de la inflación se revisó al alza por una persistencia de los choques externos que sería mayor que la estimada en el informe anterior y por los efectos de la indexación a una mayor inflación sobre algunos precios de la economía. Adicionalmente, los excesos de capacidad productiva se estarían reduciendo más rápido de lo previsto, lo que se reflejaría en menores presiones a la baja sobre la inflación básica. Con esto, la inflación total alcanzaría el 4,9% y 3,6% para finales de 2021 y 2022, respectivamente”.

Indica el análisis que “para el mismo periodo la inflación básica (sin alimentos ni regulados) se situaría en el 2,5% y 3,9%, incremento explicado, en parte, por choques transitorios asociados con los efectos de las medidas tributarias, como los días sin impuesto al valor agregado (IVA). No obstante, estas estimaciones mantienen un amplio margen de incertidumbre asociado, parcialmente, con la magnitud de los excesos de capacidad productiva en la economía y la velocidad con la que estos se sigan reduciendo”.

También, por una mayor volatilidad en los precios y en su medición por cuenta de la extensión de la emergencia sanitaria y los alivios de impuestos aprobados en la Ley de Inversión Social, hechos que dificultan estimar la inflación básica en el horizonte de pronóstico. Además, por el riesgo de que la mayor persistencia de los choques de oferta afecte las expectativas de inflación o induzcan un aumento en la indexación de algunas canastas del IPC con respecto a lo contemplado en el pronóstico.



Crecimiento

De otro lado, considera el Banco de la República que la actividad económica se ha recuperado a una mayor velocidad de la proyectada y el producto alcanzaría su nivel prepandemia antes de lo esperado. La proyección de crecimiento económico para 2021 y 2022 se incrementó, pero los sesgos a la baja son significativos.

Así, se revisaron al alza las proyecciones de crecimiento del producto interno bruto (PIB) para 2021 (9,8%, en un rango entre el 8,4% y el 11,2%) y 2022 (4,7%, en un rango entre el 0,7% y el 6,5%). De confirmarse estas estimaciones, entre 2020 y 2022 el producto registraría un aumento promedio del 2,3%, cifra inferior al crecimiento sostenible de largo plazo estimado para Colombia antes de la pandemia.

El nuevo pronóstico de crecimiento de 2022 sigue teniendo en cuenta una base baja de comparación un año atrás (debido a los efectos negativos de la pandemia y los bloqueos) y su revisión al alza supone que los niveles de consumo que se estiman para finales de 2021 se mantendrían relativamente estables en 2022, mientras que la inversión y las exportaciones netas continuarían recuperándose a un mejor ritmo que el estimado en el informe anterior.

Señalan que en el tercer trimestre la economía colombiana retomó su senda de recuperación después de los fuertes choques de oferta y de la tercera ola de contagios de la pandemia registrados en el segundo.

Recuperación

En este periodo no se presentaron choques negativos que afectaran la movilidad y el producto, y algunos indicadores de actividad económica señalan que el ritmo de recuperación de la demanda, principalmente del consumo, sería más rápido que el estimado, en un entorno de una política monetaria ampliamente expansiva.

En lo que resta del año y hacia 2022 algunos factores seguirían contribuyendo a la recuperación del producto. La persistencia de condiciones financieras internacionales favorables, la mejora esperada de la demanda externa y el aumento de los términos de intercambio aportarían a una mejor dinámica de la actividad económica. A esto se sumarían los efectos de los avances en el programa de vacunación, los mayores niveles de empleo esperados y su efecto positivo sobre el ingreso de los hogares, el mejor desempeño de la inversión (que todavía no ha recuperado sus niveles prepandemia) y el estímulo provisto por una política monetaria que continuaría siendo expansiva.

Con esto se estima que el nivel del producto previo a la pandemia se haya alcanzado en el tercer trimestre de este año (cuando antes se preveía que fuera para el cuarto trimestre), que el crecimiento para 2022 se desacelere y que los excesos de capacidad productiva se cierren a una velocidad mayor que la estimada en el informe anterior.



Los riesgos en el crecimiento

En el informe de política monetaria, el Emisor dice que persisten riesgos a la baja inusualmente altos. En primer lugar, porque no se suponen efectos significativos sobre la actividad económica de posibles nuevas olas de contagio del covid-19.

En segundo lugar, los altos niveles del consumo privado, que ya superan por amplio margen los registrados antes de la pandemia, podrían tener un comportamiento menos favorable que el estimado en este pronóstico, toda vez que pueden estar reflejando un fenómeno temporal de demanda represada, en un entorno de apertura de algunos servicios (por ejemplo, el turismo) y de una desacumulación del ahorro privado registrado durante la pandemia.

En tercer lugar, las disrupciones en las cadenas de suministro podrían ser más persistentes que lo considerado, seguir impactando los costos de producción y afectar negativamente la actividad económica.

Además, está la acumulación de desbalances macroeconómicos en Colombia que genera una mayor vulnerabilidad del país ante un cambio fuerte en la percepción de riesgo de los agentes, locales y externos, o en las condiciones financieras internacionales, lo que representa un riesgo a la baja sobre el crecimiento.

La propagación de nuevas cepas del virus y la persistencia de los problemas en las cadenas globales de suministro han moderado los pronósticos para lo que resta del año.

Los términos de intercambio se han incrementado debido principalmente a los aumentos en las cotizaciones del petróleo, café y carbón, a pesar de las alzas en los precios de los bienes y servicios que compra el país. Hacia adelante, se sigue esperando una reducción del precio del petróleo en la medida en que se moderen los problemas en los mercados de bienes del gas y el carbón, y que se amplíe la oferta mundial de crudo. El aumento en los fletes y las disrupciones en las cadenas de suministro continúan generando incrementos significativos en los costos de producción mundial.