Guerra en Ucrania, factor de desaceleración económica mundial | El Nuevo Siglo
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Miércoles, 12 de Octubre de 2022
EL Nuevo Siglo con AFP

La invasión rusa a Ucrania es "el factor más importante" en la desaceleración económica mundial y la inestabilidad, dijo la vicepresidenta del gobierno español y presidenta de uno de los principales comités del Fondo Monetario Internacional (FMI), Nadia Calviño.

"La guerra es el elemento más importante que ralentiza el crecimiento y genera inflación, volatilidad, inseguridad energética y alimentaria e incertidumbre", dijo.

Calviño preside el Comité IMFC, encargado de asesorar al FMI en temas monetarios y financieros, del que también forma parte Rusia.

Asimismo, los ministros de finanzas y presidentes de bancos centrales se reunieron esta semana en el marco del G20 en Washington, pero tampoco se pusieron de acuerdo sobre un comunicado final debido a discrepancias con Rusia.

"Paren la guerra. ¿Hay una forma más directa de volver a encarrilar la economía?", preguntó la directora gerente del FMI, Kristalina Georgieva, también presente en la rueda de prensa del viernes.

La institución financiera de Washington revisó a la baja sus previsiones de crecimiento global para el próximo año e incluso prevé una recesión en Alemania e Italia.

De otro lado, se conoció que la actividad económica de la zona euro camina a un escenario de recesión de cerca del 1 % en 2023, en un contexto de ajuste monetario y de crisis energética relacionada con la guerra en Ucrania, declaró el vicepresidente del BCE, Luis de Guindos.

Hipótesis

El Banco Central Europeo (BCE) elaboró en septiembre varias hipótesis sobre el crecimiento de la zona euro en 2023 y "lo que consideraríamos como nuestro escenario a la baja (...) se parece a nuestro escenario de base", indicó Luis de Guindos en una entrevista al diario lituano Verslo Zinios.

En el escenario a la baja, el producto interno bruto de la zona euro se contraería casi un 1 % el año que viene, mientras que el de referencia prevé un crecimiento del 0,9 %. La diferencia "reside en la evolución de los suministros energéticos que vienen de Rusia", recordó De Guindos.

En la hipótesis de base, 20 % de las entregas de energía se seguirían suministrando, frente a una interrupción total en el peor de los casos, que es el escenario que ahora se prevé.

Si bien el BCE espera todavía un crecimiento del PIB del 3,1 % en 2022 en la zona euro, el final de este año y el comienzo del siguiente presentan "una combinación muy difícil de crecimiento económico débil, incluida la posibilidad de una recesión técnica y de inflación elevada", añadió De Guindos.

El BCE prevé que la inflación oscile alrededor del 10 % hasta finales de 2022 y que comience a disminuir progresivamente en 2023. "El contexto mundial actual, incluida la acción de la política monetaria" y otros factores como el "shock energético" apuntan a "una ralentización de la economía mundial y, eventualmente, también de la tasa de inflación", según De Guindos.

Esta situación ha llevado al BCE a ajustar de manera abrupta desde julio sus tasas para intentar reconducir la inflación al objetivo del 2 %.

La próxima reunión del Consejo de Gobierno de la institución, prevista para el 27 de octubre, podría desembocar en una nueva subida de 0,75 puntos del tipo de referencia, como en septiembre, según declaraciones de banqueros de la zona euro y de observadores.

Alemania e Italia

De otro lado, la temida recesión asoma por el horizonte de Alemania e Italia el año que viene como consecuencia de la guerra a las puertas de la Unión Europea (UE), advierte el FMI, tres años después de la crisis de covid-19.

Se prevén contracciones del 0,3 % para el PIB alemán y de 0,2 % para el de Italia, afirma el FMI en sus perspectivas económicas globales publicadas. Las previsiones se han deteriorado mucho: 1,1 puntos porcentuales (pp) y 0,9 pp respectivamente respecto a las de julio.

Con el paso de los meses el optimismo de principios de año sobre una fuerte recuperación económica tras dos años de pandemia da paso a una depresión cada vez mayor.

Casi ocho meses después de que Rusia invadiera Ucrania, ha saltado un primer tabú: las principales instituciones internacionales hablan abiertamente de recesión.

En septiembre la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) pronosticó una recesión en Alemania en 2023 a causa de los daños colaterales de la guerra. Más tarde, la Organización Mundial del Comercio (OMC) llegó a decir que teme una "recesión global".

"Prevemos una fuerte desaceleración para Italia, con un crecimiento negativo en 2023, principalmente por los precios de la energía y la dependencia del país del gas", comentó el economista jefe del FMI, Pierre-Olivier Gourinchas.

El gobierno alemán prevé publicar sus previsiones, que podrían ser de recesión, según el diario Bild, mientras que el italiano todavía espera un crecimiento del 0,6 % el próximo año.

Para Italia, la situación podría empeorar aún más "en caso de un shock adicional en los mercados energéticos", señaló la subdirectora del FMI, Petya Koeva Brooks.

Tanto Italia como Alemania, ambos miembros fundadores de la Unión Europea, son muy vulnerables a las perturbaciones en el mercado del gas y tienen dificultades para diversificar sus suministros, destacó recientemente la agencia de calificación Fitch.

Quiebras

La explosión de los precios de la energía también pone en aprietos a las empresas del sector industrial, con mucho peso en Italia y Alemania. Los exorbitantes costos energéticos las obligan en ocasiones a limitar su actividad y en otras quedan abocadas a una quiebra.

La situación podría empeorar aún más, advierte el FMI. Si las temperaturas son muy frías o la demanda de gas no cae lo suficiente este otoño (boreal), "podría producirse un racionamiento energético durante el invierno en Alemania" y efectos nocivos para la industria alemana.

Y es probable que los problemas de la principal economía de la zona euro pesen "fuertemente" sobre las economías vecinas, prosigue la institución internacional, que ha revisado a la baja la previsión de crecimiento de Francia el próximo año a 0,7 % (-0,3 pp) y la de España a 1,2 % (-0,8 pp).

La vicepresidenta y ministra de Economía española Nadia Calviño afirmó en Nueva York que el futuro no está escrito y depende de las decisiones que se tomen.

"La evolución de nuestra economía va a depender de forma sustancial de cómo evolucione la guerra (en Ucrania), de la economía alemana y de los mercados energéticos", afirmó.

La eurozona se ha librado por ahora de la recesión, con una previsión de crecimiento del FMI para este año de 3,1 % y de 0,5 % en 2023. Pero este último porcentaje se acaba de revisar a la baja por tercera vez consecutiva.

"La recesión ya no es solo un riesgo", sino que está prevista el año que viene en los países que comparten la moneda única, comenta Brian Coulton, economista jefe de Fitch.

"En muchos aspectos, el shock energético que atraviesa Europa es peor que el del petróleo de 1973 en Estados Unidos", añade.