AL DEFENDER el proceso de política monetaria que el Banco de la República emprendió hace casi dos años, el gerente de la institución, Leonardo Villar, dijo “que todos los indicios sugieren que lo peor y lo más doloroso del proceso de ajuste ya quedó atrás”.
Esta exposición la hizo el directivo en su presentación en la 58 Convención Bancaria organizada en Cartagena por Asobancaria.
Sostuvo que “el aumento de las tasas de interés ha permitido frenar el crecimiento acelerado de los precios”.
Villar también abordó los efectos de la política monetaria contractiva en la economía colombiana, señalando que, aunque ha sido necesaria para reducir la inflación y moderar los desequilibrios macroeconómicos, ha tenido un impacto significativo en la actividad económica.
Explicó que la política monetaria ha sido particularmente turbulenta, con el Banco de la República incrementando su tasa de interés de política en 11.5 puntos porcentuales entre septiembre de 2021 y abril de 2023, alcanzando el 13,25 %.
“El Banco de la República ha adoptado una postura prudente en la reducción de las tasas de interés, con disminuciones graduales para evitar impactos negativos en la inflación”, sostuvo el gerente.
Manifestó que “lo que se espera a futuro para las entidades financieras son menores costos y, por ende, se podrán recuperar un poco luego de un 2023 retador en donde la mayoría de entidades tuvieron pérdidas”.
Explicó que, en la Junta directiva del Emisor, son conscientes de que el sector financiero ha tenido que pagar un costo importante en el proceso de ajuste, que ha implicado aumentos importantes en las tasas de fondeo y en las tasas de interés que pagan los usuarios.
Impacto
Indicó que “eso mismo unido a la desaceleración conllevó a un fuerte deterioro, generando mayores gastos en provisiones y castigos en cartera”.
Pese a esta situación, Villar fue enfático al señalar que “los establecimientos de crédito mantienen solvencia muy por encima de lo requerido por la regulación. El sistema financiero se mantiene absolutamente sólido y en condiciones”.
Asimismo, Leonardo Villar dijo que la inflación persiste porque hubo un choque inicial de demanda en 2021 y 2022, más fuerte que en otros países, junto con una depreciación muy fuerte del peso colombiano. Además, los precios relativos de los alimentos tuvieron un aumento particularmente fuerte desde 2021, en un proceso que solo empezó a revertirse a mediados del año pasado.
Como si no fuera suficiente en el rumbo económico, se sumó el acelerado incremento en los precios de los combustibles que tuvo que hacer el Gobierno en medio del “enorme hueco fiscal” que se generó luego de que permanecieran congelados.
“Somos optimistas sobre la reducción que ya estamos observando en el ritmo de crecimiento de precios”, dijo el funcionario, quien; sin embargo, volvió a alertar sobre la necesidad de mantener cautela a la hora de reducir las tasas.
“El propósito de lograr unas tasas de interés más bajas en el futuro es compartido por todos, pero debemos evaluar cada paso que demos con la información disponible de tal manera que podamos hacerlo de una manera sostenible” sostuvo.
Inflación
Destacó que la reducción de la inflación es una de las más fuertes para un lapso de 13 meses que ha observado el Banco de la República en sus 100 años de historia y reconoció que actualmente la tasa de interés es alta y refleja una postura contractiva por parte de la política monetaria.
Villar indicó que “en la junta directiva del Banco de la República hay consenso sobre los beneficios que tendría contar con una tasa de interés más bajas en la economía colombiana”. No obstante, resaltó los beneficios que tiene la cautela a la hora de “correr demasiado en la reducción de las tasas”, pues de hacerlo podría haber un impacto en la senda de desaceleración que ya viene mostrando la inflación.
“La única forma de tener tasas de interés bajas, de una manera sostenible, es que la inflación sea baja y estable”, agregó el gerente.
Reconoció que Colombia es uno de los países donde la inflación se mantiene alta con pronósticos de que llegará a 5,5 % hacia final de año, por encima del rango meta que tiene el Banco. “2024 será el cuarto año consecutivo en el que no cumplimos la meta de inflación, es importante que la inflación converja a la meta a mediados de 2025, algo que fue anunciado por la Junta en noviembre del año pasado”.
Crecimiento
Sobre el crecimiento de la economía, Villar dijo que el año pasado la desaceleración de la actividad económica se explicó por una caída en la demanda, con un ajuste en el consumo de los hogares.
Recordó, eso sí, que el equipo técnico prevé un crecimiento de 1,4 % para este año y un alza de 3,2 % para el 2025, que, para su concepto, “es el más cercano al crecimiento potencial de la economía colombiana”.
El crecimiento del PIB en 2023 fue de 0,6 %, con una desaceleración notable en comparación con los años anteriores. Sin embargo, el primer trimestre de 2024 mostró señales positivas, con un crecimiento ajustado de 0,9 %.
En cuanto al sistema financiero, Villar reconoció que ha enfrentado costos significativos debido a la política monetaria restrictiva, incluyendo aumentos en los costos de fondeo y tasas de interés de créditos, así como un deterioro en los indicadores de cartera en riesgo y cartera vencida.
Villar destacó los avances en el sistema de pagos inmediato y la interoperabilidad de transferencias instantáneas, mencionando los esfuerzos del Banco de la República en colaboración con la industria financiera para implementar una infraestructura digital eficiente y segura.
BCE toma la delantera y baja los intereses
El Banco Central Europeo (BCE) recortó sus tasas por primera vez desde 2019, aunque aumentó sus proyecciones de inflación y advirtió que los próximos meses serán “agitados” y de poca visibilidad en materia de alza de precios.
La institución con sede en Fráncfort redujo su tasa de depósitos en un cuarto de punto porcentual, hasta 3,75 %.
El BCE inició a mediados de 2022 un ciclo de alzas sin precedentes de las tasas en la zona euro para contener el aumento descontrolado de los precios, en particular de la energía y los alimentos.
Una política que logró reducir lentamente la inflación hasta acercarla a la meta oficial del 2 %.
El recorte, el primero desde septiembre de 2019, proporcionará un nuevo impulso a la economía asediada de la Eurozona, formada por 20 de los 27 países de la Unión Europea.
La política del BCE difiere de la de la Reserva Federal de Estados Unidos (FED), que también ha subido las tasas de manera continuada, pero que por el momento no prevé recortes en los próximos meses, tras datos económicos mejores de los esperados.
Tras el recorte, las expectativas están ahora puestas en los próximos pasos.
Los últimos datos de inflación y crecimiento de los países del euro son mejores de lo esperado, aunque en la actualización publicada este jueves, se prevé una inflación de 2,5 % este año, en vez del 2,3 % pronosticado anteriormente, y de 2,2 % en 2025, frente al 2,0 % anterior.
El BCE reconoció una mejora en la inflación, pero advirtió en un comunicado que “las presiones inflacionistas internas siguen siendo intensas debido al elevado crecimiento de los salarios y es probable que la inflación continúe por encima del objetivo hasta bien avanzado el próximo año”.
Es por eso poco probable que el recorte de tasas inaugure un ciclo de flexibilización monetaria.
La presidenta del BCE, Christine Lagarde, aseguró que la velocidad y duración de los futuros recortes son aún “muy inciertos”.
“Es un proceso en curso (...), lo que es incierto es la velocidad a la que iremos y el tiempo que tomará”, declaró Lagarde en una conferencia de prensa, añadiendo que “los próximos meses seguirán siendo agitados”, en una tácita invitación a la prudencia.