LA PALMICULTURA en Colombia contribuye a mejorar la calidad de vida de las comunidades donde se desarrolla la actividad, tal como lo muestran los resultados de un estudio sobre la caracterización socioeconómica de los productores de palma de aceite.
María Rueda, líder social de Fedepalma, manifestó que se trabaja en mejores prácticas laborales, buscando la implementación del trabajo decente, lugares y entornos seguros para trabajar, derechos humanos y comunidades sostenibles.
La mujer tiene una participación activa en la agroindustria de la palma de aceite, alrededor de 31% de los productores son mujeres y un poco más de 14% del empleo directo corresponde a mujeres. Principalmente, cuando son empleadas están en cargos administrativos y en los operativos están más en las labores de polinización y vivero.
Durante los últimos años se ha incrementado la contratación de mano de obra femenina, especialmente, para polinización, aunque también en laboratorio, en investigación, extensión y, en general, es una oportunidad representativa para la mujer rural.
La idea es ir cerrando la brecha y que la mujer esté capacitada para competir en igualdad de condiciones con los hombres en cualquier cargo que se oferte en el sector. Por eso, en los próximos días se empezará a implementar la política de equidad de género para el sector palmero colombiano.
De acuerdo con Alcibiades Hinestroza, Líder de Promoción y Desarrollo de la Asistencia Técnica de Cenipalma, el grado de desarrollo que presentan las zonas palmeras, frente a la mayoría de las actividades agropecuarias, es superior en cuanto a acceso a servicios públicos, educación, vivienda, etcétera.
La palmicultura inclusiva comienza rompiendo mitos como que muchas de las actividades son para hombres. Los resultados del trabajo realizado por el gremio mostraron que 23% de las mujeres tienen la jefatura del hogar, es decir, son responsables de los ingresos y de la manera como los invierten.