LA ECONOMÍA alemana terminó el año 2023 en recesión debido al costo de la energía, las tasas de interés elevadas y la disminución de la demanda externa, que debilitan su potencia industrial y sus exportaciones.
La caída del 0,3% del Producto Interior Bruto (PIB) en la primera economía europea se produce tras un crecimiento del 1,8% en 2022, según los datos ajustados a las variables de precios desvelados el lunes por la oficina nacional de estadística Destatis. En datos ajustados por variables de calendario y precios, el PIB anual cae un 0,1%.
Para el último trimestre de 2023, el PIB está proyectado con un retroceso de 0,3% en comparación al trimestre anterior, según una estimación preliminar de Destatis.
Estos resultados son, no obstante, mejores que las previsiones del gobierno y del Fondo Monetario Internacional (FMI), que preveían respectivamente una contracción de la economía alemana de 0,4% y 0,5% para 2023.
Pero el desempeño del país está por debajo de la media de la Unión Europea, que alcanzará un crecimiento de 0,6% en 2023, según las últimas proyecciones de la Comisión Europea, con repuntes marcados de Francia, España e Italia.
La tercera economía mundial también está a la zaga de otros grandes países industriales, como Estados Unidos y Reino Unido.
“La evolución económica global cedió en Alemania en 2023, en un entorno que sigue marcado por las crisis, especialmente la crisis energética y las tensiones geopolíticas”, comentó Ruth Brand, presidenta del instituto Destatis.
Aunque previsto, este repliegue es un revés para el gobierno de Olaf Scholz, cuya popularidad está por los suelos y es blanco de múltiples reivindicaciones sociales.
Año ‘turbulento’
La economía alemana se ve lastrada por la crisis en su potente sector industrial, que representa alrededor de un 20% de la riqueza generada en el país.
La producción se mantiene inferior en más de 9% en comparación a su nivel de antes de la pandemia de covid-19.
El sector se ha hundido por una demanda interior baja, debido a la inflación y las alzas de la tasa de interés del Banco Central Europeo (BCE).
En todo el 2023, la inflación se situó en 5,9% en Alemania, tras llegar a 6,9% el año anterior, la cifra más elevada desde la crisis petrolera de 1973.
La industria también se ha visto impactada por unas importaciones menos sólidas, en un contexto de tensiones geopolíticas y con demandas de productos alemanes más bajas por parte de China y Estados Unidos.
Además, los precios de la energía siguen siendo relativamente elevados para la industria, y ciertos sectores, que consumen más, no han logrado llegar a su ritmo de producción de antes de la guerra en Ucrania.
“El año 2023 fue turbulento, con una economía en modo de crisis permanente”, resume Carsten Brzeski, analista para el banco ING.
Según las previsiones, la economía alemana debería levantar cabeza este año.
El gobierno espera un crecimiento de 1,3% en 2024 y el FMI prevé una progresión de 0,9%.
“Gracias al aumento de salarios reales, el consumo privado podrá reanudarse. Con la esperada recuperación de las exportaciones, el PIB crecerá”, pronostica Fritzi Köjler-Geib, presidente del banco público KfW.
Pero otros analistas son menos optimistas, como Jens Oliver Niklasch, del banco LBBW, que considera que para 2024 “no habrá mejora”, puesto que "Alemania ha caído en un estancamiento”.
Huelga de conductores de tren
Al anterior panorama, se suma que la semana pasada, los conductores de trenes en Alemania iniciaron una huelga de tres días sobre los salarios y el tiempo de trabajo, perturbando fuertemente el transporte de pasajeros en el país.
El sindicato GDL llamó a este cese de trabajo después del fracaso de las negociaciones con el operador público Deutsche Bahn (DB).
DB advirtió a los viajeros de perturbaciones ‘masivas’ en toda la red, instándoles a “evitar desplazamientos innecesarios” durante la huelga.
Es el paro laboral más largo iniciado hasta ahora por el sindicato en las negociaciones conflictivas que mantiene con la dirección del operador ferroviario.
Los ferroviarios alemanes ya habían hecho huelga en noviembre y diciembre.
Las perturbaciones del transporte de mercancías tienen un coste elevado para la economía alemana, ya en dificultades. / AFP