COLOMBIA SE ha convertido en uno de los países con los intereses más altos de la región y del mundo, con 13,25% de tasa de referencia. No en vano en América Latina, con la excepción de Argentina y Venezuela que están fuera de clasificación, tiene el costo más alto por encima de Brasil, Ecuador, México, Chile, Paraguay y Perú.
Ni se diga si se compara con los tipos que se manejan en Reino Unido, la Zona euro, Estados Unidos, Japón o China.
Aunque el rumbo económico de cada país no se puede comparar con otro, factores macro como la inflación y el crecimiento inciden en que cada banco central, en el caso de Colombia el Banco de la República, manejan la política monetaria con criterios técnicos.
Sin embargo, en el país, que sufre a la par el impacto de alta inflación y enormes costos para mantener el desarrollo de la población, no se explican que todavía la Junta Directiva del Emisor no decida bajar los intereses.
¿División?
En su reunión de la semana pasada, el Banco mantuvo su tasa de interés oficial en 13,25%, en línea con el consenso de los analistas. Sin embargo, no deja de causar inquietud que, en la decisión, la votación fue dividida al igual que en las dos últimas decisiones en que se mantuvieron las tasas.
En la última, dos miembros de la junta apoyaron un recorte de 25 puntos básicos. La mayoría (cinco miembros) sigue preocupada por la persistente inflación, reflejada en los servicios y los precios regulados, y por el reciente repunte de las expectativas de inflación.
No obstante, en las minutas de la reunión, se destaca que varios codirectores del Emisor creen conveniente reducir pronto los intereses.
Los directores también reconocen el riesgo que enfrenta la actividad económica y el efecto que las tasas de interés tienen sobre esta. Por lo tanto, están de acuerdo con la conveniencia de iniciar un proceso de reducción de la tasa de interés de intervención, tan pronto como sea prudente hacerlo.
El grupo mayoritario que votó a favor de mantener la tasa actual considera que los riesgos inflacionarios son preponderantes. En la medida en que estos riesgos se han transmitido a las expectativas de inflación, reducen la tasa de interés real esperada y, por consiguiente, la postura contraccionista de la política monetaria, generando mayores costos en el proceso de retorno de la inflación hacia la meta. La decisión de mantener inalterada la tasa actual contribuye a contener las expectativas de inflación y a proteger la credibilidad del Banco.
Argumentos
Uno de los directores del grupo mayoritario consideró, además que la urgencia de reducir la tasa de intervención se mitiga con la reducción que se ha observado a partir de agosto en las tasas de interés de los CDT y en las tasas de interés activas en los mercados de crédito, la cual respondió en parte al otorgamiento de liquidez a plazos de tres y seis meses por parte del Banco de la República en los últimos meses.
Los dos directores que votaron en favor de una reducción de 25 puntos de la tasa de intervención consideran que el aumento de tasas ha contribuido a cerrar la brecha de producto y continuará obrando hasta eliminar totalmente las presiones de demanda sobre los precios de la economía. Resaltan el ajuste externo y el ajuste fiscal de la economía durante el último año, que la hacen menos vulnerable. Aunque no discrepan de los demás directores respecto a la existencia de riesgos inflacionarios, consideran que estos son menores frente al riesgo a la baja en la actividad económica y el empleo, en particular por los efectos de la tasa de interés sobre los proyectos de inversión.
De manera unánime, los directores estuvieron de acuerdo en hacer un llamado a la prudencia en la fijación del salario mínimo para 2024. A este respecto señalaron que la reducción de la inflación entre 2022 y 2023 conlleva a que en el transcurso del año que termina haya habido un aumento significativo del salario real, el cual se reforzará con el proceso de reducción de la inflación previsto para 2024.
Asimismo, los directores reiteraron su compromiso con el cumplimiento de la meta de inflación de 3%, considerando el impacto de sus decisiones sobre los niveles de la actividad económica y el empleo.
Otra visión
Para los analistas de BNP Paribas, “el tono del comunicado y de la conferencia de prensa nos pareció relativamente restrictivo, sin cambios con respecto a septiembre. La declaración reiteró el mensaje de que sería imprudente iniciar un proceso de recorte de tasas cuya sostenibilidad se enfrenta a riesgos relevantes. Además, destacó las condiciones externas como una fuente adicional de incertidumbre”.
Señalan los expertos que la principal preocupación de la mayoría de la Junta es que posibles nuevas perturbaciones de la inflación (El Niño, el aumento de los precios de la energía, la subida del salario mínimo) puedan afectar a las expectativas de este indicador. “Estas preocupaciones son válidas, en nuestra opinión, teniendo en cuenta que las expectativas a 12 meses se sitúan en el 5,7%, muy por encima del objetivo del 3% y, por tanto, más sensibles a sorpresas al alza. Desde esta perspectiva, creemos que la probabilidad de una baja en las tasas en diciembre está disminuyendo, ya que la probabilidad de un fuerte fenómeno de El Niño es ahora del 75-80%, según el Centro de Predicción Climática”, aseguran los expertos.
A la par con esta situación, los economistas señalan que “la subida de dos dígitos del salario mínimo parece un hecho. Dicho aumento podría tener un impacto de más de 1% en la inflación, principalmente entre enero y mayo, según un estudio publicado por el Banco de la República. Esto plantea riesgos al alza para nuestra previsión, mantenida desde hace tiempo, de una inflación del 5% para finales de 2024, teniendo en cuenta la elevada indexación de Colombia”.
Sostienen los analistas en BNP Paribas que “un banco central que está permanentemente en modo de dependencia de los datos, unido al hecho de que dos responsables políticos ya apoyan una tasa de interés oficial reducida, nos disuade de cambiar ahora nuestra previsión de diciembre. Pero el reto de convencer al menos a otros dos miembros de la Junta de que suavicen la política es alto”.
Exponen los investigadores que “creemos que es necesaria al menos una sorpresa a la baja en la inflación (y ninguna sorpresa adicional al alza). En nuestra opinión, esto no puede descartarse a corto plazo, ya que los precios de la gasolina se mantuvieron sin cambios en octubre y la apreciación del peso está empezando a reflejarse más claramente en los bienes duraderos”.
Se espera un recorte en diciembre
Sin embargo, a pesar del alivio temporal anticipado en octubre (prevemos un 0,35%), la inflación podría volver a acelerarse en noviembre con otro aumento de los precios de la gasolina y los riesgos para los precios de los alimentos y la electricidad derivados de ‘El Niño’. En todo caso, ahora pensamos que es más probable un recorte de 25 puntos que de 50, como lo planteamos en nuestra anterior previsión y el actual consenso de los analistas”.
Como conclusión de esta situación, los expertos dicen que “un BanRep prudente hará pensar al mercado en la posibilidad de que el ciclo de relajación comience más tarde de lo previsto (el mercado está valorando un recorte de 25 puntos básicos en diciembre), lo que provocará un nuevo ajuste al alza. A medida que nos acercamos a diciembre, vemos los riesgos sesgados hacia una mayor reducción de la probabilidad de un recorte antes de fin de año”.