¿Qué hacer con la regla fiscal? | El Nuevo Siglo
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Miércoles, 4 de Marzo de 2020
Redacción Economía
Con reticencias, el Gobierno está cambiando su percepción sobre la necesidad de modificar la hoja de ruta de las finanzas, establecida en 2011, pero que ahora por presiones del presupuesto es complicado cumplir
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Poco a poco, está calando en el Gobierno la necesidad de modificar la regla fiscal, de acuerdo con las urgencias presupuestales que cada vez es más complicado cumplir por parte del país.

En efecto, ayer se conoció que el Ministerio de Hacienda de Colombia está estudiando la posibilidad de ajustar la regla fiscal que, hasta ahora, no ha logrado evitar que la Nación acumule deudas.

La regla apunta a déficits fiscales cada vez más estrechos y estaba destinada a fijar la carga de la deuda de Colombia en una senda descendente. Sin embargo, la carga de deuda de la Nación se ha elevado desde que se aprobó la ley en 2011.
Marc Hofstetter, un economista que formó parte de un comité que ayuda al panel que establece los objetivos de déficit, renunció el mes pasado y dijo que los vacíos en la regla fiscal hacen complicado cumplir con la meta.

El Gobierno ha considerado enviar un proyecto de ley al Congreso para enmendar la regla, aunque todavía no se ha tomado una decisión, dijo el viceministro de Hacienda, Juan Pablo Zárate. "La regla fiscal es muy buena como instrumento, pero ciertamente tiene muchas opciones de mejora", dijo Zárate.
"Cuando uno habla con economistas que no están en el Gobierno, informalmente yo creo que el consenso va creciendo que la regla tiene muchas opciones de mejora", dijo.


Confianza

La regla fiscal logró aumentar la confianza en Colombia y las agencias calificadoras elevaron la calificación del país a grado de inversión el año en que se aprobó. Junto con la reducción de los impuestos a las ganancias de los bonos, ayudó a atraer inversionistas extranjeros a la deuda local del Gobierno, con un aumento de las tenencias a aproximadamente una cuarta parte del total, desde menos del 4% cuando se aprobó la ley.

Pero también, se suponía que reduciría la deuda de la Nación y esto no ha sucedido. La deuda neta del Gobierno central aumento al 50% del Producto Interno Bruto (PIB) el año pasado, según el Gobierno, del 34% al momento en que se aprobó la ley.
En su carta de renuncia, Hofstetter, quien es catedrático de economía en la Universidad de los Andes en Bogotá, dijo que el Gobierno puede superar fácilmente los límites utilizando maniobras contables. "Quería mandar un mensaje que nos estamos engañando", dijo Hofstetter en una entrevista.
"Como desde el año pasado se volvió complejo cumplir con ese número, lo que hizo el Gobierno fue cumplirlo con otros mecanismos".

Para lograr el objetivo de déficit fiscal del 2,2% del PIB de este año, el Gobierno, en 2019, cambió la forma en que mide sus ingresos para incluir las ganancias del Banco de la República, que anteriormente no se incorporaban, dijo Hofstetter.
La ganancia del Banco para el año pasado fue de $7,1 billones. Zárate dijo que las prácticas contables cambian todo el tiempo y que el Gobierno sigue las pautas del Fondo Monetario Internacional que permiten que se incluyan las ganancias del emisor al momento de calcular el déficit fiscal.

 

La medida

En Colombia, esta medida fue aprobada en 2011 y adoptada un año después, además, establece que el déficit estructural del Gobierno nacional central (sin entidades territoriales) no puede superar el 1% del PIB a partir de 2022. Para esto, se debe seguir una senda decreciente de déficit anual.
Según explicó Alberto Carrasquilla, ministro de Hacienda, el déficit fiscal del Gobierno central ha pasado de 3,1% en 2018 a 2,5% en 2019 y a 2,2% según lo proyectado para este año. Aunque se han logrado dichas reducciones, expertos coinciden en que la regla Fiscal, en lugar de enfocarse en lo anterior, debería orientarse a disminuir la deuda nacional como proporción del PIB. 

De acuerdo con Munir Jalil, director de Investigaciones Económicas de BTG Pactual, tener una regla es buena, así como contar con lineamientos de mediano y largo plazo, además de metas con objetivos fiscales. “No estamos hablando de eliminarla, sino que se debe pensar desde el punto de vista académico, cuáles son esas opciones para que se pueda mejorar”, agregó.

Para el experto, “hay algo innegable y es que el principio básico con el que había arrancado la regla en 2012, tenía la inspiración de poder disminuir los niveles de deuda sobre el PIB hacia niveles de alrededor 20% a 2022 y hoy, estamos en todo lo contrario, nos encontramos más cerca al 50% (...) si se cumple la regla, ¿cómo así que terminamos con una carga más alta? Yo creo que hay que entrar a mirar eso, me parece que simple es mejor”.

Para Fernando Jaramillo, profesor de la Facultad de Economía de la Universidad del Rosario, entre los cambios que se podrían plantear está ampliar los miembros del comité consultivo, lo cual haría mucho más fácil solucionar posibles errores de proyección. Segundo, “contar con mayor personal de apoyo a los comités”. Tercero, “cambiar la norma que decía que se debe estar bajando el déficit año a año hasta que sea más bajo y más bien, mirar la relación de deuda sobre el PIB”.

Jaramillo agregó que “un país que está con exigencias de gastos claves para controlar la violencia, financiar el posconflicto (...) hacer un ajuste fiscal muy grande puede ser inconveniente”.

 

 



Lo que se debe cambiar

El ministro de Hacienda, Alberto Carrasquilla, consideró que “en la regla Fiscal hay cosas que se pueden perfeccionar (...) de pronto hace falta echarle una modernizada”.

Según expuso el Ministro hay cuatro desafíos que se tienen que enfrentar en dicha medida. El primero de estos, es la inconsistencia que hay entre las metas de déficit y el comportamiento de la deuda, que sigue aumentando a pesar de que se cumple con la regla.

El segundo punto, que mencionó fue que “el déficit total es determinado por el comportamiento de variables no observables”, como los precios del petróleo en un largo plazo. La falencia aquí es la dificultad de predecir dicho comportamiento durante un tiempo largo, lo cual podría estimar unos precios, pero trabajar con unos totalmente diferentes, que estipularían que se ahorre cuando no se debe o viceversa.

El tercero, tiene que ver con que la actual regla que cuenta con incentivos para reducir el gasto, lo cual termina acumulando pasivos costosos. Un ejemplo de esto es el aplazamiento de pagos necesarios como las sentencias de fallos judiciales en contra de la Nación, que al no cancelar, termina acumulando intereses por mora y haciendo la deuda más grande, lo cual termina siendo un mal negocio. Por último, dijo que hay un desbalance dentro del Gobierno general que está compuesto por el central, más los territoriales.