COLOMBIA SE encuentra en una posición geográfica excepcional, siendo uno de los pocos países en la región que disfruta de costas tanto en el océano Atlántico como en el Pacífico. Una situación que ha propiciado la construcción y proyección de 12 zonas portuarias, las cuales se consolidan como referentes comerciales y logísticos de gran importancia para el desarrollo económico del país.
De acuerdo con Andrés Díaz, director de Power Systems NAC, de Schneider Electric, “es esencial que los puertos avancen hacia estructuras digitalizadas para maximizar su eficiencia y competitividad. Las tecnologías digitales y sistemas de gestión no solo optimizan sus procesos, sino que mejoran la trazabilidad de la carga y reducen tiempos de espera de las operaciones. Esta modernización impulsa el desarrollo económico y posiciona a Colombia como un actor relevante en el panorama logístico”.
En la era de la digitalización y la conectividad, los puertos están experimentando una profunda transformación. Hoy, algunas de las infraestructuras portuarias están reconfigurando sus operaciones con el objetivo de convertirse en modelos inteligentes, digitalizados y conectados.
“Para llevar a cabo este proceso de modernización, las autoridades portuarias cuentan con el apoyo y la asesoría de empresas como Schneider Electric. Esta colaboración les permite realizar una renovación integral de áreas operativas. Desde la actualización de equipos hasta la optimización de procesos y sistemas existentes”, sostiene Díaz.
En este proceso, la integración de dispositivos conectados, interruptores y relés de comunicación se ha convertido en jugadores más que fundamentales. Estos elementos permiten ejercer un monitoreo y análisis en tiempo real, lo cual brinda un panorama completo del estado de las operaciones y de sus activos.
Un aspecto fundamental de esta transformación es el mantenimiento basado en condiciones (CBM), el cual aprovecha información relacionada con el estado y la funcionalidad de los activos y procesos críticos para anticipar y planificar tareas. Este enfoque no solo extiende la vida útil de los activos, sino que también fomenta la toma de decisiones informadas.
“Los datos pueden emplearse para monitorear el consumo energético, identificar temperaturas anormales, fallas de aislamiento o perturbaciones eléctricas, contribuyendo así a una gestión más efectiva de los recursos. Al ampliar la vida útil de los activos, no solo se reducen los costos de mantenimiento”, aclara Díaz.