Bitácora de la reactivación  | El Nuevo Siglo
Jueves, 5 de Noviembre de 2020

Bogotá está apostando en grande

*  No dilapidar recursos ni esfuerzos

 

Objetivo, fuente de financiación y hoja de ruta a seguir. Así se puede aterrizar la bitácora de la reactivación de la capital del país que ya está señalada en una gran proporción a partir de tres grandes  esfuerzos normativos viabilizados por la Administración Distrital y el Concejo de la ciudad en las últimas semanas.

Días atrás señalamos en estas páginas que la estrategia de reactivación de Colombia después del duro coletazo sanitario, social y económico por la pandemia del Covid-19 pasaba obligatoriamente por apuntalar dicho proceso en la capital del país, dado que esta genera, junto a la región circundante, una cuarta parte del PIB nacional, es el principal nicho de negocios y de inversión extranjera directa, concentra el foco mayor de generación de empleo así como una parte importante de la dinámica nacional en materia empresarial, industrial, financiera, comercial y de distintos rubros de bienes, productos y servicios.

Es claro, entonces, que apostar por la reactivación de Bogotá y la ciudad-región termina siendo prioritario dentro de todo el plan nacional de contingencia pospandemia. El diagnóstico sobre el efecto lesivo de la crisis sanitaria ya se conoce: la urbe concentra el mayor número de contagios y decesos por el coronavirus; la parálisis productiva derivada de la cuarentena y otras restricciones a la movilidad ciudadana impactó de forma sustancial la rentabilidad empresarial, disparó el desempleo, castigó de forma grave los ingresos fiscales y tributarios a las arcas distritales e incrementó a nivel alarmante la porción de población en situación de vulnerabilidad.

Si bien es cierto que el esfuerzo conjunto entre el Gobierno nacional y la Alcaldía ha permitido movilizar una cifra billonaria en materia de alivios económicos y sociales en todos los órdenes, permitiendo amortiguar en alguna proporción el duro coletazo de la pandemia, construir una hoja de ruta que señale el sendero de la reactivación socioeconómica capitalina es una tarea aún más compleja. De hecho es obvio que solo con el concurso de los presupuestos de la Nación, el Distrito y el sector privado ese despegue será posible.

En el flanco local las apuestas son de largo aliento. De un lado, la Alcaldía y el Cabildo Distrital unieron esfuerzos para sacar avante la estrategia para la “reactivación económica y la formalización empresarial en el Distrito Capital’, más conocida como “Plan Marshall”. La norma aprobada permite una serie de beneficios  tributarios para la ciudadanía y las empresas afectadas por el efecto empobrecedor y recesivo de la pandemia: congelamiento del impuesto predial durante el 2021 para 2.6 millones de propietarios; alivios para las empresas a través de descuentos de hasta el 25% en el impuesto de ICA; exención tributaria a colegios, jardines infantiles, actividades culturales y otros rubros; apoyo a la formalización empresarial a través de descuento en la financiación del registro y renovación de la matrícula mercantil, progresividad en la tarifas impositivas así como programas de microcrédito y crédito, entre otros. Los recursos que se dejen de recibir por estos conceptos serán suplidos por el presupuesto distrital y un mayor aporte en impuestos de los sectores con más altos ingresos.

Sin embargo, dada la dimensión del daño causado por la pandemia la apuesta presupuestal debe ser mayor. Precisamente por eso Administración y Cabildo también dieron vía libre al cupo de endeudamiento más alto en la historia de la ciudad: $10,79 billones. Esos recursos extraordinarios están destinados a obras y proyectos de alto calado en los sectores de la salud, educación, desarrollo económico, movilidad, seguridad y hábitat. Se trata de un compendio amplio de inversiones que deben complementar otros s esfuerzos de inversión conjunta (Nación-Distrito-privados) en infraestructura, como la megaobra de la primera línea del Metro de Bogotá o los proyectos viales en la ciudad-región, entre otros. Incluso, en dicho cupo hay un aporte inicial para la cofinanciación de la segunda fase del Metro, el cable aéreo San Cristóbal y el mejoramiento de la red de ciclorrutas.

Y a todo ello debe sumarse una tercera apuesta: esta semana la Alcaldía radicó ante el Concejo el proyecto de presupuesto para la vigencia 2021, estimado en $23,9 billones, de los cuales 20,1 billones deben ir a inversión, $3,2 billones a gastos de funcionamiento y $577 mil millones a servicio de la deuda.

La ciudad, entonces, ya tiene una bitácora para su reactivación socioeconómica. Es un plan ambicioso destinado a que el PIB capitalino vuelva a crecer al más de 4% que registraba antes de la pandemia. También busca una reducción sustancial del desempleo, alivios integrales para la población más vulnerable así como la recuperación de los estándares de plusvalía comercial, de negocios, empresarial, de inversión y aporte tributario en la ciudad-región.

Como se dijo, es una estrategia muy ambiciosa que requiere, de entrada, el compromiso de la Administración en torno a que se apuesta por obras y proyectos de alto impacto. Este esfuerzo billonario que debe dirigirse a temas pequeños y de bajo efecto  socioeconómico. El Concejo y los entes de control deben estar vigilantes al respecto. La dimensión de la crisis es muy grande y la respuesta debe tener igual dimensión.