Bogotá planta cara al Covid-19 | El Nuevo Siglo
Lunes, 13 de Abril de 2020
  • El impactante relato de Laureano Gómez
  • Llave Distrito-Gobernación-Casa de Nariño

 

Quien no aprende de su historia está condenado a repetirla. Esa es una de las máximas de la sabiduría popular que se trae a colación en estos momentos en que el mundo atraviesa por la más grave crisis sanitaria de las últimas décadas, debido a la pandemia del Covid-19 que deja 1,5 millones de contagiados y 110 mil fallecimientos. En Colombia tenemos ya 2.800 casos de infección confirmados y 109 decesos.

No es la primera enfermedad viral que se extiende por todo el globo. En la historia de la humanidad se cuentan más de una decena de pandemias y cada una de ellas, en su época, puso a prueba la resiliencia de la población para superar el desafío sanitario. Tras cada una de esas emergencias quedaron muchas lecciones que le sirvieron a la ciencia, la sociedad y los Estados para prepararse mejor ante el siguiente reto en salud pública.

Precisamente este fin de semana EL NUEVO SIGLO y otros medios de comunicación publicaron una impactante carta que el histórico dirigente conservador y fundador de este Diario, Laureano Gómez, le dirigió en octubre de 1918 a su amigo José Arturo Andrade, residente en San Andrés, relatándole la crítica situación que se vivía en Bogotá y el centro del país por efecto de la pandemia de la llamada “gripa española”, que cobró a nivel global más de 50 millones de vidas.

“Aquí hay de nuevo una epidemia de gripa que tiene alarmada a la ciudad. Por lo pronto tiene paralizada la vida; las oficinas están todas cerradas, los colegios lo mismo, se han suspendido los exámenes hasta en las facultades; se han ordenado cerrar teatros y cines y por las calles no se encuentra un alma de noche. Al principio fue una cosa de risa. Todo el mundo estornudando. Pero luego empezó una forma que llaman cerebral y empezó a morir gente de repente en la calle, especialmente entre los obreros. El pánico ha ido creciendo. Los entierros pasan continuamente. El problema se ha agravado porque los sepultureros unos están enfermos, otros se han muerto en el oficio… Por lo que dicen los periódicos, la epidemia es universal, aunque en el resto del país no se conoce… Las autoridades han dejado mucho que desear… Lo que ocurre trae un apagamiento en las demás cosas, política inclusive. En materia de negocios la situación empeora… La gripa vino a determinar la carestía del mercado, lo que ha motivado conatos de bochinche".

Casi un siglo después de este impactante testimonio del patriarca conservador, no solo Bogotá sino todo el país están de nuevo amenazados por una pandemia. Paradójicamente, pese a los avances científicos, sanitarios, tecnológicos y en todos los órdenes, tanto entonces como ahora la principal estrategia para evitar la propagación de la enfermedad viral es el confinamiento de la mayoría de la población en sus casas y la consecuente reducción de muchas actividades productivas.

Sin embargo, a diferencia de finales de la segunda década del siglo pasado, es claro que ahora Bogotá y el país están mejor preparados para afrontar esta emergencia sanitaria. En el caso específico de la capital del país se evidencia una Administración Distrital más diligente y proactiva. En menos de cinco semanas, en coordinación con el Gobierno nacional y el de Cundinamarca, hay evidentes avances en el fortalecimiento del sistema hospitalario, sobre todo en lo relativo a ampliar el número de unidades de cuidado intensivo. También ha sido la región central la primera en acudir a la cuarentena de la población y otras medidas adicionales para reducir la cantidad de personas circulando en sitios públicos, salvo aquellas que laboran en materia de bienes, productos y servicios esenciales. También está Bogotá, combinando recursos propios y de la Nación, a la cabeza en asistencia y apoyo a las familias y sectores socioeconómicos más vulnerables. De igual manera, albergando más de una cuarta parte de la generación del Producto Interno Bruto nacional, la economía capitalina y de la región se mantiene funcionando a media marcha, gracias a lo cual la población no se ha desabastecido de alimentos y tiene los servicios más básicos para sobrellevar la cuarentena, aunque los impactos en materia de viabilidad empresarial, desempleo e ingresos de las familias cada día son más complicados.

Obviamente cambian muchas cosas de una centuria a otra. Pero frente a las emergencias de cada época, el elemento clave es la capacidad de sus gobiernos de turno para reaccionar ante la contingencia con rapidez y eficacia. Un siglo atrás la situación en Bogotá era caótica. Hoy, pese a la dimensión de la pandemia del Covid-19, se nota una mejor preparación distrital y una aún más determinante coordinación con las autoridades cundinamarquesas y del Gobierno nacional. Todo lo cual ya redunda en una mayor efectividad para contener la curva epidemiológica así como para mitigar el impacto social y económico de la emergencia. Así las cosas, es claro que en medio de las gravísimas vicisitudes y dificultades hay una ciudad mejor preparada.