Clima y deforestación | El Nuevo Siglo
Lunes, 17 de Noviembre de 2014

Una cruzada universal

Tecnología contra la tala 

 

El cambio climático es un problema que afecta a todo el planeta y como tal debe generar decisiones concretas, en especial de los países industrializados, los mayores aportantes del material tóxico que ha provocado la contaminación del entorno terráqueo. Estos grandes responsables del deterioro ambiental han sido reacios a respaldar protocolos como el de Kioto, que se quedan cortos frente a la emergencia que vive el mundo por causa de los gases de efecto invernadero en la atmósfera terrestre.

Una aproximación favorable a tema tan trascendental para la humanidad se dio en estos días en el foro de presidentes y representantes de APEC, en Beijing, en el que hubo cordial encuentro del presidente Barack Obama y su homólogo de China, Xi Jinping. El Presidente del gigante asiático estuvo de acuerdo en la lucha contra el cambio climático.  La amenaza que se cierne sobre el planeta es real y no se trata de que sea a largo plazo. Si no se toman medidas inmediatas para disminuir las emisiones las proyecciones hacia los años venideros cercanos son catastróficas. En el año 2100 podría aumentar la temperatura de la Tierra cuatro grados. Esto elevaría el nivel de los mares y las consecuencias graves, con desaparición de vastos territorios insulares, los glaciares derretidos. Humanos y miles de animales condenados a afrontar carencia de hábitat y de naturaleza, indispensable para la supervivencia.

A propósito, la cruzada contra el calentamiento global abarca muchos otros aspectos en la carrera de depredación que desde hace siglos emprendió el ser humano contra la naturaleza. La tala de bosques está acabando con las fuentes de agua, desertificación y mayor contaminación. La tarea de preservar las especies vegetales  que aún quedan hace parte del combate contra el cambio climático.  No se debe olvidar que diez mil años atrásla mitad de la superficie terrestre era bosque. Con la dañina acción depredadora del hombre cada semana se pierde a escala  mundial, un área forestal superior al equivalente a 325.000 campos de fútbol.

Así que cada año desaparecen más de 14 millones de hectáreas a causa de la tala. Se plantan 5 millones, esto quiere decir que se disminuyen más  de 9 millones de hectáreas. Solo el 6 por ciento de los bosques del mundo está protegido. Esta destrucción de bosques produce 2.000 millones de toneladas de CO2 al año, representando la deforestación el 25 por ciento del total de las emisiones de bióxido de carbono (CO2), uno de los gases que producen el efecto invernadero. 
Un volumen próximo al 78 por ciento de los bosques primarios (bosques originales del planeta que no han sido transformados o alterados por la actividad humana industrial y que albergan, al menos, la mitad de las especies de plantas y animales terrestres del mundo, muchas de las cuales todavía no han sido descubiertas por la ciencia) han sido ya destruidos y el 22 por ciento restante está amenazado.

El arrasamiento de bosques afecta el ciclo del agua, factor de equilibrio del clima y los cambios atmosféricos. La deforestación modifica los procesos de evaporación y el régimen de lluvias, con cambios climáticos inmediatos que repercuten sobre las posibilidades de sobrevivir de gran cantidad de especies. Si las plantas se talan, la erosión debida al agua y al viento deja pronto al descubierto la roca viva que, sólo tras el paso de muchísimos años, podrá volver a ser aprovechada por los vegetales. La eliminación de especies arbóreas no debe exceder ciertos límites, ya que de no ser así la intervención sobre el ecosistema tendrá consecuencias gravísimas para la cadena alimentaria y la vida misma.

Es prioritario detener la tala de bosques. Hoy la tecnología moderna se constituye en valioso auxiliar para evitar que acaben con los bosques que se mantienen en pie. Se puede monitorear la deforestación mundial en tiempo real. Hay una plataforma web que hace seguimiento a todos los bosques del orbe. Con esta herramienta se ubican todos los sitios donde avanza la tala quetanto afecta ecosistemas sensibles. Todos los países deben actuar con los elementos que brinda la ciencia para parar el suicidio ecológico y neutralizar uno de los factores que también contribuye al calentamiento global. Con la información que proporciona este sistema de monitoreo es posible que se adopten medidas de conservación más efectivas, enfocadas a los  lugares donde es más activa la deforestación. Nuestro país es uno de los afectados con la tala. Según reciente estudio del Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales (Ideam), se destruyeron en 2013 120.933 hectáreas de vegetación.