Gran revuelo ha causado en España el documental emitido en RTVE que develó el origen judío de Cristóbal Colón, una vez estudiados los restos depositados en la catedral de Sevilla, al tiempo que fue compaginado su ADN con el de su hijo Hernando, también exhumado. Los resultados dieron un casi del cien por ciento y en consecuencia la exacta composición genética familiar.
La investigación que duró 20 años y estuvo a cargo del médico forense José Antonio Lorente, adscrito a la Universidad de Granada y con la colaboración de otros centros mundiales especialistas en la materia, se inició en virtud de indagar si los remanentes óseos se correspondían, efectivamente, con uno de los personajes más fulgurantes de la historia universal.
De tal modo, se despejó la duda existente sobre si, después de la infinidad de ires y venires durante los últimos cinco siglos, el despojo en la cripta de Sevilla era el genuino de Colón o si, por el contrario, el que reposa en República Dominicana es el auténtico. Las autoridades dominicanas no autorizaron la exhumación, pero las investigaciones ibéricas en mención han permitido develar el misterio. En todo caso, se ha descubierto que la genética familiar tiene trazas judías inequívocas.
Pero no es esto lo que ha causado tan fuerte impacto. Una segunda parte de la investigación consistió en tratar de despejar el otro supuesto jeroglífico: el lugar de nacimiento de Colón.
En ese orden, los investigadores se dieron a la tarea de cotejar su genética familiar con las diferentes teorías (ocho) que a lo largo de los tiempos han intentado señalar que no nació en Génova, sino en Portugal, Navarra-País Vasco, Castilla, Galicia, Mallorca o poblados de estirpe catalana en lo que entonces era el reino de Aragón.
Para ello, exhumaron los otros restos pertinentes o derivaron el producto de las poblaciones actuales a objeto de que, a través del ADN, se pudieran confirmar o descartar las anteriores hipótesis y se hiciera el contraste con las presuntas bases históricas, patológicas, sociológicas o filológicas, aducidas. Al proceder con el ejercicio científico, la mayoría de las conjeturas se vinieron a pique. En efecto, se confirmaron varias leyendas, incluida la de que Colón era sobrino de los Reyes Católicos, como muchos aspiraban. Solo se salvó la de la procedencia catalana de una sencilla familia judía sefardí, en Valencia.
Aun así, el descarte con Génova no está todavía al nivel de axioma científico, pues el sistema de contraste utilizado en ese caso deja dudas. No obstante, que Colón sea judío, pero además catalán, ha puesto a la defensiva a no pocos intelectuales y periodistas españoles que se niegan a aceptar la evidencia. Desde luego, el anti catalanismo no puede llegar hasta allá.
Fuere lo que sea, Colón judío genovés o catalán, es hoy un dato inexorable que mientras la corona perseguía y expulsaba a todos los de su raza, por otra parte, uno de ellos, sometido a camuflar su origen so pena de muerte, le daba a España su mayor lustre histórico. Tal vez la más grande paradoja de todos los tiempos.