Conjeturas de la guerra | El Nuevo Siglo
Domingo, 22 de Junio de 2014

*El nuevo Califato

*Obama interviene en Irak

 

La  opinión pública internacional que a diario recibe las noticias sobre la confrontación armada y los muertos y heridos en Siria o en Irak, y ve impasible desde sus televisores los atroces castigos que sufre la población civil en diversas regiones del Medio Oriente, se pierde al conocer las siglas de los diversos grupos armados que actúan con suma violencia en esos países. Las fotos y videos que se muestran en los noticieros de televisión y los informes de las agencias o de ocasionales reporteros que transmiten los hechos, son desoladores, el horror campea por todas partes. Lo peor es que la sociedad civil se va acostumbrando a los ríos de sangre que corren por esos países, lo mismo que la comunidad internacional. Es común, también,  ver a las gentes de toda condición e incluso a niños mirar desde los escombros los bombardeos y cruzar las calles en las que aún están tibios los cuerpos de los combatientes o civiles que yacen heridos o algunos muertos. Y lo peor es que el gran público se va insensibilizando frente al espectáculo de horror que observa casi a diario.

Fuera de unos pocos comentaristas internacionales que estudian esos alcances de violencia, ferocidad y terrible saña con que se atacan unos y otros los bandos armados, la gran masa mundial no sabe qué es lo que pasa y no se explica la razón de tales matanzas. Se conoce que unos grupos rebeldes siguen las instrucciones de Al Qaeda. Ha trascendido que el yihadismo, que a la manera de Al Qaeda, tiene raíces y poderosos tentáculos internacionales, es un producto de la salvaje violencia intermitente que ha sacudido la región, que ha debido soportar las revoluciones internas, los bombardeos  devastadores de las potencias, los atroces excesos de los terroristas, de los grupos religiosos tribales, como de  las partidos armados que como aves de rapiña se disputan el botín que dejan abandonados los pobladores que huyen y  las armas que se venden en el mercado negro. Estar vivo en ese sombrío escenario de guerra es sencillamente un milagro. Resulta que la barbarie que sufre la población civil y los pavorosos ataques que han soportado por cuenta de las bandas armadas, que ya no gastan saliva en discursos, sino que quieren imponerse a tiros, es superado ahora por facciones más radicales que consideran moderados y anticuados a los de Al Qaeda. Los que más suenan hoy son los yihadistas, formación radical que va más lejos, puesto que  superan en arrojo y crueldad a las otras asociaciones de combatientes. Se consideran los hijos de la violencia; sus jefes se inspiran en las teorías de  geopolítica de Lawrence de Arabia, quien durante la I Guerra Mundial organiza las tribus árabes en lucha contra la dominación turca y entre sus proyectos, que no atendieron del todo los jefes europeos de las potencias, se proponía crear la Gran Siria. Esa nueva nación comprendería los territorios de la actual Irak y Siria, por lo que combaten en ambos países. Se trataría de crear un nuevo Califato cuyo poder se extendería con predomino de las zonas petroleras, lo que le daría gran poder y una amenaza a los intereses de Occidente. Ellos han permeado las fronteras y se mueven por la región dejando una estela de muerte por donde pasan, reclutando jóvenes, que en muchas ocasiones están felices de combatir a su lado. Una de las consignas es perseguir sin descanso hasta dispararles a la nuca  y despacharlos al otro mundo a los chiíes. En eso se diferencian un tanto de los de Al Qaeda, los cuales no pretenden exterminar a los chiíes, sino someterlos. Los de Al Qaeda son un movimiento que se expande internacionalmente, lo que debilita su arraigo regional. En tanto los yihadistas se afincan en el poder territorial local que amenazan conquistar por las armas.

Entre tanto, el presidente Barack Obama, desde Washington anuncia que enviará una fuerza de comando  militar especializada a Irak, de unos cientos de hombres para intentar detener el avance yihadista. El petróleo está al alza. En estos momentos los insurgentes amenazan entrar a saco a Bagdad, la capital, y sus comandos se mueven por distintas zonas de Irak para distraer al Ejército local de sus verdaderas intenciones. Entre esas posibilidades estaría retirase a último minuto del cerco de Bagdad y concentrar el ataque en otra ciudad.